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La otra «milla de los museos» de Nueva York está en el campo

La inauguración de Magazzino, primer centro de arte neoyorquino diseñado por un arquitecto español (Miguel Quismondo), consolida la ribera del Hudson como imán artístico

Exterior de Magazzino, nuevo museo en la ribera del Hudson, diseñado por el español Miguel Quismondo EFE

JAVIER ANSORENA

Dia:Beacon ABC

Pocas experiencias más liberadoras para un neoyorquino que perder la mirada en la constelaciones que adornan el techo verde del vestíbulo principal de la estación Grand Central una mañana de sábado, sin el ajetreo continuo de viajeros de los días laborales. Y montarse después en un tren hacia al norte que bordea el río Hudson , un espejo ancho en el que se vuelca la explosión de color de los bosques en primavera y otoño, camino del pueblo de Beacon, para dar un paseo hasta el museo Dia y encontrarse con una impresionante colección de arte contemporáneo estadounidense en una antigua fábrica de galletas . Andy Warhol, Walter de Maria, Louise Bourgeois, Bruce Naumann, Richard Serra, Sol Lewitt o Dan Flavin, entre muchos otros, están presentes.

Storm King Art Center ABC

Al otro lado del río, la arboleda abigarrada de esta zona se abre para el Storm King Art Center , un museo al aire libre de doscientas hectáreas en el que se desperdigan esculturas monumentales de Mark di Suvero, Zhang Huan, Isamu Noguchi o el propio Serra. Tampoco está lejos de Dia:Beacon el museo del Center for Curatorial Studies de Bard College , que incluye en su colección a nombres fundamentales contemporáneos como Sherrie Levine, Rirkrit Tiravanija, Cindy Sherman o Robert Mapplethorpe.

El último fichaje de esta «milla de museos» bucólica es Magazzino , un espacio de arte dedicado al arte povera en Cold Spring, a once kilómetros de Beacon y también a la orilla del río que remontó hace cinco siglos el explorador Henry Hudson. Magazzino es el hijo artístico de los coleccionistas Nancy Olnick y Giorgio Spanu , una pareja italoamericana que entró en contacto a principios de los 90 con el arte povera . «Nos enamoramos de ese arte. Pero sabíamos muy poco de él; conocíamos a Pistoletto y poco más», explica Spanu por teléfono desde su casa en Garrison. «Entonces empezamos a coleccionar, a estudiar el movimiento, a leer mucho sobre ello. Las obras que compramos eran cada vez más y más grandes, hasta que vimos que tener un espacio expositivo era más que una necesidad».

Magazzino

Así nació Magazzino (almacén, en italiano), el recipiente de una de las mejores colecciones de arte italiano contemporáneo en EE.UU., con obras, entre otros, del propio Pistoletto, Giovanni Anselmo, Pier Paolo Calzolari, Janis Kounellis o Mario Merz. La primera exposición está dedicada a Margharita Stein , la galerista que desde su espacio en Turín fue una de las grandes impulsoras del arte contemporáneo italiano. «Ella amaba vivir con las obras de arte y es algo que hemos intentado replicar», dice Olnick.

El tráfico de amantes del arte que ya tienen Dia:Beacon o Storm King beneficiará a Magazzino, cuyos fundadores han establecido las horas y días de apertura de su vecino de Beacon. «Hemos apoyado todas las instituciones culturales del valle del Hudson desde que nos mudamos aquí hace dos décadas, y ahora estamos encantados de colaborar con ellas», asegura Spanu.

Miguel Quismondo

Miguel Quismondo ABC

La ejecución de Magazzino ha corrido a cargo de Miguel Quismondo , primer arquitecto español que firma un espacio de arte en Nueva York. Su relación con los fundadores de Magazzino, Nancy Olnick y Giorgio Spanu, viene de lejos. Quismondo trabajaba en el estudio del arquitecto español Alberto Campo Baeza cuando este diseñó y construyó su residencia en Garrison, a pocos minutos de donde se ha inaugurado el nuevo espacio de arte.

Al igual que Dia:Beacon, el proyecto de Magazzino se asienta sobre un antiguo edificio industrial levantado en 1964 –muestra del reciente pasado industrial del valle del Hudson– que tuvo muchas vidas: fábrica de procesamiento cárnico, elaboración de equipamiento informático y almacén de productos lácteos. «Tiramos tabiques, techos y nos quedamos con los huesos, que estaban en buen estado. Nos gustó mucho y quisimos enfatizar el aspecto industrial del edificio », explica Quismondo, que añadió una extensión al edificio, con forma de L, para crear un patio central que se ha convertido «en el corazón del espacio». La colección de arte povera de Olnick y Spanu está muy relacionada con el diseño del edificio, que mantiene la idea «de los materiales necesarios, simples y fácilmente disponibles: el hormigón, el metal, el vidrio y poco más».

La intención es que la arquitectura también fuera «povera», «un fondo para esas obras que sea silencioso y discreto , que no destaque, para ayudar a disfrutar ese arte». Lo que sí es muy elaborado en el diseño es la luz, una de las grandes protagonistas del edificio, que Quismondo ha tratado que fuera «muy controlada, tamizada», para realzar la colección, basada sobre todo en obras tridimensionales. Para ello encontró inspiración en el diseño de Dia:Beacon, una institución con la que Quismondo espera que haya «simbiosis» y con la que Magazzino contribuya a fortalecer el vigor artístico del Hudson .

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