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El Museo Reina Sofía reordena la creación artística de la posguerra española

En la nueva reorganización de su colección, pone a dialogar la producción del exilio con la del oficialismo

'En la carretera desde Barcelona hasta la frontera con Francia (1939), de Robert Capa
Jaime G. Mora

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El episodio 'Pensamiento perdido: Autarquía y exilio', el tercero de la reordenación de su colección que está llevando a cabo el Museo Reina Sofía y que prevé culminar en noviembre con el objetivo de ofrecer una nueva lectura de sus fondos, acaba con la escena final de '¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú' (1964), esa bomba nuclear que Kubrick termina detonando porque el mundo nunca dejará de ser un lugar estúpido, donde nadie parece querer hacer el mínimo esfuerzo por aprender nada.

Esa nube en forma de seta habla del fin de una época, explicó ayer, durante el recorrido de la exposición, Manuel Borja-Villel , director del Museo; con esta imagen acaba un capítulo de la historia de España: el fin del aislamiento del franquismo y la Guerra Fría como nuevo foco de atención después de las duras posguerras de la primera mitad del siglo. «Parece que la historia la escriben solo quienes están ligados a un territorio. Pero, ¿cómo la escriben quienes no lo tienen, para quienes su país no es más que una ficción?», planteó Borja-Villel. «El que se debata qué papel ha tenido el exilio en España es fundamental: si eso genera ruido, sería una lástima».

El director del Reina Sofía cree que con 'Pensamiento perdido: Autarquía y exilio', el producto de la política de adquisiciones emprendida en los últimos años por el Museo y un trabajo de campo en países como Francia, México o EE.UU., se da por saldada una «deuda histórica». En esta reinterpretación artística del periodo comprendido entre 1939 y los años cincuenta, dijo, «se ve una parte importante» de esta producción, que aquí comprenden la exhibición de trescientas obras, muchas de ellas expuestas por primera vez, y abundante material de archivo y documentación bibliográfica. «Por fin quedan integradas en el relato», celebró.

'Monumento a los españoles muertos por Francia' (1946-47), de Picasso

La colección, que se desarrolla a lo largo de dieciséis salas en la planta cuarta del edificio Sabatini, reúne cuadros de artistas como Picasso ('Monumento a los españoles muertos por Francia' 1946-47), Dalí ('Idilio atómico y uránico melancólico', de 1945, producto de su conmoción por el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki), Tàpies o Miró . Hay también proyectos arquitectónicos, como los donados por la familia de José Antonio Coderch , fragmentos de películas, libros, revistas, grabados, ilustraciones, maniquíes y fotografías como las que tomó Robert Capa en campos de concentración de republicanos.

Las instantáneas del reportero húngaro, explicó la jefa de Colecciones del Museo, Rosario Peiró , son una manera de volver al presente. «Los campos son un lugar fundamental porque definen la inmigración global. La imagen del exilio republicano remite a un momento histórico y a una experiencia fundamental no solo para España y el siglo XX, sino también para el contemporáneo siglo XXI, marcado por una crisis migratoria global». Son dos caminos los que proponen para acercarse a este diálogo con el arte de la posguerra, con un bloque dedicado a la autarquía y otro al exilio.

'La costurera' (1943), de José Gutiérrez Solana

En el recorrido del arte oficialista destacan una serie fotográfica de generales de la España «triunfal» y obras de temática religiosa que contrastan con escenas de ese otro país regido por el silencio y el hambre. Entre ellas, 'La costurera' (1943), de José Gutiérrez Solana , y 'Cárcel' (1946), de Aurelio Suárez . El espacio urbanístico, desde la construcción de la Casa Sindical de Madrid (el actual Ministerio de Sanidad) hasta las primeras construcciones de corte moderno, ocupa otra sala. Las 'frivolidades' de Dalí, la serie 'La tauromaquia de la muerte' (donada por el hijo de Enrique Herreros ) o una recreación de parte del pabellón español en la Trienal de Milán de 1951 completan este primer camino.

Las fotos de Capa hacen de nexo entre el bloque de la autarquía y el del exilio, donde se hace patente la enorme influencia de Picasso, de quien se expone su 'Monumento a los españoles muertos por Francia' (1946-47), en autores como Miguel Prieto Anguita ('La vaca parturienta', 1940). «Ponemos el foco en el exilio, pero no solo desde el punto de vista patrimonial, sino también desde el pensamiento. Se abrieron vías importantísimas de pensamiento», señaló la jefa de Colecciones. Y en este sentido destacó figuras como la de Max Aub , «todavía pendiente de revisar», la producción gráfica de Josep Renau en revistas y carteles o las estampas de la revolución mexicana del Taller de Gráfica Popular, cuyo apoyo al exilio español fue fundamental. «Esta colección tiene que ver con la historia –señaló Borja-Villel–, con un pasado que no conocemos y que no reconocemos». Con este nuevo planteamiento aspiran a recuperar ese pensamiento perdido del exilio, «que va más allá del tiempo específico y de la nación».

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