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Un museo nipon expone con polémica 133 «shungas», dibujos pornográficos japoneses

En un país en el que el la representación del sexo es aún tabú, varias revistas han sido advertidas de no publicar las imágenes

ABC

Aunque en Japón la industria del cine de adultos es muy potente y el manga asociado a temáticas eróticas es casi omnipresente, lo cierto es que su éxito de hoy se compadece mal con un pasado de censuras y grandes tabúes ante la representación más o menos artística del sexo , particularmente el femenino. Sin embargo existe una tradición copiosa de grabados y dibujos, llamados shunga, de carácter pornográfico , por lo explícito de su erotismo, que hunden sus raíces en los siglos anteriores a la era Meiji.

Ahora, por primera vez en mucho tiempo se exponen 133 dibujos shunga en Japón , en un museo llamado Eisei Bunko Museum , que ha logrado superar el tabú ambiente solo después de que otros 10 museos rechazaran incluir esta exhibición en sus salas, según informa The Guardian . Sin embargo, el éxito de este arte, tan delicado como turbador por la variedad de sus escenas de sexo en la intimidad o en grupo , ha conocido inmensas colas de visitantes en una exposición del Museo Británic o hace pocos años.

Nacido como un subgénero del maravilloso estilo ukiyo-e desde el periodo Edo (siglos XVII-XIX) , el shunga ha sido perseguido en Japón durante siglos desde los salones a los templos tal vez por una mala interpretación del apetito visual que merecieron .

Pero el director del m useo Eisei Bunko, Morihiro Hokosawa , se declara honrado por poner a disposición del público los auténticos shunga de los que solo suelen disfrutar privadamente los coleccionistas en el país nipón.

Más de 90.000 personas han desfilado junto a los dibujos expuestos , y serán muchos más en el mes que aún permanecerá abierta en el Museo. En la muestra están algunas de las obras maestras del género, de Katsushika Hokusai o Kitagawa Utamaro.

Para valorar y disfrutar en su justa medida de estas obras, recomiendan leer atentamente las leyendas que acompañan las imágenes así como detenerse en la delicadeza del dibujo. «Así se darán cuenta que cada shunga contiene una historia, personajes y una atmósfera gentil, además de brillantes gotas de sátira y elementos de lo más divertido», explica Hokosawa.

La polémica acompaña todavía a estas imágenes, porque la policía nipona advirtió a varios magazines contra la publicación de estas imágenes al informar de la exposición, debido a que violarían las leyes que controlan la obscenidad, los referidos tabúes japoneses con la representación del sexo.

Fue en el siglo XVIII cuando los shunga fueron declarados obscenos y se prohibió por primera vez su publicación. Los libros que contenían colecciones de estos dibujos, de nombres muy sugerentes , desaparecieron de la circulación legal y se convirtieron en objegos de culto clandestino. Después de aquella prohibición de 1722 fue muy difícil que volvieran a aflorar. Aun así, la producción se mantuvo más o menos estable durante el siglo XIX.

Hoy con la exposición, la primera que aborda estas obras con gran publicidad en muchas décadas, los japoneses tienen la oportunidad de reconectar con un arte sumergido en su cultura durante siglos.

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