Muere el pintor Alfons Borrell, artista clave de la abstracción

Tras formarse en el arte figurativo y aprovechar el servicio militar para dejarse caer por el estudio de Anglada Camarasa en Pollença (Mallorca), Borrell abrazó el expresionismo abstracto y se convirtió en uno de los grandes nombres del arte contemporáneo catalán y en un destacado discípulo de Miró, Tàpies y Ràfols-Casamada.

Muy vinculado a Joan Brossa, con quien cultivó una amistad de largo recorrido, su trabajo como relojero le permitió mantenerse prácticamente al margen de toda tendencia y, más allá de su paso en 1969 por el efímero Grupo Gallot, funcionó a modo de verso libre desde su estudio en Sabadell (Barcelona).

Ese vuelo en solitario le llevó, ya en la década de los setenta, a un monocromatismo sobrio y de alto impacto visual del que hizo santo y seña hasta que falleció su esposa, a finales de los ochenta. Durante toda su carrera, expuso en Nueva York, Ámsterdam, el MACBA y el Pompidou, entre otros. En 2015 la Fundación Miró le dedicó una gran retrospectiva con 200 obras. Un año antes, en 2014, el gremio de galeristas de Cataluña le distinguió con su premio honorífico.