Muere la gran fotógrafa Martine Franck

Políglota, cultivó la fotografía con la misma gracia que era capaz de analizar el gran arte. Estudió en la Escuela del Louvre. Y tuvo muchas pasiones: la fotografía, el arte, el teatro -trabajó con Arianne Mouschine, durante los primeros años del parisino Théâtre du Soleil-, la acción solidaria, que desarrolló en varios continentes, con la fe y la alegría del gran arte de vivir en paz con su conciencia. Son célebres algunos de sus trabajos sobre religiosidad budista.

Trabajó en la agencia Vu , fundó la agencia Viva , y practicó una fotografía de corte clásico, muy implicada en las tragedias humanas de la segunda mitad del siglo XX, en Asia y otros continentes. Como Cartier-Bresson -con quien terminó contrayendo matrimonio- fue una fotógrafa que cultivó otras artes, como el teatro. Durante los primeros años de este siglo colaboró con Robert Wilson y avanzó su visión muy moderna de las Fábulas de La Fontaine.

Ingresó en la agencia Magnum el 1983. Y es autora de media docena de libros de fotografía de obligada referencia. Ella dirigía con mucho talento la Fundación Henri Cartier-Bresson , que había proyectado reformar profundamente, gracias a la subasta de una serie de copias de obras de su esposo y compañero de aventuras humanas.

Cartier-Bresson inmortalizó sus piernas en una foto legendaria. Ella cuidó los años del gran patriarca con el cariño de la mujer enamorada, hasta el fin, y el talento de una fotógrafa sensible al retrato íntimo.