María Dolores Jiménez-Blanco: «La tauromaquia forma parte de ese acervo cultural que hay que proteger y cuidar»
En su primera entrevista tras ocupar el cargo, la nueva directora general de Bellas Artes radiografía la dramática situación del sector y propone cómo ayudarlo
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Iniciar sesiónHa dejado la Universidad por el Ministerio de Cultura. ¿Una valiente o una loca? Aclara que lo de trabajar un par de horas al día en la Universidad es «un mito»: «La Universidad no es fácil y una dirección de departamento mucho menos. Tengo ... toda la ilusión del mundo. Estoy felicísima ». Y eso que se incorpora en plena pandemia, con una gravísima crisis económica, y en el Gabinete de José Manuel Rodríguez Uribes , un ministro siempre en el ojo del huracán. Una heroicidad o un suicidio, según se mire. «A mí me cae muy bien», advierte. «Creo que en momentos difíciles se pueden hacer muchas cosas». A María Dolores Jiménez-Blanco (Granada, 1959) se le acumulan las reuniones, los proyectos, las ideas... y los papeles en su mesa del despacho. En la puerta luce aún en el letrero «Director general de Bellas Artes» . «Hay que cambiarlo. Se daba por hecho que en la Dirección General de Bellas Artes hay un señor. En más de cien años soy la segunda mujer en el cargo ». «No soy talibana con el lenguaje –explica–, pero hay cosas que son reveladoras».
— La actualidad manda y hay que «entrar a matar». Uribes dio la puntilla al sector taurino, que se ha alzado en pie de guerra tras unas desafortunadas declaraciones. ¿Qué opina?
—Los toros son una manifestación cultural que está reconocida por una ley de 2013 y nuestra obligación como dirección general es proteger y velar por todas las manifestaciones culturales. La tauromaquia está incluida dentro de nuestras responsabilidades. Hay una tradición que se refleja en la pintura, en el lenguaje... Pero hay sensibilidades diversas y hay que saber convivir con una pluralidad de sensibilidades.
— El sector taurino se ha sentido muy abandonado por este Gobierno y por este Ministerio. ¿Tienen razón?
—No tanto, se les ha escuchado. El ministro ha tenido reuniones con el sector durante la pandemia. Hay en el Ministerio una persona, Antonio Amorós, absolutamente dedicada al tema, que conoce la historia de la tauromaquia, sus peculiaridades, todas las cuestiones técnicas... La tauromaquia es una manifestación cultural con una tradición larga en España y en el Mediterráneo. Desde el momento en que los toros son un bien de interés cultural, una manifestación cultural reconocida por una ley, forman parte de ese acervo cultural que tenemos que proteger y cuidar. Todos los sectores culturales se sienten deseosos de protección. Han sufrido muchísimo, la tauromaquia también.
— ¿Es usted taurina?
—Eh, bueno (se ríe) A ver... Yo, como granadina, he ido de pequeña muchas veces a corridas de toros. Desde que vine a Madrid lo he vivido de una forma más lejana. Pero le diría que esa es una pregunta demasiado personal.
— Tenía que preguntárselo. Seguimos con la actualidad y con otro sector en pie de guerra: asociaciones de mujeres en el arte contra la exposición «Invitadas» en el Prado. ¿La ha visto?
—Sí, incluso he colaborado en el catálogo. Para el Prado es muy importante dar ese paso. Se ha puesto sobre la mesa –y es un gesto ya de por sí muy valiente–una tradición cultural misógina. Vamos a hacer un estudio sobre las colecciones de los museos en España para elaborar un diagnóstico y ponernos a trabajar. No hay que quedarse en lo cuantitativo. Los números son tozudos, son los que son. Es complicado cambiar el pasado, hay que analizarlo.
— Conoce muy bien el Prado, es patrona desde 2013. ¿José Pedro Pérez-Llorca le ofreció la dirección del museo?
—Estoy convencidísima de que la mejor opción que había sobre la mesa era Miguel Falomir. De hecho, lo está demostrando. Todo el trabajo que se ha hecho durante la pandemia ha sido sobresaliente. «Reencuentro» es un esfuerzo enorme de repensar las colecciones del museo.
— ¿Es hora de que una mujer dirija el Prado o presida su Patronato?
—Bueno, obviamente, en algún momento llegará.
— ¿Cómo afectará esta crisis al Salón de Reinos?
—Estaba encarrilado, pero la situación no es fácil. Desde el Prado se está trabajando muchísimo para que siga adelante. El proyecto, que está aprobado, es fantástico. Por todas las partes hay el deseo y el compromiso de que siga adelante.
— Hablemos de la Colección Carmen Thyssen. Ahí sí que tiene delante un miura. Parece que la baronesa, más que coleccionar obras de arte, colecciona ministros de Cultura. Lleva años negociando con una docena de ellos.
—Hay una voluntad clara de acuerdo. En septiembre se acordó prorrogar hasta diciembre con la mejor voluntad de que se solucione con un acuerdo.
— Lo mismo dijeron sus antecesores...
—Eso indica que la solución siempre ha estado. La negociación la lleva el ministro. El acuerdo al que se llegue tiene que tener sensibilidad a la situación en la que estamos: pandemia, presupuestos...
— El aumento del precio de alquiler de la colección (2 millones con Sinde, más de tres millones con Méndez de Vigo, siete millones con Guirao) es inversamente proporcional a la salida de obras maestras de ella: Constable, Monet. Degas, Hopper... y, de momento, también el «Mata Mua» de Gauguin.
—Es complejo. Hay que ver los acuerdos que se firmaron en su momento, que es la clave. Me da mucha pena que salgan del Estado piezas importantes. Una de las misiones de la Dirección General es preservar las colecciones.
— ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar el Estado en su oferta?
—No he hablado de dinero con el ministro.
— ¿Cuál sería un acuerdo razonable?
—De momento, que la colección permaneciera en España con unas condiciones económicas que el Estado pueda asumir. No me atrevo a decirle cifras.
— Ya dijo el ministro que sin el «Mata Mua» no tendría sentido el acuerdo.
—Claro, es una pieza emblemática de la colección, parece bastante razonable.
— ¿Es optimista?
—Sí.
— Hay otras colecciones que Cultura dejó escapar, como la de Ella Fontanals-Cisneros.
—Hay situaciones muy urgentes. La Mesa Sectorial del Arte Contemporáneo fue el primer colectivo al que reuní, porque me parecía que necesitaba un poco de atención. Estoy muy contenta porque acaban de salir las ayudas para la promoción del arte contemporáneo español. Las esperábamos como agua de mayo. Ya está abierta la convocatoria.
— Uribes empezó con mal pie con el mundo del arte. Hubo cartas muy duras criticando su falta de respeto, sensibilidad e interés, su desconocimiento del sector...
—La situación ha cambiado bastante. El ministro es absolutamente sensible. Y una prueba es que me llamara a mí para este cargo. Mi perfil es mucho más cercano al mundo del arte moderno y contemporáneo. Sé que mi papel más importante aquí quizá sea el de apoyar el arte contemporáneo. Lo he intentado desde el primer día. Anuncié al sector que estábamos en trámite de estas ayudas y aquí están. Las han gestionado mis predecesores. Además, hay 500.000 euros para que el Reina Sofía compre en galerías de toda España obras de artistas emergentes y de media carrera, con un equilibrio de género...
— Los museos están atravesando una situación dramática. ¿Cómo prevé ayudarlos?
—En el Ministerio estamos intentando hacer un mapa riguroso de la situación. La de los museos y de toda la cultura, en general, es preocupante, alarmante. Se está trabajando para ayudarlos dentro de los limitados recursos que tenemos. Aparte de los Presupuestos Generales del Estado –hay que ver cómo conseguimos estar bien situados–, tenemos los famosos fondos europeos de recuperación, que pueden servir para mejorar la vida de los museos. Con estas ayudas para tres años conseguimos mejorar las condiciones de los edificios (climatización, iluminación, calefacción, digitalización, wifi...), modernizarlos y hacerlos más sostenibles. Tenemos que aprovechar estos fondos de cohesión, pero también he pedido ayudas nominativas, a ver qué se puede hacer. Conciencia toda, preocupación toda y voluntad toda.
— El Reina Sofía cumple 30 años. ¿Qué le parece su política de exposiciones?
—Es muy bueno que un museo tenga una línea propia. Están revisando las colecciones para ir adaptándolas a sensibilidades que van cambiando. Los museos son seres vivos y un museo de arte contemporáneo todavía más. El director tiene todo mi apoyo, creo que lo está haciendo muy bien.
— ¿El «Guernica está bien donde está?
—Sí. Ha viajado más de lo que debería.
— Y ya le pregunto por el Thyssen...
—Me parece que Guillermo Solana está haciendo un gran trabajo. Hace propuestas interesantes, es un gran director.
— ¿Para cuándo las leyes de Patrimonio y de Mecenazgo? Se anuncian una y otra vez, pero nunca llegan.
—En cuanto a la primera, hay un borrador consensuado en esta casa. Está muy avanzado. Creo que va a ser una muy buena ley, que pronto iniciará su trámite administrativo. Respeta bastante el espíritu de la del 85, pero contempla temas que entonces ni siquiera estaban en el mapa: el patrimonio audiovisual, el patrimonio natural... En cuanto a la segunda, para mí es muy importante. Yo he trabajado mucho sobre temas de coleccionismo. Pero, a diferencia de la de Patrimonio, depende de más Ministerios, Hacienda, especialmente. Por unas razones o por otras, ahí sigue. Habrá que ver si en algún momento se puede avanzar en ella. Ayudaría muchísimo al sector del arte contemporáneo.
— ¿Y el Estatuto del Artista?
—Es otro tema clave. Aún está en fase de tramitación. Ahora está la pelota en Industrias Culturales. Tiene que gestionarse con Trabajo y Hacienda. Lo considero fundamentalísimo. Los artistas estaban totalmente desprotegidos. Es una reivindicación largamente anhelada por el mundo de la creación, porque la necesita. La Ley de Patrimonio está muy adelantada. Se va a aprobar en esta Legislatura. Ese es el objetivo. Al igual que el Estatuto del Artista. Sé que está avanzado. Además, hace años que no se usa la figura de la dación en pago. Sería muy interesante que se recuperara. Es importante recaudar dinero, pero también acrecentar el Patrimonio Cultural y las colecciones. Esa es una vía que se utiliza en todo el mundo civilizado por alguna razón. Pero, una vez más, no depende solo de nosotros.
— En cuanto al patrimonio subacuático, ¿sigue en pie el proyecto con México para hallar los restos del Juncal?
—Sigue habiendo grupos de trabajo. Tenemos cinco proyectos de buenas prácticas con la Unesco. Hay un deseo de hacer un mapa de yacimientos. Son trabajos en los que se está trabajando muy en consonancia con las Comunidades Autónomas.
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