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Leonardo da Vinci, un visionario en el jardín de sus delicias

Una exposición en Florencia explora la fructífera relación del artista con la botánica

Interior de la exposición en el claustro de Santa Maria Novella Mattia Marasco / Mus.E
David Morán

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Leonardo da Vinci, como el París de Vila-Matas, tampoco se acaba nunca. Máxime este año que, coincidiendo con los fastos que conmemoran el 500 aniversario de su muerte, el genio poliédrico del autor de «La Gioconda» se ha estudiado del derecho y el revés, poniendo en relieve desde su vasto legado pictórico a sus estudios de anatomía, ingeniería, hidrodinámica o filosofía, por citar solo algunos de los campos que cultivó el más atareado de los hombres del Renacimiento.

Una radiografía completa e integral que suma ahora un nuevo aspecto, acaso uno de los más desconocidos, a la larguísima lista de eventos, conferencias y exposiciones que se vienen sucediendo desde principios de año. Esto es: la relación del artista con el mundo vegetal. «La motivación de Leonardo por entender la vida no empezó con la biología, sino con el agua primero y las rocas y las plantas después», explica el físico Fritjof Capra, uno de los comisarios de la exposición que, bajo el título de «La botanica di Leonardo», explora en Florencia el papel de Leonardo como precursor del «pensamiento sistémico» y pionero de los estudios de la naturaleza.

Uno de los poliedros de Leonardo, frente al Palazzo Vecchio MUS. E

«Usamos la botánica para ilustrar las características de la síntesis leonardiana de arte y naturaleza», resume Capra. Así, el claustro grande de Santa Maria Novella, justo bajo los aposentos en los que Leonardo empezó a trabajar en el boceto de «La batalla de Anghiari», será hasta mediados de diciembre una suerte de réplica de esa enredadera de conocimientos hiperconectados en la que vida, naturaleza, arte y ser humano conforman un único todo. «La imagen que la exposición es la de un pensador sistémico y ecologista; un artista con un profundo respeto por todos los seres vivos que entendió antes que nadie cómo el hombre se interna en la naturaleza», explica Capra.

De ahí que la muestra tenga como broche final un vistoso dodecaedro gigante, símbolo de la armonía natural, que a su vez dialoga con media decena de poliedros, todos ellos réplicas de los que Leonardo diseñó para «De Divina Proportione», de Luca Pacioli, repartidos por toda la ciudad. «Con Leonardo la vida es una red de conexiones; no se puede sobrevivir aislado. Él ya sospechaba que nuestra supervivencia estaría ligada a que el ecosistema mantuviese su integridad», destaca el neurobiólogo Stefano Mancuso, otro de los comisarios de una muestra organizada por la empresa Aboca en colaboración con la red de museos italianos MUS.E y el Ayuntamiento de Florencia. «No es una exposición de obras de arte, sino de ideas científicas y filosóficas. Es un viaje intelectual», añade Valentina Zucchi, coordinadora científica de la muestra.

Detalle de una de las páginas del «Códice Atlántico» que puede verse en la muestra Mattia Marasco / MUS.E

Nada más ingresar en la muestra, una suerte de jardín vertical ideado a imagen y semejanza de los frescos que Leonardo pintó en del Castello Sforzesco de Milán refuerza la idea de que, para el genio toscano, arte y ciencia siempre fueron de la mano. «Es el pionero de la morfología botánica», subraya Capra antes de remitir a las tres valiosísimas páginas del «Códice Atlántico» con otros tantos estudios vegetales que se exhiben entre instalaciones interactivas, experimentos relativos a la luz y la gravedad y cortes transversales de árboles que explican el papel capital de Leonardo en el estudio de la información que contienen los anillos de los troncos y en el desarrollo de la dendrología y la dendrocronología. «Las plantas representan la vida, la totalidad de la vida», insiste Mancuso.

A pocos metros, en las Galería de los Uffizi, todo queda un poco más claro tras ver cómo Leonardo despliega en «La Anunciación» los árboles del paisaje como si de un auténtico estudio de botánica se tratase. De vuelta a Santa Maria Novella, los estudios sobre la disposición de las hojas, los patrones de crecimiento de olmos y perales y el desarrollo de la alquimia comparten protagonismo con los pigmentos y colores que obtenía del mundo vegetal y su compromiso a la hora de mostrar siempre las plantas en su hábitat natural. «Se trata de saber de dónde venimos a partir de Leonardo. No se puede entender la evolución de la ciencia sin hacerlo también en una visión sistémica», apunta Valentino Mercati, fundador de Aboca y tercer comisario de una exposición que sus responsables esperan poder llevar de gira por Europa a partir del año que viene.

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