Juana de Aizpuru y su laboratorio de ideas
Si hay un nombre propio en esta historia, ése es el de Juana de Aizpuru. Abrió galería en Sevilla en 1970; gracias a ella nació ARCO y el germen, hace cinco años, de la bienal sevillana, de la que es directora. Ha nacido, dice, «por ... amor a la ciudad; tendrá su sitio y será diferente a otras». Es, en su opinión, una oportunidad única para situar a Sevilla en el circuito artístico internacional. Además de la exposición en La Cartuja, habrá actividades culturales paralelas. Las decidirá un comité internacional, que se reúne este fin de semana en Sevilla. Durante los casi tres meses que esté abierta la bienal, el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo será prácticamente desmantelado, porque la BIACS ocupará toda la superficie, incluidos jardines, lagos y chimeneas. Sólo una pequeña parte del centro se dedicará a una exposición programada por el CAAC.
Hay quien pone en duda que el público sevillano esté muy interesado por el arte contemporáneo. Juana de Aizpuru, en cambio, cree que «este público maravilloso va a responder seguro, porque se vuelca con todos los acontecimientos que se le sabe presentar». Ha involucrado a los alumnos de las Facultades de Bellas Artes y Ciencias de la Información para el voluntariado; a Exteriores para difundir la bienal en todo el mundo; aprovechará ARCO para dar a conocer la bienal al mundo del arte... Juana de Aizpuru es incansable. Cuando aún no se ha inaugurado la BIACS, ya tiene en mente otro proyecto: ha adquirido en Soria una estación de ferrocarril abandonada para crear un laboratorio de ideas, donde se darán cita filósofos, científicos, médicos, escritores, artistas...
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