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ABC Cultural

Joan Miró, a doble cara y a todo color

La Fundación Miró de Barcelona restaura el tapiz monumental del artista y muestra por primera vez al público su reverso

Un grupo de estudiantes observa el tapiz de Miró Inés Baucells
David Morán

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«El reverso también tiene vida», exclama Teresa Montaner, responsable del área de conservación de la Fundación Miró de Barcelona, como preparándonos para lo que está por venir. Y lo que está por venir no es, como cabría esperar, un inventario de ... insectos fosilizados, ácaros momificados y polvo en sus más variadas e imaginativas formas de descomposición, sino un asombroso océano de nudos del tamaño de un puño, gigantescos flecos como pelambrera de perro pastor húngaro y, en fin, casi una tonelada, kilo arriba kilo abajo, de algodón, yute, cáñamo y lana. Sobre todo lana. Metros y más metros de fibra natural en despampanantes azules, rojos, verdes, amarillos y negros, colores todos ellos marca de la casa que se van enredando y superponiendo en cuidadas tramas y furiosas urdimbres. «El arte no era para Miró una cuestión sólo estética: también era algo físico y moral», subraya Montaner.

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