Historia de un beso... en el Muro de Berlín

El artista ruso Dimitri Vrubel comenzó hoy a repintar el beso de tornillo de Leonidas Breznev y Erich Honecker, el icono más reconocible del tramo máslargo que aún queda en pie del Muro de Berlín , de 1,3 kilómetros de longitud y conocido como ... East Side Gallery .

Sobre un tramo de pared blanca de tres metros de alto y cinco metros de ancho, Vrubel repetirá la legendaria pintura, dentro de un programa millonario de renovación, que busca devolver su esplendor a los vestigios más coloridos del Muro, ante el vigésimo aniversario de su caída, el próximo noviembre.

Con un presupuesto de 2,2 millones de euros (3,05 millones de dólares), el colectivo de artistas encargado de la conservación de la East Side Galley ha invitado al centenar de artistas que decoraron ese fragmento de Muro, en los meses posteriores a su caída y desde el lado oriental, a repetir los 103 dibujos repartidos en sus 1.316 metros.

Las labores comenzaron en noviembre pero se suspendieron durante el invierno ante las fuertes lluvias y nevadas registradas en Berlín. Desde hace un par de meses, los artistas han regresado al muro y ya se ha terminado la renovación de 26 de las pinturas. "Siento un poco de miedo. Hace casi veinte años sentía una total libertad para dibujar sobre el muro, pero ahora debo reproducir con exactitud algo que se ha convertido en un icono", señaló el artista a la prensa antes de empezar a trabajar.

No es un elogio

Vrubel negó categóricamente que la imagen del "

Beso fraterno

El artista empezó hoy a bosquejar su célebre dibujo sobre la pared, a lápiz, y mañana iniciará ya el trabajo con el color, que espera que se prolongue durante unas tres semanas, dependiendo de las condiciones climáticas. Pese a que en un principio Vrubel se unió a las voces críticas que abogaban por la restauración de las deterioradas pinturas -irreconocibles por millares de pintadas de espontáneos- en lugar de su repetición, se mostró hoy "feliz" de participar en el proyecto.

Las emblemáticas imágenes plasmadas sobre los restos del Muro de Berlín (1961-1989) pervivían hasta ahora en las tiendas de "souvenirs" adyacentes, mientras que gran parte del original aún se exhibe en estado lamentable. El berlinés Thomer Klingenstein también recrea desde hace un mes su pintura sobre un metafórico sector japonés durante los años del Berlín divido, con el que quiso transmitir "que el mundo se hizo redondo por fin, con la caída del muro". "Es difícil copiarse a sí mismo, especialmente cuando se espera que pintes algo exactamente igual a lo que hiciste hace veinte años. Pero es importante que la memoria permanezca", explicó a Efe.

La maltrecha "East Side Gallery" es un espacio al aire libre, a orillas del río Spree , y una imán para millones de turistas, en busca de los restos del antiguo Muro. Cimentado provisionalmente la noche del 13 de agosto de 1961, en que la ciudad fue dividida con alambres de espino, la llamada "Franja de la Muerte" alcanzó los 165 kilómetros entre el tramo que partió la ciudad y el que acordonó todo el sector oeste, para aislarlo de la región circundante de Brandeburgo. Según las cifras de víctimas documentadas, unas 125 personas perdieron la vida al intentar cruzarla , desde ese día y hasta el 9 de noviembre de 1989, la noche en que el régimen de la RDA cedió a la presión popular y abrió el muro.

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