El «hijo» secreto y perdido de Gala y Dalí
Un libro recupera la historia inédita de Joan Figueras, el hijo de un amigo del pintor que se convirtió en ahijado postizo y y protegido de la pareja
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Iniciar sesiónLa primera noche que se quedó a dormir en la casa de Portlligat, Joan Figueras estaba tan nervioso que se acabó orinando en la cama. Cuando, por la mañana, su anfitrión le preguntó sobre lo que había pasado, «el nen» respondió que nada ... grave, nada del otro del mundo. «Es que he sudado mucho, señor Dalí» , dijo. Cuesta no imaginar a Dalí sonriendo, entre burlón y cariñoso, ante las palabras de aquel crío de cinco años que se convirtió en lo más parecido a un hijo para Gala y Dalí. Una suerte de ahijado que, pese a convivir con la pareja durante largos periodos entre 1948 y 1982, ha pasado desapercibido para los estudiosos y notarios de la vida y obra del genio ampurdanés.
«El propio Ian Gibson me reconoció que de esta historia no tenía conocimiento. Es un personaje que va apareciendo de vez en cuando, pero nadie se había puesto a unir todos los puntos. Siempre sale como un niño que estaba por ahí, un ahijado o el hijo de un pescador», explica ahora José Ángel Montañés (Murcia, 1962), quien se ha entretenido en unir los puntos y reordenar todas las piezas del puzle en «El niño secreto de lo Dalí» (Roca Editorial).
El libro, fruto de cinco años y medio de trabajo e investigación, no solo recupera de las sombras al «nen de can Dalí», sino que además modifica sustancialmente la imagen de un artista al que se tenía por enemigo acérrimo de los niños. «Su importancia es la pátina que les da a Dalí y Gala. Él decía que odiaba a los niños, que no podía ni verlos. Pero es que Joan no era un niño. Era «su» niño. El que ellos habían educado», explica Montañés. Ahí están, sir ir más lejos, las fotografías, la mayoría inéditas, en las que puede verse a Joan y Dalí jugando a espadachines en un olivar, posando junto a Gala en la terraza de Portlligat o, simplemente, contemplando la puesta de sol. «Las miradas de cariño de algunas fotos son imposibles de reproducir con palabras», apunta el periodista.
«Él decía que odiaba a los niños, que no podía ni verlos. Pero es que Joan no era un niño. Era 'su niño. El que ellos habían educado»
José Ángel Montañés
Autor de «El niño secreto de los Dalí»
A estas alturas, más de uno se estará preguntando lo mismo que el propio Montañés cuando se topó por primera vez con una fotografía de Dalí acompañado de Joan. Esto es: ¿quién era ese niño? Y, sobre todo, ¿qué papel jugó en la historia del pintor catalán? Así que mientras medio mundo buscaba evidencias de la posible descendencia de Dalí en la cripta del Museo de Figueres y en unos restos de ADN que acabaron por liquidar cualquier sospecha, Montañés reunía valiosos testimonios y hurgaba en archivos documentales y fotográficos para reconstruir la desconocida y asombrosa historia de Joan Figueras, ese crío simpático y travieso que empezó siendo el modelo para el niño Jesús de la «Madonna de Portlligat» y al que Dalí acabó proponiendo, infructuosamente, la dirección del Teatro-Museo de Figueras.
Walt Disney y Peter Pan
Entre medias, Joan entraba y salía a su antojo del estudio de Dalí, cenaba y comía con la pareja siempre que había invitados e incluso conoció a Walt Disney, quien le regaló un cuento de «Peter Pan» dedicado y una flamante equipación de béisbol. «Al final, permite ver a Dalí con otros ojos y descubrir que tenía capacidad de querer», subraya Montañés.
En el libro, el periodista relata que Joan era el hijo de Jaume Figueras, pintor de brocha gorda y amigo de juventud con el Dalì se reencontró en 1948, cuando regresó a Cadaqués tras pasar casi una década en Estados Unidos. «La imagen que nos ha quedado es la del Dalí más excéntrico de los 70 y los 80, pero para mí es importante recuperar al de los años 50 y 60. Cuando regresa de Estados Unidos, por ejemplo, se reencuentra con sus amigos, y en ese mundo tiene cabida Joan», explica.
Tanto es así que el niño se convierte rápidamente en protegido de la pareja: Dalí se lo lleva a Barcelona para ir al cine a ver «Veracruz» y visitar un barco de la Sexta Flota atracado en el puerto y Gala coloca once fotografías de Joan entre las 300 con las que forra su armario ropero. «Hay once de Joan y ninguna de su hija Cécile ni de sus nietos», matiza Montañés. Pasados los años, la pareja incluso se plantea adoptarlo y llevárselo a vivir a Estados Unidos, pero las reticencias familiares frustran la operación.
Eso sí: la relación fue fluida hasta que, tras la muerte de Gala en 1982, Dalí se recluyó el Púbol. «Siendo mayor, Joan iba día sí día no iba a casa de los Dalí y cada fin de semana iban a merendar con sus hijas», recuerda Montañés, quien ha reconstruido la historia a partir de testimonios como el de la viuda de Joan, Mercé Cabanes. «El nunca se consideró su hijo, pero en Cadaqués era el 'nen de Can Dalí'» , destaca Montañés.
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