Hamlet Lavastida, en ARCO: «El arte es otra forma de desobediencia civil en Cuba»

El artista disidente cubano, que participa en la feria de arte de Madrid, critica a través de sus obras el sistema represivo del regimen cubano

El artista Hamlet Lavastida, este martes en ARCO delante de su obra ISABEL PERMUY / Vídeo: DAVID CONDE

Hamlet Lavastida está de rodillas sobre el suelo, está trabajando el montaje de una de sus obras, en la que exhibe la represión, en forma de leyes, que el régimen cubano ejerce sobre sus ciudadanos. Es quizá la obra estrella de su participación en la ... nueva edición de la Feria de Arte Contemporáneo de Madrid (ARCO), que se desarrolla a partir de hoy y hasta el domingo. La galería alemana Crone es la que reúne algunos de los trabajos del artista disidente cubano, que, tras ser obligado a abandonar a la fuerza la isla el pasado mes de septiembre, se instaló en Berlín.

Hamlet Lavastida (La Habana, 1983), artista incómodo para el régimen cubano por sus denuncias a través de sus obras, había regresado a Cuba el 20 de junio de 2021, tras un año de residencia en la galería de arte Künstlerhaus Bethanien de Berlín. Después de pasar la cuarentena por Covid, fue detenido y conducido directamente a Villa Marista, el cuartel general de la Seguridad del Estado, donde permaneció tres meses acusado de incitación a delinquir. El delito: una conversación en un grupo cerrado del movimiento 27-N en Telegram proponiendo una intervención artística en billetes de curso legal cubanos. El mensaje: escribir en ellos las palabras 27-N y MSI (Movimiento San Isidro), dos grupos que protagonizaron y promovieron movilizaciones de artistas e intelectuales contra el Gobierno cubano por la falta de derechos y libertades en la isla.

Cinco meses después de su salida, desde el exilio, Lavastida sigue denunciando los abusos del régimen a través de obras como la que lleva por nombre ‘Nivel central código penal’ . «La cree hace cinco años en Cuba, pero ahora tiene mucha más vigencia», explica el artista a ABC durante el montaje, horas antes de que ARCO eche a andar. Se trata de un gran mural, compuesto por 48 piezas de papel, sobrepintadas en acrílico en color rojo sangre. que representa el código penal de 1987, que ha sufrido varias reformas y que afrontará una más en este 2022, « con medidas mucho más draconianas , mucho más restrictivas, incluyendo delitos que en ningún lugar del mundo, me refiero a países democráticos en los que se respetan los derechos ciudadanos, existen», explica a ABC. Y encadena a continuación algunos de estos delitos: «Incumplimiento del deber de denunciar, clandestinidad de impresos, ultraje a los símbolos de la patria, abuso de la libertad de culto, asociación para delinquir, crímenes contra la Seguridad del Estado...». Todos ellos delitos «que en países como España, con estándares democráticos más elevados, no existen», subraya Lavastida. «Se trata de delitos que utiliza el Estado (cubano) contra el individuo», enfatiza.

Represión simbólica

Según el artista, a pesar de haber sido realizada hace más de un lustro, la obra ha cobrado actualidad ante la apertura de un debate en Cuba sobre la reforma del código penal que podría ser aprobada en los próximos meses. «Este tipo de obras es como crear un archivo sobre la instrumentación de sistemas legales, de discursos, de todo el imaginario represivo en Cuba que no sólo se da por la fuerza. También se da a través de símbolos, de iconos y de textos. Existe lo que se llama la represión simbólica o estética, que se da en un discurso lingüístico, pero también legal», explica.

Lavastida, montando su obra ante la mirada del diretor de la galería Crone, Markus Peichl ISABEL PERMUY

Lavastida se refiere a cómo en los sistemas totalitarios como el cubano la represión no solo viene a través de la violencia física, «también existe una violencia legalista, una violencia simbólica, cultural... Eso es algo que trato de evidenciar a través de mis investigaciones: el uso del lenguaje como instrumento represor».

A diferencia de las otras obras expuestas en la galería Crone, realizadas durante la residencia de Lavastida en la galería de arte Künstlerhaus Bethanien de Berlín en 2021, ‘Nivel central código penal’, se gestó en Cuba. Afortunadamente, el artista pudo sacarla a tiempo, antes de que fuera requisada o destruida por el régimen, como ha sucedido con algunos de los trabajos de otros artistas, como Luis Manuel Otero Alcántara , actualmente en prisión –y en huelga de hambre–, que fue detenido cuando intentaba participar en las manifestaciones masivas del pasado 11 de julio.

«La había sacado de la isla hace tres años porque tenía pensado exhibirla. No pude hacerlo entonces, pero poco a poco he ido sacando mis obras de Cuba porque sabía –conociendo la historia que han vivido los artistas en la isla–, que iba a llegar un momento en que las cosas se iban a poner muy delicadas y agresivas en el mundo de la intelectualidad», confiesa.

Sin embargo, finales de 2020 y el año 2021, fueron un punto de inflexión respecto a otros momentos de la historia en los que los artistas se movilizaron contra el régimen. La razón, según Lavastida, residiría en «que hoy todo el mundo (la comunidad internacional) ve lo que está ocurriendo en Cuba. Cómo los artistas se están manifestando, se están empoderando contra el régimen. Pero esto –insiste– ha sido una constante desde que triunfó la revolución. Los intelectuales siempre estuvieron en la diana del poder político en Cuba. Siempre ha habido represión, pero se conocía solo en los circuitos intelectuales. Pero ahí están los casos de Reinaldo Arenas, Berto Padilla...», recuerda Lavastida.

«Ha habido unidad y una cierta empatía porque ya el régimen cubano se ha desgastado. No significa nada, ni siquiera socialismo. Significa dictadura, opresión»

Es una realidad, sin embargo, que las últimas movilizaciones han descolocado al Gobierno cubano, llevándole a aplicar un nivel de represión no visto en las últimas décadas, con detenciones masivas, incluidos menores de edad, condenas de más de 20 años de cárcel, y expulsión de la isla o prohibición de entrar a ella a las voces más críticas. Lo que ahora ha aterrado al régimen cubano ha sido la unidad del pueblo y de artistas e intelectuales, unidad que ha intentado dinamitar.

«Ha habido unidad y una cierta empatía porque ya el régimen cubano se ha desgastado. No significa nada, ni siquiera socialismo. Significa dictadura, opresión. Hoy en día se ha entendido ya la no significancia, que le llaman ellos, de socialismo o comunismo. Eso ya no existe. Los mensajes de Movimiento San Isidro y del 27-N han tenido una gran resonancia en la población», asegura Lavastida.

La estrategia del régimen de utilizar las leyes para maquillar de legalidad actos ilegales ya no funciona. «Ellos tratan de decirte que en Cuba hay un Estado de derecho y división de poderes, entre la Justicia y el partido, pero en Cuba todo está controlado por el Partido Comunista. La propia Constitución (reformada en 2019) está refrendada como la Constitución del Partido Comunista. No es la voluntad ciudadana, y ese es el gran problema que existe:cada ley, cada decreto, existe por la voluntad del partido y si te interpones mira lo que ocurre».

Hamlet Lavastida ISABEL PERMUY

Exilio para silenciarlo

Sobre su exilio forzoso, que también están sufriendo activistas y periodistas independientes, asevera que esta táctica no tiene otro fin que mandar el mensaje de que «te puedes quedar en Cuba si no dices nada del Gobierno. Eso es lo que me dijeron a mí: ‘Si continuas con tus actitudes hostiles hacia el Gobierno cubano te espera la cárcel nuevamente’. Ellos pueden hacer lo que les da la gana». Con ello se refiere a la prohibición hace unos días para que la historiadora de arte Anamely Ramos regresara al país. La también activista se quedó varada en Miami después de que American Airlines la impidiera abordar su vuelo tras recibir una comunicación del Gobierno cubano que rechazaba su entrada. «Es una violación absoluta de sus derechos», sentencia.

«Muchas personas intentan llamarlo de diferentes maneras: fascismo, comunismo... Hay gente que lo quiere llamar autocracia, y no estoy de acuerdo porque Cuba es un régimen totalitario»

De cara al futuro, Lavastida continuará viviendo en Berlín: «Voy a seguir trabajando. Creo que el arte es otra forma de desobediencia civil, que creo que es lo que necesitan entender los cubanos. Es legítimo desobedecer a un régimen arbitrario y despótico, que es el que tenemos allí. Muchas personas intentan llamarlo de diferentes maneras: fascismo, comunismo... Ya no saben ni cómo llamar a lo que hay en Cuba. Hay gente que lo quiere llamar autocracia, y no estoy de acuerdo porque Cuba es un régimen totalitario. Una dictadura política impuesta por el Partido Comunista, que va a seguir existiendo amén de quien esté en el poder. Pero la pregunta es cómo se resquebraja eso. Y eso se hace con el derecho a la democracia y el derecho a la república».

¿Cree que el régimen logrará acabar con el MSI y el 27-N, o ese malestar y esas movilizaciones han prendido en la población y continuarán? «El régimen ha logrado frenar el activismo físico en las calles, pero creo que han prendido. Estamos hablando de un régimen al que le interesa mucho el imaginario simbólico propagandístico, y le interesa mucho dejar esa huella. Que existan movimientos que dejen esa misma huella para ellos es un desastre».

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