Garry Winogrand, el placer de mirar la otra América a todo color

Barcelona reúne más de 170 fotografías de uno de los padres de la 'street photography' y muestra por primera vez en España sus diapositivas en color

Parque Nacional de las Arenas Blancas, Nuevo México, 1964 © The Estate of Garry Winogrand, courtesy Fraenkel Gallery, San Francisco

Garry Winogrand (Nueva York, 1928) empezó a cursar estudios de pintura en la Universidad de Columbia, pero lo dejó en cuanto se dio cuenta de que todo aquello, ese parsimonioso ir y venir entre lienzos y pintura, estaba a años luz de la ... energía que le atravesaba el cuerpo. ¿Un ejemplo? En 1964 aprovechó el dinero de una beca Guggenheim para recorrer Estados Unidos en coche retratar la otra cara del 'american way of life'. Ya saben: ferias estatales, pesca en el río Klamath, veteranos de Primera Guerra Mundial, celebraciones de Pascua… A su regreso, el siempre energético y voraz Winogrand había disparado más de 500 rollo fotográficos, la mitad de ellos en color. «Quería fotografiarlo todo y todo el rato», apunta Drew Sawyer, comisario de la exposición que el KBr de la Fundación Mapfre dedica al fotógrafo estadounidense en Barcelona y en la que puede verse, por primera vez en España, su trabajo a todo color.

Chet Baker, fotografiado por Winogrand en el Festival de Jazz de Newport de 1955 © The Estate of Garry Winogrand, courtesy Fraenkel Gallery, San Francisco

Winogrand, considerado uno de los padres de la 'street photography' y apodado 'El príncipe de la calle' por su afición a recorrer las aceras del Bronx y Manhattan con su Leica M4 a cuestas, hizo de la «infinitud del tema» su razón de ser. «Se sale de lo que era la norma», apunta Sawyer. Tanto es así que entre las 170 fotografías que articulan esta retrospectiva se entrecruzan viajes, escenas callejeras, idas y venidas por el zoo del Bronx y el acuario de Coney Island, manifestaciones estudiantiles, paisajes de la América interior, ruedas de prensa, noches de estreno en la Metropolitan Opera, campañas electorales… «Su trabajo revela una simpatía, casi un afecto, hacia las imperfecciones y las debilidades de la sociedad», dejó dicho John Szarkowski, conservador del MOMA y uno de sus grandes valedores.

Rituales y escenas cotidianas

Tan concienzudo recorrido por los rituales y aparentes nimiedades de la vida americana arranca en las páginas de 'Collier's' y 'Harper's Bazaar', revistas sin el pedigrí de 'Life' que, sin embargo, le sirvieron para convencerse que el fotoperiodismo no era lo suyo. «Se rebela contra la idea de que el fotógrafo debe ser motor de cambio social. Se mueve en el terreno de la ambigüedad», apunta el comisario.

Los Angeles, 1964 © The Estate of Garry Winogrand, courtesy Fraenkel Gallery San Francisco

Un buen ejemplo de esto último lo encontramos en una de sus fotografías callejeras; en ella puede verse a una pareja circulando en un descapotable por Park Avenue mientras un pequeño simio mira con actitud desafiante a la cámara. ¿El significado? Qué más da. «Él crea un marco y yuxtapone imágenes para que alguien las interprete, pero no hay una narrativa única. Estaba en contra del enfoque ilustrativo y rechazaba la idea de que el arte debía ser interpretado», explica Sawyer. Incluso en sus series más explícitas y combativas, como las que realizó en los zoológicos estableciendo paralelismos entre la segregación racial y de género de la época, lo importante no era el significado, sino el placer de la mirada.

Esa misma mirada es la que años más tarde le acompañaría en su viajes a lo largo y ancho de Estados Unidos en busca de las costuras de una creciente sociedad de consumo, y la que acabaría fijando sobre la sociedad del espectáculo. O, mejor dicho, sobre cómo los medios de comunicación filtran el mundo. De ahí surge su icónica imagen de John F. Kennedy, con Winogrand retratando al del presidente de espaldas mientras un televisor muestra su rostro al mismo tiempo, o sus estudiados desencuadres de ruedas de prensa de Nixon o Muhammad Ali, desplazados del centro de la imagen para mostrar cables, micrófonos y equipos de grabación.

Metropolitan Opera, Nueva York, 1952 © The Estate of Garry Winogrand, courtesy Fraenkel Gallery San Francisco

Explosión de color

Pese a que durante todo el recorrido reina el riguroso blanco y negro, uno de los grandes logros de la exposición es mostrar, por primera vez en España, una selección de sus diapositivas en color. Un total de 152 imágenes de las más de 45.0000 que se conservan en el archivo Winogrand del Center For Creative Photography de Tucson y que permiten descubrir cómo el fotógrafo neoyorquino concebía el color como un elemento más de la imagen.

A principios de los setenta, instalado en Texas, Winogrand dejó de editar sus fotografías confiando en que ya lo haría al regresar a Nueva York, pero cuando la muerte le sorprendió en 1984, dejó 4.100 carretes revelados sin pasar a hojas de contactos y 2.500 sin revelar. Algunas de estas imágenes 'póstumas' son las que despiden una exposición que puede verse hasta el 5 de septiembre como parte de la sección oficial del festival PhotoEspaña.

Las hermanas Brown en 1975, en la primera imagen de la serie Nicholas Nixon

Las hermanas Brown

La muestra de Winogrand se completa en Barcelona con el estreno en la ciudad 'The Brown Sisters', aplaudida serie con la que el fotógrafo Nicholas Nixon reflexiona sobre el paso del tiempo, las relaciones familiares y las posibilidades del retrato a través de 45 fotografías Bebe, Heather, Mimi y Laurie.

Cuatro hermanas a las que Nixon, marido de Bebe y cuñado de las demás, ha fotografiado cada año desde 1975 en poses y encuadres similares. Se trata, de hecho, de la primera exposición que reúne en un único espacio todas las fotografías de la serie, incluida la última toma, realizada en otoño de 2020 a través de Zoom.

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