La espiral del Guggenheim de Nueva York se rinde a su creador

Mucho ha llovido desde entonces. Y algunos chuzos cayeron de punta desde el primer día. Los puristas acusan, por ejemplo, al Guggenheim de haberse desviado del «verdadero» espíritu que Frank Lloyd Wright quiso imprimirle casi desde el principio, cuando parece que se dejaron sin respetar algunas instrucciones del creador. Particularmente sobre el color de las paredes (él quería que se pintaran de un blanco mucho más roto) y sobre la inclinación original del museo a ser visitado de arriba abajo, es decir, cogiendo un ascensor hasta arriba lo primero para ir descendiendo a pie por la espiral. En la práctica, muchas exposiciones se plantean en sentido ascendente, es decir, contrario.

De dentro hacia fuera

Pero Frank Lloyd Wright era el primero en combatir el estatismo y favorecer la eterna reinterpretación. Así lo refleja la muestra que se inaugura hoy y que estará abierta al público hasta el 23 de agosto. El título ya es toda una declaración de principios: «Frank Lloyd Wright: de dentro hacia fuera».

La Fundación Guggenheim y la que lleva el nombre del arquitecto han unido fuerzas. Así, se han podido reunir hasta 200 dibujos originales, varios de los cuales se muestran ante el público por primera vez. Recorriéndolos se percibe la intensa apuesta por una arquitectura transformativa, por un espacio consciente de serlo y del impacto que tiene.

Richard Armstrong, director del Guggenheim, recuerda que cuando el museo se inauguró hace cincuenta años suscitó tanta admiración como críticas, por no decir temor. Al presente se ha convertido ya en un clásico y en uno de los emblemas de la visión de Frank Lloyd Wright, pero Armstrong es el primero que subraya que lo atractivo de esta visión es su evolución constante.

Por su parte, Phil Allsopp, presidente de la Fundación Frank Lloyd Wright, insiste en el carácter integral más que retrospectivo de esta exposición. A su juicio, lo que cuenta es cómo el arquitecto se adelanta a su tiempo y divisa nuevas realidades mucho más interconectadas de práctica vital, medio ambiente, tecnología, etc.

La exposición se visita de la espiral hacia arriba (decíamos ayer...). Destacan los modelos tridimensionales que examinan la mecánica interna de varios proyectos famosos de Wright, animaciones que reproducen proyectos suyos ya demolidos o que nunca se llegaron a construir y una especie de telón original de fondo donde se reproduce el paisaje que Wright veía desde su casa y estudio en Wisconsin. Alrededor de esta visión se articula una instalación sonora que recoge voces de clientes y amigos y de aprendices y colegas del arquitecto que ofrecen un caleidoscopio vivo de recuerdos y experiencias.