arte
Ai Weiwei: «No puedo salir de China porque me investigan por pornografía. ¡Ridículo!»
Al cumplirse un año de confinamiento por evasión fiscal, el régimen de Pekín levanta algunas restricciones al famoso artista y disidente, pero le impide salir del país
pablo m. díez
Ai Weiwei, el famoso artista conceptual que se ha destacado como la voz más crítica con el autoritario régimen chino , acabó ayer la reclusión que sufría desde hace un año al ser imputado por presunta evasión de impuestos , que ... le impedía salir de Pekín . Pero, en China, eso no significa que ya sea libre. «La Policía me ha anunciado oficialmente que mi confinamiento ha concluido, pero no puedo salir al extranjero porque sigo siendo investigado por pornógrafo, lo que es incluso más ridículo que la acusación de fraude fiscal», explicó por teléfono a ABC .
El pasado mes de noviembre, la Policía china se sacó de la manga otra causa judicial contra Ai Weiwei a cuenta de una foto en la que aparecía posando desnudo junto a varias mujeres, también sin ropa. Dentro de la cacería a la que está siendo sometido por sus ácidas críticas al régimen de Pekín, cualquier excusa es buena para perseguirlo legalmente: desde el impago de impuestos por parte de su compañía, Beijing Fake Cultural Development , hasta las imputaciones por bigamia o pornografía.
En el primer procedimiento, el artista denunció a la Oficina de Impuestos de Pekín y, sorprendentemente, su demanda fue admitida a trámite, pero luego ni siquiera pudo declarar en la audiencia que tuvo lugar el miércoles en un tribunal de Pekín. Por no cumplir sus obligaciones fiscales, la Hacienda china le reclama a su empresa, que en realidad está registrada a nombre de su mujer, 15 millones de yuanes (1,7 millones de euros), pero Ai Weiwei insiste en que se trata de una mera represalia por su activismo político.
«El tribunal trabaja de manera muy desordenada y los jueces en China ni prestan atención ni escuchan», se quejó el artista, a quien un férreo dispositivo policial le impidió acudir a la vista oral. Además, los agentes dispersaron a los numerosos periodistas congregados y pusieron a buen recaudo a otros destacados disidentes como el Premio Sajarov Hu Jia , quien denunció que la Policía le había agredido, o Liu Xiaoyuan , el asesor legal de Ai Weiwei, que fue obligado a marcharse de Pekín.
Para ayudarle a pagar la sanción que le pide Hacienda, unas 20.000 personas recaudaron 8,7 millones de yuanes (1 millón de euros) en una colecta organizada a través de internet . Muchos donaron el dinero a una cuenta bancaria, pero otros se lo hicieron llegar a su domicilio en sobres dentro de cestas de fruta o incluso doblando los billetes con forma de aviones de papel que lanzaron en su jardín. A pesar de tan considerable apoyo popular, que se aprecia en los 150.000 seguidores que tiene en el censurado Twitter , ningún artista chino ha roto una lanza a su favor. «Siento el respaldo social en internet, pero para los intelectuales es peligroso defender la libertad de expresión en China»», se lamentó Ai Weiwei, a quien la prestigiosa revista británica « Art Review» nombró en octubre del año pasado el artista más influyente del mundo.
Su obra se cotiza a precio de oro en el mercado internacional, pero el autor no puede salir de su país. Además de exponer en la Tate Gallery de Londres, ha vuelto a colaborar en el diseño de un pabellón para los Juegos Olímpicos que se celebran en dicha ciudad con los arquitectos suizos , con quienes ya alumbró el «Nido de Pájaro» de Pekín 2008 .
Desde que el orondo y barbudo creador, de 54 años e hijo de un poeta represaliado durante la Revolución Cultural , empezó a señalarse por sus críticas políticas, las autoridades no han parado de acosarlo. Hasta tal punto que llegó a anunciar su intención de emigrar a Alemania para continuar con su obra.
En 2009 tuvo que ser operado de urgencia después de que la Policía le abriera la cabeza por denunciar el derrumbe masivo de escuelas en el terremoto de Sichuan por su construcción con materiales de mala calidad debido a la corrupción reinante. Su estudio de Shanghái fue demolido en diciembre de 2010 y en enero del año pasado se canceló su primera gran exposición en China. A principios de abril de 2011, fue arrestado en el aeropuerto de Pekín cuando se disponía a tomar un vuelo a Hong Kong y pasó casi tres meses detenido y sin apenas contacto con su familia.
Alarmado por las revueltas a través de internet que han sacudido a los países musulmanes, el régimen de Pekín ha endurecido la represión y castiga a figuras tan prominentes y combativas como Ai Weiwei para asustar a la disidencia.
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