El autorretrato desnudo que Lucian Freud pintó para Francis Bacon

ABC habla con Thierry Navarro, al frente de la investigación que ha permitido que varios expertos confirmen la autenticidad de la obra, cuya autoría fue negada por el propio artista después de que un coleccionista la comprara en una subasta en Ginebra en 1997

La obra 'Standing Male Nude', atribuida a Lucian Freud por varios expertos THIERRY NAVARRO

Lucian Freud (1922-2011) y Francis Bacon (1909-1992) se conocieron en Londres en 1945. Les separaban trece años de edad y les unía una fogosa pasión hacia el arte entendido como forma de vida. Un amigo común, el también pintor ... Graham Sutherland , propició el inicio de una relación tan convulsa como los caracteres de ambos, que se inició en el Colony Room del Soho de la capital británica, cristalizó en la Escuela de Londres a la que ambos dieron lustre y acabó en el drama de una ruptura irreparable dos décadas después. Ninguno explicó nunca los motivos del final de una de las amistades que más ríos de tinta ha hecho correr en la historia reciente del arte contemporáneo , aunque cada cierto tiempo van escribiéndose nuevos capítulos.

El último de ellos tiene su sede geográfica en Ginebra , ciudad suiza que a mediados del siglo pasado se convirtió en refugio de la comunidad artística inglesa más liberada y bohemia, sobre todo en el ámbito sexual. Mientras en Reino Unido la homosexualidad fue ilegal hasta 1967, en el país neutral por excelencia los gays dejaron de ser considerados delincuentes en 1942, por lo que comportamientos que al cruzar el canal de la Mancha debían esconderse, en las calles de Ginebra , por ejemplo, se vivían con toda la normalidad que permitía el hecho de, al menos, no sentirse perseguido.

Y es allí, en un piso cuya ubicación no ha trascendido, donde transcurre, en parte, la trama de este episodio de la relación entre los dos genios. Hace cosa de veinticinco años, el dueño de ese apartamento falleció, y todo lo que allí había salió a subasta . Entre las posesiones más preciadas que se pusieron a la venta entonces estaba un cuadro, de 43 centímetros de ancho y 65 de largo, atribuido a Lucian Freud , un desnudo de cuerpo entero , de espaldas, que arrebató a un coleccionista privado nada más verlo. El individuo en cuestión compró la obra, titulada ‘Standing Male Nude’, y se la llevó a su casa.

La llamada de Freud

Pasado un tiempo, trató de averiguar su valor en el mercado , pero aquella pesquisa debió llegar a oídos del propio artista, quien, según la versión del coleccionista , le llamó un día para interesarse por la obra… y reclamársela, algo a lo que él se negó. Tres días después, Freud volvió a ponerse en contacto con el coleccionista, pero esta vez para ofrecerle el doble de lo que él había pagado en la subasta. El coleccionista rechazó la oferta, lo que no sentó nada bien al pintor, que, bastante molesto, colgó el teléfono con una sonora frase como despedida: «En ese caso, nunca podrá venderlo». Y así fue. Freud negó la autoría de aquel óleo, que desde entonces está en la tierra de nadie a la que, en el mundo del arte, destierran a las obras no reconocidas .

Pese a la negativa que, tras la muerte del artista británico en 2011 , el propietario del cuadro siguió recibiendo de su ‘state, nunca ha dejado de luchar para sacarlo a la luz de la autenticidad . Un empeño que, tras años de infructuosa búsqueda y una costosa inversión de tiempo y dinero, ha tenido por fin recompensa. Gracias a la investigación liderada por Thierry Navarro , varios expertos han determinado que es muy probable que ‘Standing Male Nude’ fuera pintado por Freud y que, además, podría tratarse de un autorretrato . Es en ese punto en el que se une el destino de la obra con Francis Bacon , ya que el investigador privado contratado por el coleccionista ha localizado a un testigo en Ginebra que defiende que fue éste quien se la encargó a Freud .

«Esta persona tiene más de 60 años. Cuando el cuadro fue presentado en una exposición privada, lo vio y dijo que lo reconocía, porque lo había visto en un piso que solía usar Bacon en Ginebra», explica Thierry Navarro en conversación telefónica con ABC. Al parecer, este 'testigo' formaba parte de la comunidad gay de la ciudad suiza en aquella época y frecuentaba el mencionado apartamento. «Lucian Freud, Francis Bacon y otra gente solían pasar tiempo en Ginebra porque era una especie de atmósfera muy secreta, y de alguna manera podían vivir sus vidas sin que salieran a la luz. El testigo también nos explicó que Freud pintó el cuadro a petición de Bacon y que, después, no supo nada más de esa obra», sostiene el investigador.

Análisis del cuadro

A lo largo de todos estos años, el coleccionista ha acudido a expertos, a casas de subastas, y siempre obtenía la misma respuesta: si Lucian Freud no había reconocido la obra, no había nada que hacer, nada que vender. Hasta que, finalmente, logró contactar con Nicholas Eastaugh , un reconocido especialista británico que hizo un análisis técnico del cuadro, comparando pigmentos con obras del artista presentes en la Tate, y que llegó a la siguiente conclusión: «En la obra presentada hemos encontrado tanto un resultado comparativo positivo con Freud como una ausencia de indicadores negativos de su autoría».

Tras ese respaldo, el coleccionista contactó con el crítico e historiador de arte francés Hector Obalk , experto en Lucian Freud , al que ‘retrató’ en un documental en 2009. «Cuando el abogado del ‘state’ descubrió que estaba trabajando en este cuadro, el señor Obalk recibió un email, podríamos llamarlo un ‘blackmail’ ( chantaje ), en el que se le advertía de que reconsiderarían seriamente su colaboración con él por los derechos del DVD si seguía trabajando en eso. Para un experto, si empiezas a jugar ese juego, pierdes la credibilidad que tienes en el mercado, así que se negó y decidió mantener su opinión al respecto, siendo esta que el cuadro es de Freud . Y está dispuesto a asegurarlo en cualquier momento y en cualquier lugar».

El rechazo

Para tratar de explicar el porqué de la negativa de Freud a admitir la autoría de la obra , Navarro se apoya en la historia de su amistad con Bacon . «Su relación acabó de un modo muy poco agradable, por decirlo de alguna manera, porque Francis Bacon era una persona muy dominante y Lucian Freud estaba bajo su dominio, siempre estaba a la sombra de Bacon. Es probable que cuando rompieron su amistad el cuadro se quedara en ese piso, que Bacon no lo cogiera porque ya no le importaba».

Navarro cree que Bacon retó a Freud: «¿Serías capaz de pintarte a ti mismo de espaldas y en esa posición? Esto debió suponer un esfuerzo tremendo para Freud , que tuvo que pintarlo mirándose en un espejo. Así que puedo imaginar que cuando supo que ese cuadro había regresado al mercado y estaba en manos de un coleccionista en Ginebra , quisiera recuperarlo, porque conectaba con su pasado, con su vida con Francis Bacon y probablemente despertaba en él sentimientos y emociones difíciles de gestionar. Entiendo que no quisiera reconocerlo, que dijera: “No es mío”».

Durante su investigación, Navarro también descubrió, asombrado, que el cuadro estaba conectado con una de las fotografías de Eadweard Muybridge a atletas desnudos que forman parte del libro ‘The Human Figure in Motion’ , cuyas imágenes homoeróticas se sabe que inspiraron a Bacon. «Freud usó el ‘Athlete. Catching at a Ball’ de ese libro como modelo. Hay un vínculo directo». Además, el investigador ha comparado numerosas fotografías de Freud con el rostro que se entrevé en el cuadro, llegando a la conclusión de que es él.

Incierto futuro

El investigador sabe que nada de lo logrado, ni siquiera los testimonios de los expertos, «es suficiente para que se reconozca que el cuadro es de Freud . El mercado es muy difícil, sobre todo si la autoría ha sido negada por el artista». De hecho, la posición del ‘state’ no se ha movido ni un milímetro: «Freud lo negó, no comentamos nada más». Por eso a estas alturas, y aunque en el pasado quiso venderlo pero no pudo, se trata ya de «algo personal» para el dueño de la obra. «Me dijo que simplemente quería liberarse de veinticinco años de lucha. Eso, en primer lugar, pues ha pasado tanto tiempo, ha invertido tanto dinero… Y, en segundo lugar, este cuadro tiene que ser presentado al público, ha llegado el momento de que pase a otra dimensión y no permanezca sólo en una colección privada, que esté en un museo, que la gente pueda verlo, porque conecta a dos maestros del arte . Hay una historia muy fuerte detrás, sientes algo muy intenso cuando lo ves».

Pero el futuro del cuadro sigue siendo incierto. «No hay evidencias de que no sea de Freud. Nadie ha dicho que es una falsificación, nadie ha dicho que no lo haya pintado. Eso es un hecho. Él no lo quiso reconocer, pero eso no quiere decir que no sea de él. Seguramente, los abogados del 'state' seguirán en la misma posición, a no ser que empiecen a mirar las evidencias y a hacer caso a nuevos expertos… Quizá en algún punto se pueda llegar a eso y se pueda vender en una casa de subastas, pero hoy por hoy no es el caso», remata Navarro.

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