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Amfípolis, en Grecia, la tumba de Europa

Atenas no tiene fondos para su inmenso patrimonio.

Amfípolis, en Grecia, la tumba de Europa abc

begoña castiella

Hace apenas unos días Silvia Costa, la eurodiputada italiana que preside la Comisión de Cultura y Educación del Parlamento Europeo, visitó la excavación de Amfípolis , en Macedonia , un yacimiento gigantesco relacionado con Alejandro Magno. Lo ha hecho acompañada de ocho representantes de su comité y de la arqueóloga griega responsable, Katerina Peristéri . La mera posibilidad de la salida griega del euro y la quiebra del Estado hacen temer por este y muchos otros yacimientos en los que la arqueología cifra el origen de la cultura occidental.

La eurodiputada italiana insistió que era obligación de todos los parlamentarios europeos el apoyar el trabajo realizado en este sitio arqueológico para que continúen las excavaciones y la labor de restauración, pero sobre todo para que se reconozca como un monumento protegido de la Unesco . Y añadió que esperaba que haya una solución en el coflicto de Grecia y la UE para que se puedan utilizar fondos comunitarios para proteger el monumento.

La noticia fue acogida con alegría por Katerina Peristéri , la arqueóloga encargada por el Ministerio de Cultura de esta excavación desde hace varios años. Porque el actual gobierno ha dejado claro que en este momento no existe posibilidad de seguir financiando los trabajos de restauración con fondos del ministerio: el Ministro Alterno de Cultura, Níkos Xidákis, visitó recientemente Amfípolis y declaró que ya ha recibido la ayuda financiera programada, comentando que «no existen muchas excavaciones en Grecia recibiendo semejante ayuda. Esto no es necesario todo el tiempo». Añadió que la excavación se estaba tomando un respiro necesario y que la señora Peristéri había comenzado ahora el estudio de lo que se había descubierto, así como el del mantenimiento del sitio arqueológico.

La situación actual refleja el cambio de gobierno y la desesperada falta de liquidez del Estado griego. Situación muy diferente de la de la primavera y verano de 2014 , cuando se dieron a conocer los grandes hallazgos de este enterramiento (las esfinges, las cariátides, las tres salas ,el mosaico y las tumbas) y el gobierno presidido por el conservador Andónis Samarás le dio gran importancia . Samarás visitó personalmente la excavación con su esposa, y supo encontrar financiación extraordinaria (y algunas empresas privadas de la zona donaron más dinero y materiales).

Se nombró entonces una encargada exclusivamente para las relaciones con los medios a una conocida periodista, Ana Panayótarea, que es también profesora adjunta de periodismo y medios de comunicación de la Universidad de Tesalónica (también estuvo casada unos años con el arqueólogo Dimitris Patermalis, Director del Museo de la Acrópolis). Era algo nunca visto en Grecia: una excavación con su propia encargada relaciones públicas (se comenta que no cobró por este trabajo que abandonó antes de las elecciones generales). Todo ello mostraba el interés del gobierno en este enterramiento , no solo por la calidad de esta tumba del siglo IV a. C., sino por su situación geográfica.

Comenzaron entonces rumores nunca confirmados: que si podía ser la tumba final del propio Alejandro Magno, de su madre, de sus generales mas cercanos… Pero Amfípolis está situada en la región de Macedonia. Y es conocido el interés de Atenas por dejar bien claro que toda Macedonia era griega, parte del reino de Filipo II de Macedonia . Una manera de reforzar su posición en el conflicto con el nombre del vecino Estado conocido oficialmente como la Antigua República Yugoslava de Macedonia (y por sus siglas en inglés, FYROM), que los griegos no quieren reconocer formalmente como República de Macedonia. Aun se sigue negociando el nombre.

El patrimonio, en peligro

En estos últimos meses se ha visto algo muy claro: el patrimonio cultural griego está en peligro. Sin medios, sus arqueólogos y expertos trabajan con dificultad, sus museos no pueden estar abiertos suficientes horas, no hay fondos para asegurar la vigilancia de todos los sitios arqueológicos, muchos de los cuales permanecen cerrados. Y cabe pensar que la cultura es también Europa. La prioridad es pagar sueldos y pensiones, el funcionamiento de hospitales y demás servicios imprescindibles. Fuera de la UE, la quiebra tendrá un precio elevado para el patrimonio y consecuencias dramáticas para la cuna de la cultura occidental. Pero Atenas no puede ahora por sí misma cuidar de la memoria de Europa.

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