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Las provocaciones de Maurizio Cattelan, el «chico malo» del arte italiano, llegan a Málaga

El Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de la ciudad andaluza exhibe ocho polémicas piezas del artista, propiedad de la Colección Patrizia Sandretto Re Rebaudengo

Las provocaciones de Maurizio Cattelan, el «chico malo» del arte italiano, llegan a Málaga EFE

EFE

El artista italiano Maurizio Cattelan ejerce como un juglar de nuestro tiempo que, a través de su obra, quiere provocar al espectador y hacerle reflexionar sobre la inmigración, el terrorismo, la religión o la muerte, como muestra en su primera exposición individual en España.

«Es un juglar muy comprometido, que quiere provocar para que pensemos sobre lo que quiere decirnos», afirma la coleccionista Patrizia Sandretto Re Rebaudengo, propietaria de las ocho piezas seleccionadas para la exposición que se acaba de inaugurar en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Málaga .

Cattelan alude a la situación de su país en los años 90, cuando la mafia atentó contra museos como el Pabellón de Arte Contemporáneo de Milán, que el artista recuerda con un saco lleno de escombros de ese edificio y con un neón en el que figura su apellido escrito con tres «T» con forma de cruces, por las tres víctimas mortales de ese atentado y los tres crucificados en el monte Calvario.

Obras polémicas

También causó polémica en Italia otro neón que mezclaba la estrella de Belén con el anagrama de las Brigadas Rojas, en el periodo que se calificó como los «Años de plomo» por la gran actividad de este grupo terrorista, y el artista quiso referirse así al silencio de la Iglesia ante este fenómeno.

En el CAC Málaga se puede contemplar además la escultura de una mano a tamaño natural con todos sus dedos amputados a excepción del corazón, que está extendido. La misma obra, pero de catorce metros de altura, se instaló en la plaza donde se ubica la Bolsa de Milán, «con un mensaje muy fuerte hacia el mundo financiero», ha resaltado la coleccionista, que preside la Fundación Sandretto Re Rebaudengo .

Una de las piezas que más llama la atención es «Bidibidobidiboo», una ardilla disecada cuya cabeza reposa sobre una mesa con una pistola a sus pies, con la que representó la crisis existencial del paso de la adolescencia a la madurez. «Las mesas y sillas son como las de la cocina de Cattelan, porque es parte de su vida. El pequeño animal tiene una pistola, porque su vida era un fracaso y se ha suicidado. Cuando era joven, fue un periodo difícil para Cattelan, hizo de todo e incluso trabajó en el depósito de cadáveres de un hospital», explica.

La destrucción de Italia

La era Berlusconi tampoco escapa de la visión del artista, que la plasma en el centro de la sala con una alfombra en la que incluye un mapa de Italia y el logotipo de un conocido queso fabricado de forma industrial «para representar que hay que pisar la alfombra, porque Italia está destruida y todos pueden pisarla».

Para el final del recorrido por la exposición queda la obra «La revolución somos nosotros», un autorretrato de Cattelan en una escultura hiperrealista ataviado con un traje de fieltro característico del artista alemán Joseph Beuys y colgado de una percha, con la que pretende desmitificar todo lo que rodea al arte contemporáneo.

El director del CAC Málaga, Fernando Francés, ha recordado que Cattelan ha decidido no crear más obras de arte y actualmente reside en Nueva York, donde fue el cofundador de la revista «Toilet Paper Magazine». «Las formas pueden ser provocadoras o cómicas a veces, pero, detrás de cada obra en la que se puede hacer una lectura inmediata de un segundo, puede haber reflexiones y una segunda lectura», añade Francés.

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