photoespaña 2014
Alberto García-Alix: «La mejor escuela de fotografía es el Museo del Prado»
Presenta «Autorretrato», un repaso íntimo a lo más llamativo de su experimental obra
Alberto García-Alix: «La mejor escuela de fotografía es el Museo del Prado»
Alberto García-Alix (León, 1956) está de estreno y lleva un día de promoción digno de una estrella del rock. Autor de uno de los platos fuertes del PhotoEspaña 2014 , muchos le consideran como el fotógrafo de La Movida, donde no tuvo problema en ... inmortalizar escenas sórdidas y antiguos vicios. «El tiempo me ha tratado muy bien. Aquí estoy, bailando todavía».
–¿En qué momento tomó la determinación de hacer autorretrato?
–Lo tengo como ejercicio desde que comencé a hacer fotografía. Me ponía yo frente a la cámara para aprender. Me pongo aquí, pongo la cámara allí, pongo una velocidad muy baja, muevo la cabeza y veo qué resultado da. Es un ejercicio, una búsqueda.
–¿Qué diferencia hay, además del modelo, en un autorretrato suyo de 2007 con uno de hace 30 años?
–Ingenuidad. Estoy aprendiendo. En esos primeros autorretratos el ojo se educa y... no somos iguales con 20 años que con 30, 40 o 50, lo verás tú mismo. Vamos evolucionando y el fotógrafo también, mi mirada se ha vuelto mucho más metafórica, metafísica, abstracta. Es lógico, es el camino lógico.
–¿Y similitudes?
–El alma infantil que busca la revelación en lo que mira. La capacidad de sorprenderme con lo que estoy viendo a través de la cámara. La capacidad de que eso sea una revelación que me arrebate, que quiera recogerme. Si no fuera así, lo habría dejado.
–¿Cómo le ha tratado el tiempo en estos 30 años?
–Bien, bien. Aquí estoy bailando todavía... (ríe y se lo piensa). Hostia, me ha tratado muy bien. Y encima ha tratado bien a mi obra porque yo nunca pensé que iba a poder vivir de la fotografía porque llegué a ella de una forma muy accidentada... Y hasta el año 86 no me independicé en el sentido de poder vivir de la fotografía.
–Ha traído a esta muestra el autorretrato «Experiencia en Caracas». ¿En qué momento decide ponerse delante de la cámara cuando está sangrando tanto de la cabeza?
«Un selfie trabajado empieza a dejar de ser un selfie»–Es una historia muy tontorrona eh. Me invitó Nelson Garrido, que es un fotógrafo de Caracas, a dar un curso allí y no sabían qué nombre darle al curso. Al final puso «Experiencia con García-Alix». Y el primer día que llego, a conocer a los otros compañeros y los alumnos... Me pongo en el centro de la clase, voy a mover un flash. El flash pega en un tubo de neón que me da en toda la cabeza y me corta. Se me echa encima toda la gente a limpiarme a llevarme a la enfermería, pero dije: «No jodas, primero la foto. No me duele, así que primero la foto». Hay que saber aprovechar siempre como fotógrafo los accidentes de la vida.
–¿En qué se diferencia un selfie más o menos trabajado de una foto suya?
–Un selfie trabajado empieza a dejar de ser un selfie. Ya hay intención. El selfie como tal no tiene la intencionalidad de autorretratarse, tiene la intencionalidad de verse y de la manera más complaciente en general. El autorretrato siempre busca una intencionalidad. Es decir, voy a posicionarme en este punto para buscarme. El selfie es una cosa de amigos, de una noche, para gustarse.
–Usted hace autorretrato pero da la impresión de que no busca para nada salir favorecido.
–Lo que es la belleza, los cánones... A mí no. Yo no busco salir bien en las fotografías, eso sería mi muerte, mi ruina. Busco poder comprenderme en un espacio.
–¿Cómo fue esa llegada a la fotografía por accidente?
«No busco salir bien en las fotografías, sería mi muerte, mi ruina»–Mis padres me regalaron una cámara de fotos por que yo quería hacer fotos de motos, ¡de carreras de motos! Al poco tiempo me fui de casa de mis padre y me llevé las humildes pertenencias que tenía, entre ellas la cámara. Empecé con un amigo que sí hacía fotos y montó en casa un laboratorio. Y yo porque tuve una mala experiencia, una mala bajada de ácido, pensé que no estaba haciendo nada. Pensé que tenía que disciplinarme, que tenía que hacer algo por las tardes en vez de estar a verlas venir. Empecé a entrar en el laboratorio y me atrapó, había como una alquimia genial. Lo de volver a revivir el momento vivido me parecía una cosa increíble. Y automáticamente empleas todos los conocimientos que tienes de tu educación, de tu formación... La mejor escuela de fotografía es el Museo del Prado. Mira cómo ponen la luz, cómo posicionan las manos... Esto lo pueden aprender jóvenes estudiando, en la escuela, porque todo va formando un poso.
–¿Ha hecho alguna vez una foto con el teléfono móvil?
–Pues a lo mejor he hecho una o dos... pero no pasan de ahí.
–¿Le queda algún antojo por cumplir como fotógrafo?
–Hacer mejores fotos. Claro.
–¿Cómo mejores?
–Si no se pudiera mejorar, sería terrible. La capacidad de abstracción, la capacidad de metáfora, la capacidad poética... mil cosas. Siempre quiero más.
Llevó su talento a las páginas de ABC
La paciencia de García-Alix para atender entrevistas de medio mundo y en turnos de 15 minutos nace en parte de su conocimiento del oficio. No obstante, este leonés publicó algunos de sus autorretratos (casi siempre con motos de por medio) en las páginas de ABC durante los años ochenta. En el suplemento «Gente y aparte» retrató también a varios de los personajes de la época, como en esta página del 11 de junio de 1988 en la que inmortalizó al boxeador Poli Díaz .
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