La fotografía le toma las medidas al arte clásico
La muestra «Seducidos por el arte» explora en Caixaforum las relaciones entre pintura clásica y fotografía contemporánea a través de un centenar de obras
david morán
La célebre habitación destruida de Jeff Wall, icono fotográfico que ha servido, entre otras cosas, como cubierta de un disco de rarezas y caras B de Sonic Youth, es lo primero que uno se encuentra en cuanto pone un pie en la sala de exposiciones. ... La imagen, sin embargo, no estaría completa sin “La muerte de Sardanápalo”, óleo de Delacroix en el que se inspiró el artista canadiense. Más de 150 años de diferencia, dos lenguajes aparentemente diferentes y, sin embargo, la composición es prácticamente idéntica, por no decir calcada.
Es cierto que las figuras humanas perfiladas por Delacroix se transforman en la imagen de Wall en colchones hechos trizas, ropa amontonada y muebles desvencijados, pero esa es precisamente la idea que persigue “Seducidos por el arte” : explorar la relación entre la historia de la pintura, las primeras décadas de la fotografía y la obra fotógrafos contemporáneos. El arte de Turner, Gainsborough, Vernet e Ingres como espejo deformante en el que se reflejan las fotografías de Thomas Struth, Craigie Horsfield, Richard Learoyd y Gustave Le Gray, entre otros. La pintura, escapando de marcos y lienzos para colarse en obturadores y diafragmas.
La muestra, que podrá verse en Caixaforum Barcelona hasta 19 de mayo y después en Madrid, reúne 130 obras fotográficas y pictóricas, así como alguna escultura, en la primera exposición que organizan de manera conjunta Obra Social La Caixa y la National Gallery de Londres. De hecho, “Seducidos por el arte” supuso la irrupción de la fotografía en la pinacotea londinense con una muestra que, como explica la comisaria Hope Kingsley, huye de las relaciones estables y más o menos exploradas como las que conectan a los artistas impresionistas, surrealistas y prerrafaelitas con la fotografía para abordar las “profundas conexiones” entre el arte clásico y el imaginario fotográfico.
Desnudos y guerras
“Los temas siguen siendo los mismos”, apunta Kinglsey sobre los lazos que tienden dos universos que convergen aquí a través de retratos, bodegones, paisajes, escenas religiosas, desnudos e incluso estampas bélicas. De hecho, una de las coincidencias más llamativas se produce al contemplar, una al lado de la otra, “La batalla de Jemappes” de Vernet y la instantánea de un bombardeo estadounidense contra posiciones talibanas de Luc Delahaye. O, como ocurre en el apartado dedicado al cuerpo humano, los paralelismos más que evidentes entre las imágenes de Rineke Dijkstra y las Venus de Botticelli y Duval.
No esconde Kingsley que uno de los objetivos que persigue la muestra es que este diálogo entre pintores y fotógrafos, entre cámaras y pinceles, aporte una nueva perspectiva a los espectadores. Así fue al menos durante su paso por la National Gallery donde, explica, los visitantes avanzaban y retrocedían examinando las piezas minuciosamente buscando similitudes y puntos en común.
Casi todas estas piezas, procedentes de museos como el Louvre, el Prado, la Tate Gallery, el MNAC, el Victoria and Albert Museum de Londres o el Museo de Orsay de París, ya pudieron verse en la pinacoteca londinense, aunque para su estreno en Barcelona la muestra ha sumado la pieza "Tres de Mayo", de José Manuel Ballester, así como una serie de fotografías y vídeos creados expresamente para la ocasión de Maise Maud Bradhead y Jorm Puranen.
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