Andréi Kurkov: «En Ucrania no consideran mis libros patrióticos y en Rusia están prohibidos»
El escritor, que ha abandonado Kiev en junio, habla sobre su novela 'Abejas grises', publicada este mes por Alfaguara
Madrid
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Iniciar sesiónSi en el siglo XIX Gógol escribió 'Tardes en una granja cerca de Dikanka', una colección de historias narradas por un apicultor ucraniano, en pleno siglo XXI Andréi Kurkov, el escritor ucraniano más conocido en el mundo, cuenta en su novela 'Abejas grises' ( ... Alfaguara) la historia de Serguéi Sergueich, un inspector de seguridad retirado que se dedica a la cría de abejas. Vive en un pueblo de apenas dos calles en el Donbass, lugar de enfrentamientos entre las fuerzas ucranianas y los separatistas prorrusos. Apenas tiene un vecino, Pashka Jmelenko, y una única preocupación: proteger sus abejas durante el invierno.
Con la llegada de la primavera, Sergeich decide sus abejas de la zona gris para que puedan recolectar su polen en paz. Esa misión lo llevará a moverse por el territorio y conocer a combatientes y civiles de ambos lados de la línea de batalla. Las colmenas funcionan para Andréi Kurkov como una metáfora del hombre postsoviético, una idea que ha trabajado anteriormente . Lo hizo en 'Muerte con pingüino', un thriller satírico sobre un escritor de obituarios llamado Viktor que vive en la década de 1990 en Kiev y cuyo único compañero es su pingüino. Al igual que los componentes de una URSS desmembrada, el animal va dando tumbos a la deriva en un mundo libre.
La singularidad ucraniana
«Hay una gran diferencia de mentalidad entre rusos y ucranianos. Los ucranianos son individualistas y anarquistas, los rusos son colectivistas, soviéticos. La sociedad ucraniana se dividió entre esas dos mentalidades. El Donbass es la mayor región productiva. Ahí impera la mentalidad colectiva. Hay una nostalgia de lo soviético fomentada por Rusia», explica Kurkov acerca de la naturaleza de este personaje al que solo importa el bienestar de sus insectos.
«Las únicas criaturas vivas que pueden formar el comunismo son las abejas: no se quejan, producen… y eso es lo que pasa con la gente del Donbass que vive sometida por los oligarcas rusos. Es una transición que no ha terminado y de la que Sergueich forma parte, porque pertenece a un lugar que ya no existe, él mismo se siente como una abeja que pierde su familia. Por algo la apicultura es muy popular en el Donbass».
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Uno de los rasgos más claros de su personaje es ése: se siente perdido en una guerra que lo afecta todo, desde el suministro de electricidad y los alimentos hasta el carbón, pero a la que él apenas presta atención, porque sus abejas son más importantes. «Es la historia de personas que aprenden quiénes son en circunstancias extremas. Sergueich vivía tranquilo porque no tenía que responder quién era». Cuando 'Abejas grises' se publicó, en 2018, los intelectuales ucranianos miraron con recelo a su protagonista. Sergueiv fue percibido como un personaje negativo. «En Ucrania mis libros no se consideran patrióticos, pero en Rusia están prohibidos».
Guerra y novela
Nació en San Petersburgo, en 1961. Habla y escribe en ruso, pero ha pasado media vida en Ucrania. La sociedad patriótica de ese país, dice Kurkov, está radicalizada. Y no todo el mundo está contento con eso. «He vivido la mitad de mi vida en la URSS y la otra mitad en Ucrania. Me formé como un soviético vacío porque era un disidente. Pensé que Ucrania se convertiría en democracia, porque no entendía la sociedad ucraniana, que no acaba de elegir un presidente cuando ya están pensando cómo deponerlo. El gran error de Putin es pensar que Ucrania es un colectivo compacto. La mayor razón de su anarquía es porque no soportan estar bajo el dominio de alguien más. Los ucranianos fueron castigados y deportado Siberia porque no querían formar parte de las granjas rusas. Y los castigaron con hambre por eso».
La escritura de Andréi Kurkov se mueve entre lo inesperado, la belleza y el humor, un tono que le permite contar una tragedia si renunciar a la paradoja y la sátira. Él, dice, habría querido no escribir novelas políticas. «Y mira que lo intente», dice, riendo, este hombre que abandonó Kiev, la ciudad en la que vivía de manera regular y que abandonó en junio, tras cinco meses de la encarnizada invasión rusa a Ucrania. Cuenta su experiencia en 'Diario de la guerra', que la editorial Debate publicará el próximo 3 de noviembre.
A la pregunta sobre si el presidente Volodímir Zelenski podría haber salido de uno de sus libros, por lo inusitado de su liderazgo, Kurkov niega con la cabeza. «Podría, pero él es otra cosa. Salió del registro de la comedia a la realidad. Habrá que ver qué hace: no puede volver a la comedia, quizá tenga que avanzar en el drama». Aunque reconoce que es un gran orador y líder, está convencido de que «los ucranianos pelearían con igual intensidad contra Rusia, incluso sin Zelenski».
Rusia retrocede
Desde 2014, los libros de Andréi Kurkov están prohibidos en Rusia. Y aunque permaneció en Kiev los primeros días de la guerra, se marchó durante el mes de junio. No descarta su regreso, pero tampoco da detalles sobre dónde está. «Por supuesto que hay peligro en una situación como esta en Ucrania, porque tanto los anti-Putin como pro-Putin suponen un riesgo. Y además, todos pueden ser objetivo de los rusos».
A la pregunta sobre si un escritor está obligado a posicionarse púbicamente si ya lo ha hecho en sus libros, Kurkov reconoce abiertamente que ningún creador está obligado. Y subraya de nuevo sus intentos por evitar ese registro: «me esforcé por escribir novela sin política, pero fracasé. Cuando publiqué mi primer libro, que planteaba el hipotético envenenamiento de Putin. Fui invitado a tomar coñac con dos generales del servicio secreto».
En un momento en el que el retroceso de las tropas rusas y los reclamos internos a Vladímir Putin para que redoble la respuesta militar, Kurkov insiste «en la singularidad cultural de Ucrania». Los ucranianos, asegura, luchan «porque defienden su libertad, los rusos, en cambio, lo hacen por ganar dinero, mantener sus privilegios o no meterse en problemas». Aunque no se atreve a dar el ejército ruso por acorralado, acota: «en el ejército ruso no siempre están los mejores, sino los que llegan alto para medrar y enriquecerse, la corrupción los carcome».
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