Álvaro Pombo, premio Cervantes 2024
El galardón, el más importante de las letras en español, está dotado con 125.000 euros
El universo de Álvaro Pombo en cinco novelas
Álvaro Pombo: «Esto es Occidente, un mundo de individualismo y confrontación»
Álvaro Pombo (Santander, 1939) dice que todos llevamos una jungla dentro, y algo de eso queda en su biografía y sus bifurcaciones: nació en el seno de una familia aristocrática cántabra, fue mal estudiante, articulista precoz, se licenció en filosofía por la Complutense de Madrid, debutó en la poesía en Londres y se reveló como una voz rara, extraña, única, nostálgica antes de tiempo («No tuvimos cuidado con la muerte / olvidamos la dicha entre los árboles»), ganó el primer premio Herralde con 'El héroe de las mansardas de Mansard', una exploración lisérgica de la posguerra española protagonizada por un niño que podría ser un gnomo, intensa y humorística, se pasó dos años recorriendo España y dando discurso dentro de UPyD («hablando no se entiende la gente, hablando se enfada la gente»), ingresó en la RAE en 2004, le interesa el mundo zen, la historia medieval, la filosofía fenomenológica, Rainer Maria Rilke y define su estilo como psicología-ficción. Podríamos seguir explorando su figura a través del caos, pero sería inevitable acabar el recorrido o la aventura con una ironía del destino que lo emparenta con una estirpe de autores bien nutrida que sufrieron (es un decir) lo mismo: aunque ha triunfado por su prosa, siempre se ha considerado poeta; tal vez por eso Ernest Urtasun lo definió así cuando anunció que él era el nuevo premio Cervantes, que por segundo año consecutivo distingue a un autor español (el año pasado fue Luis Mateo Díez, también académico).
Pombo es uno de los escritores más reconocidos de España. Autor de una veintena larga de novelas, muchas de ellas con ecos de su propia biografía aquí y allá, tiene en su haber prácticamente todos los grandes galardones literarios.
En 1990 recibió el Nacional de la Crítica por la proustiana (eso dijo la crítica) 'El metro de platino iridiado', novela en la que explora las complejidades de un matrimonio (María y Martín) que se ve obligado a convivir con otros seres más o menos queridos: el hermano de la mujer, un joven que ha huido a Londres a encontrarse a sí mismo divirtiéndose; también su mejor amiga, recién separada… En un momento de antihéroes, él apostó por la figura del bien encarnada en una mujer, María, corriente y excepcional al mismo tiempo, mostrando así por el universo femenino, tan presente en su obra. En 'Donde las mujeres', de 1996, con la que ganó el Nacional de Narrativa, quiso darle la vuelta a los tópicos de las mujeres en una historia de derrumbe familiar en el que la narradora, la hija mayor de la familia, acaba desquiciada y afirmando que «los padres, los maridos, los hombres, dan lo mismo. Son intercambiables».
Tres años después publicó 'La cuadratura del círculo', por la que recibió el premio Fastenrath. Ambientada en el siglo XII, despliega la trama a través de siete capítulos, de siete círculos en los que asistimos a las zozobras del joven Acardo, un joven torturado por la ausencia del padre, siempre en la guerra, y por la presencia de una madre que recuerda a Lady Macbeth… Ya vemos que su interés por las familias disfuncionales hace bueno aquello de Tolstoi, seguramente mentira pero tan bien dicho: «Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada».
En su por ahora última novela, 'Santander, 1936', premio Francisco Umbral, Pombo decidió sumergirse en su propio apellido y narrar la historia de su tío, Álvaro Pombo Caller, que aquel fatídico año acababa de cumplir los diecinueve y era falangista de primera línea. La Guerra Civil es solo el telón de un fondo gris que define con una cita de Azaña: «Los españoles bajo la desidia, la pereza, el desdén, en ellos dormita la iracundia despótica». «¿Hemos cambiado?», le preguntó Javier Villuendas en estas páginas. Y él: «A veces pienso que no tanto. Hay una iracundia que no se canaliza. Hay una especie de falta de engranaje entre la acción política y las necesidades de la gente. En este momento estamos comprando las naranjas y los plátanos y el filete a unos precios imposibles. Y la gente no sabe qué hacer. Es una situación dura. No estoy culpando a Sánchez ni a nadie, pero sí es una situación inestable en ese momento. Afortunadamente, tenemos un jefe de Estado, el Rey, Don Felipe y Doña Leticia, que son lo opuesto de lo que fue el Rey Alfonso XIII. Me parece que su labor es neutra y, sin embargo, muy eficaz. Porque si es realmente una figura simbólica, y la Monarquía lo es, tiene que servir de contrapeso, tiene que conocer a la gente que tiene alrededor, políticos, tiene que aconsejar y tiene que tranquilizar», dijo entonces (febrero de 2023, aunque parezca ayer).
En 2012, Pombo ganó el Nadal con 'El temblor del héroe', una novela sobre el engaño, la manipulación y la falta de sensibilidad ante el dolor ajeno y que, de alguna manera, conectaba con 'Nada', de Carmen Laforet, la primera ganadora del Nadal. Al recibirlo, sentenció en una entrevista con Miguel Lorenci: «La falta de empatía mata. Su ausencia es evidente y la suplimos, por ejemplo, por antipatía hacia unos emigrantes que vemos como seres sucios y descuidados que manchan nuestras ciudades». También comentó que entonces daba por terminada su mayor especialidad, ganar premios, pues ya no le quedaba ninguno por ganar. Se equivocaba.
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