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ABC Cultural

Álvaro Pombo, un Cervantes frágil y divertido: «Ya nadie se bate en duelo por su honor ni por el honor de España ni por el del Tato»

Los Reyes entregaron al escritor el gran premio de las letras españolas en la tradicional y solemne ceremonia en el Paraninfo de Alcalá de Henares.

El galardonado estuvo, pero no pudo leer su discurso, que dedicó a la fragilidad

Ernest Urtasun: «Las novelas de Álvaro Pombo consuelan la existencia»

El rey Felipe VI saluda al escritor Álvaro Pombo, antes de hacerle entrega del premio Cervantes EFE
Bruno Pardo Porto

Bruno Pardo Porto

Alcalá de Henares

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Álvaro Pombo (Santander, 1939) apareció en Alcalá de Henares para recoger el Cervantes y hablar de la fragilidad del escritor: lo confirmó con sus palabras y su cuerpo, legendariamente maltrecho. Había dudas de si iba a estar en su propia fiesta, pero las ... despejó a primera hora de la mañana: «Está como un reloj suizo», nos decía su acompañante. Y así llegó, puntualísimo, arropado entre los suyos, y citó a Sancho Panza muy al principio: «La mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin más ni más, sin que nadie le mate ni otras manos le acaben que las de la melancolía». ¿No es una gran presentación? Era difícil no pensar en sus viejos personajes, decadentes y encantadores, aislados en su leyenda o su nostalgia: Horacio, el octogenario aún guapo de 'Retrato del vizconde en invierno'; Román, el profesor jubilado de 'El temblor del héroe' que añora a sus alumnos; o incluso su propio abuelo, Cayo, al que retrató en 'Santander, 1936'...

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