entrevista

«Nuestra sociedad está enferma de superficialidad»

Miguel Ángel Garrido Gallardo, editor de «Nueva Revista» ha sido el elegido para continuar una parte de la obra de Antonio Fontán

ABC

JOSÉ GRAU

Con la aparición del número 129 de «Nueva Revista de Política, Cultura y Arte» comienza otro ciclo la publicación fundada hace 20 años por Antonio Fontán, que falleció el 14 de enero de 2010. Este número antológico da cumplida muestra de la altura intelectual mantenida ... por la revista a lo largo de las dos décadas.

En la nueva etapa, se desdoblan los puestos de presidente y editor que ostentaba el fundador. Eugenio Fontán Oñate queda como presidente y, como editor, Miguel Ángel Garrido Gallardo, catedrático de Universidad y profesor de Investigación del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

—¿Qué representa «Nueva Revista» en el panorama de las publicaciones culturales españolas?

—«Nueva Revista» se corresponde, en política, al centro-derecha español; en ideología, al liberalismo; y en filosofía, al humanismo cristiano. Son tres facetas que se dan en la persona de Antonio Fontán, que han configurado su revista y le otorgan sus señas de identidad.

—Con la proliferación de medios en el mercado, y especialmente ahora con la explosión de internet, ¿tiene sentido empeñarse en sacar un escrito periódico cultural?

—Sí, tiene sentido, entre otras razonas porque esta revista también se podrá leer en internet, de tal manera que los suscriptores podrán elegir entre verla en papel o en pantalla.

—«Nueva Revista» fue fundada por el fallecido Antonio Fontán, primer presidente del Senado democrático, director del renombrado diario «Madrid», miembro del Opus Dei. ¿Tiene algo que ver el Opus Dei con «Nueva Revista»?

—No, no tiene que ver más que don Antonio Fontán era del Opus Dei. Probablemente, aunque no lo sé, las personas que han pensado en mí como posible continuador, hayan querido buscar un perfil lo más parecido posible al de D. Antonio en todos los aspectos, pero, en fin, la institución del Opus Dei no tiene absolutamente nada que ver, ni ha tenido que ver en los veinte años que lleva la revista fundada.

—En el consejo editorial de «Nueva Revista» hay también muchos intelectuales ligados al Partido Popular. ¿Es «Nueva Revista» una competencia para las publicaciones de FAES, la fundación de Aznar?

—No. Son dos cosas distintas. FAES, me parece a mí que se puede decir que es una institución oficiosamente vinculada al Partido Popular, aunque no sea propiamente una fundación del Partido Popular. «Nueva Revista» es, en las circunstancias actuales, una revista que podríamos llamar de oposición, pero de ninguna manera una revista de la oposición. Son dos cosas distintas.

—¿Qué le parecen los suplementos culturales de los diarios españoles?

—La media de los suplementos culturales de los diarios españoles es una media buena, comparada con la media de los diarios de otros países culturalmente desarrollados.

—Como profesor universitario, ¿estima que ha bajado el nivel cultural de sus alumnos en los últimos años? Si es así, ¿a qué lo achaca?

—El nivel cultural, desde el punto de vista de los contenidos, del conocimiento de contenidos, yo no creo que haya bajado tanto como se dice. Hay una gran competencia por buscar un puesto de trabajo y eso lleva a empollar. Lo que ha bajado ostensiblemente es el interés por la cultura en sí. La Universidad no es ajena a la sociedad, y la sociedad europea, y la española de forma muy particular, está enferma de superficialidad. En ese sentido, sí que los alumnos de ahora son distintos de los alumnos de cuando yo salí de la Universidad.

—¿Tienen nivel las universidades españolas? ¿Por qué son una fábrica de hacer parados?

—No es un problema de nivel el que las lleva a ser fábricas de parados, ni a las nuestras ni a otras. La Universidad ha seguido inercias que la han ido separando de la sociedad. Es urgente que la Universidad vuelva a buscar su dimensión de servicio. La Universidad tiene que estar al servicio de la sociedad y no de espaldas. y está de espaldas. Ese es el problema.

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