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«The artist» y «Los descendientes» seretan para los Oscar

No hubo sorpresas en los galardones a Meryl Streep y Martin Scorsese. A Woody Allen lo arreglaron con el premio al guión. Pedro Almodóvar se fue de vacío

E. RODRÍGUEZ MARCHANTE

Si alguien soñaba con grandes sorpresas en los Globos de Oro, se habrá tenido que conformar con la única realmente inesperada de toda la noche: la discreción, la casi prudencia y la falta de réplica de Ricky Gervais, el deslenguado, temido y habitual presentador de la ceremonia, quien, este año, al igual que una de las películas triunfadoras de la velada, la muda «The artist», no tenía palabras que devolver a los dardos que le lanzaron algunas estrellas invitadas.

Tal y como se presentía, la Prensa extranjera en Hollywood (que es la que otorga los premios) se ha rendido a los mudos encantos y a la magia eterna de «The artist», esa película que te sube a bordo con un dedo cruzado en los labios y te devuelve al suelo pletórico y sorprendido ante el impresionante derroche de talento. Mejor película del año en el apartado de comedia o musical, y su protagonista, Jean Dujardin, como llegado aquí en una máquina del tiempo desde el viejo Hollywood, mejor actor.

La otra gran triunfadora de la noche fue «Los descendientes», que ganó en el apartado de mejor filme dramático y su protagonista, George Clooney, el de mejor actor. Sólo quien no haya visto aún la maravillosa película que ha dirigido Alexander Payne (aquél de «Entre copas») podrá pensar que hay algo de sorpresa en estos premios. «Los descendientes» es ya uno de los títulos clave de este año, una de esas películas que se agarran al fondo como el arroz pegado a la paella.

Por lo demás, no hay sorpresa en que Meryl Streep, la actriz de hierro, le levante el Globo de mejor actriz a Glenn Close, tan escondida como ella en el interior de su personaje (una en Margaret Thatcher y la otra en el barbilampiño «Albert Nobbs»); el caso es que da la impresión de que a Close se le vuelve a cerrar el ventanuco del Oscar una vez más... Ni hay sorpresa, tampoco, en que un santón como Martin Scorsese gane el premio al mejor director (por «La invención de Hugo») o en que a Woody Allen lo arreglen con el premio al guión (por «Midnight in Paris»). Aunque si alguien tiene ganas de sorprenderse, puede hacerlo en el apartado de mejor actriz de comedia o musical, pues del cruce de guantes entre Jodie Foster y Kate Winslet en «Un dios salvaje», la que ha salido campeona ha sido Michelle Williams, quien atrapa todo el detonante carnal y emocional del mito Monroe en «Mi semana con Marilyn»..., lo que promete batalla campal, o carnal, en los próximos Oscar, con Streep y Close agazapadas con sus pinturas de guerra para el salto.

Lo del Globo de Oro a la mejor película en lengua extranjera, que ha ganado la iraní «Nader y Simin, una separación», es absolutamente inapelable. Asghar Farhadi ha edificado una obra rotunda, efectiva, un rodillo; lástima que se haya llevado por delante «La piel que habito» y la ilusión por repetir el premio de Pedro Almodóvar.

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