Hawass, otra vez super-ministro de Antigüedades de Egipto

Tan aclamado por dar una voz autóctona a la egiptología como criticado por su sobreexposición mediática, Hawass vuelve a primer plano después de que su ausencia de pocas semanas haya llevado a las nuevas autoridades del país del Nilo a plantearse la necesidad de mantener un control fiable sobre el patrimonio de una de las más grandes potencias arqueológicas del mundo. Entre sus aciertos ha estado luchar contra la corrupción subiendo el sueldo a los inspectores y otras medidas de mayor calado, así como una campaña internacional para la devolución de piezas clave que salieron del país de manera ilegal, aunque también ha recibido acusaciones nunca del todo probadas de malas prácticas.

Lo cierto es que nadie podía excavar sin su permiso en los yacimientos milenarios durante la última década y ahora, con su nombramiento como hombre fuerte de la cultura en el Gabinete, eso no va a cambiar.

Unesco estaba clamando porque el Gobierno necesitaba mantener el control sobre la protección del inmenso patrimonio del Egipto antiguo, sobre todo después de las recientes revueltas que derrocaron a Mubarak el pasado febrero. Hubo algunos robos en el Museo de El Cairo y, tras su dimisión, Hawass publicó en su web una lista con todos los saqueos producidos durante la etapa de inestabilidad, en lugares tan conocidos como Luxor, Saqarah y Guiza .

Unesco pedía ayer de nuevo que se coloquen guardias armados en los yacimientos que sufren la presión de las bandas de expoliadores.

Hawas, de 63 años, es muy conocido internacionalmente por su hambre de publicidad y su mano férrea en el control de los descubrimientos , que el Consejo que dirige centraliza desde hace décadas. Pero bajo su mandato ha sido muy exigente con las expediciones internacionales para que presenten informes detallados de sus actividades en suelo egipcio.

Entre sus reivindicaciones, que le han dado a conocer como el castigo de la egiptología de la época colonial, destacan el busto de Nefertiti, que se expone en Berlín, y la piedra Roseta, en el Museo Británico.