Cultivadores de anticuerpos
Sir Gregory Winter y Richard A. Lerner han obtenido el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica
Cultivadores de anticuerpos
Ha dedicado toda su vida, desde que en 1973 concluyera su tesis doctoral, al estudio y el desarrollo de los anticuerpos, que en inglés tienen el mismo nombre pero con un sonido mucho más cristalino y hasta más divertido y saltarín: antibodies. Sir Gregory Winter ... es el alquimista que los crea para que luego sean introducidos en el cuerpo humano y actúen en consecuencia, enfrentándose y derrotando a la enfermedad. Winter es como un agricultor del bien, de la salud, y sus estudios ya tienen un enorme uso práctico. Por ello, y en compañía del patólogo norteamericano Richard A. Lerner , ha recibido el Premio de Investigación Científica y Técnica. Según el jurado, por “sus contribuciones decisivas al campo de la inmunología y, más concretamente, por la obtención de anticuerpos de gran valor terapéutico”.
Los anticuerpos constituyen una parte esencial del sistema inmunitario que poseen una gran capacidad para reconocer lo propio del organismo y defenderlo especialemente frente a agentes externos. En concreto, Gregory Winter ha descubierto la manera de modificar células animales productoras de anticuerpos, de manera que estos puedan funcionar sin rechazo en el organismo humano. No contento con sus investigaciones y sus magníficos resultados prácticos, este biólogo británico también se convirtió en empresario de su propia medicina, creando una empresa para la comercialización de los anticuerpos.
“Al principio, trabajaba con ratones y luego introducía los anticuerpos en los seres humanos y desarrollé un fármaco, el adalimumab que tuvo mucho éxito. Pero podía producir una cantidad pequeña. Primero contacté con unos laboratorios, pero era necesario crecer más y en un determinado momento no conseguí ninguna ayuda pública ni privada y financié mi propia empresa para hacerlo. Así conseguí crear nuevas medicinas que no existían y a la vez pude desarrollar mejor mis investigaciones”.
La crisis y las ciencias
Pero aunque las ciencias adelanten que es una barbaridad, también a ellas ha llegado la Parca de la crisis: “Por supuesto, los recortes son peligrosos para la ciencia. Supongo que algún día saldremos de esta crisis y entonces habrá que reconstruir las economías y reinventarse. Pensemos en un caso como el de California, que pasó de ser un lugar dedicado a la fruta a ser la tierra de las nuevas tecnologías. Es muy necesario fomentar la innovación. No olvidemos que el preuspesto científico en los países de la Unión Europea es muy bajo, no llega al tres por ciento del PIB, y debería aumentar. Creo que con poco esfuerzo se conseguirían grandes resultados. En cuanto a los recortes en la sanidad pública creo que es la propia sociedad la que debe decir dónde debe ser destinado el dinero”.
El doctor finaliza con meridiana claridad, guste o no guste: “El desarrollo de los mejores fármacos cuesta mucho, miles de euros, no pueden ser gratuitos. Por ello pienso que es necesario un copago”.
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