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¡Que viene el cobrador del cómic!

Los tebeos son los últimos afectados por la polémica sobre el copyright. En este caso son los teóricos y críticos quienes defienden ante VEGAP su derecho a usar libremente viñetas como citas literarias para ilustrar sus obras de divulgación

¡Que viene el cobrador del cómic!

Mientras los frentes abiertos respecto a los derechos de autor siguen sin encontrar solución, aparecen nuevas polémicas. Ahora le ha tocado el turno al mundo del cómic. Desde que cada día se habla más de historietas, también se habla más de quién puede cobrar por qué.

El debate ha surgido en el campo académico y de la crítica, que empieza a ver con preocupación cómo algunas asociaciones de gestión de derechos de autor pretenden cobrar por reproducir en libros, artículos o conferencias viñetas de los artistas a los que se esté estudiando. Los estudiosos del cómic alegan que este uso del material gráfico estaría protegido por el derecho de cita, lo cual es negado desde VEGAP (Visual Entidad de Gestión de Artistas Plásticos) y otras asociaciones.

El conflicto no es nuevo, más allá de nuestras fronteras, donde sí afecta muy directamente al cómic. En Estados Unidos no es raro ver libros sobre la materia sin ilustraciones, lo que limita claramente su atractivo de cara al público en general. Y en el mercado francobelga la polémica rodea a Moulinsart, la fundación que controla los derechos de la obra de Hergé, y a su presidente, Nick Rodwell, cuyos críticos han llegado a acusarle de crear «listas negras» de críticos a los que se niega la cesión de derechos por no comulgar con las «versiones oficiales» sobre la vida y la obra del creador de Tintín.

En España la situación no es tan grave, y nadie cree que haya tentaciones de censura a través de la cesión de derechos, pero desde ciertos sectores del mundo del cómic se ha producido ya una llamada a la unidad. Críticos y estudiosos de la historieta se han empezado a comunicar para sugerir la que podría ser una de las ideas más comentadas en el próximo Salón del Cómic de Barcelona: crear una asociación que les permita presentar un frente común y unido a la hora de defender su postura.

Los primeros contactos han dejado una gran sensación de apoyo, explica Antoni Guiral, que ha sido el principal afectado hasta el momento, al haber recibido una reclamación de VEGAP por varias viñetas reproducidas en su ambiciosa enciclopedia «Del tebeo al manga» (Panini). El temor es que el pago de derechos pueda herir de muerte a un género aún tan fragil en nuestro país como el de los estudios sobre el cómic, cuya vocación comercial ha sido siempre limitada. «Es una amenaza seria», explica Santiago García, otro impulsor de este debate.

Sin embargo, la impresión general es de mucha menos tensión que en otros sectores. No se busca «demonizar» a VEGAP -explica Alejandro Martínez Viturtia, editor de Panini-, sino buscar foros de encuentro. Para ello, los críticos han entrado en contacto con el tercer grupo en conflicto, los autores. Max, Premio Nacional de Cómic en 2007 y presidente de la FADIP (Federación de Asociaciones de Ilustradores Profesionales), se ha mostrado interesado en colaborar para llegar a una posición común que respete tanto a los derechos de autor como los intereses de la divulgación.

La clave puede estar en una modificación de la actual ley, que resulta ambigua y, según algunas interpretaciones, limita el derecho de cita exclusivamente al ámbito docente. Es posible que esto sea una bomba colocada en la línea de flotación de la crítica de cómic, pero aún hay margen para desactivarla.

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