Los últimos años de Alberti, a revisión: «Manipularlo parecía aparentemente sencillo, pero él hacía lo que quería»
Los inéditos del poeta publicados por ABC Cultural arrojan luz sobre la relación con su hija, que marcó el final de su biografía y las decisiones sobre su legado
Alberti, poemas del dolor, la desilusión y la enfermedad
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Iniciar sesiónRafael Alberti murió antes de poder estrenar este siglo. Sucedió el 28 de octubre de 1999 en El Puerto de Santa María (Cádiz), el mismo lugar que lo había visto nacer noventa y siete años antes. Tras de sí dejó una obra inmortal ... y una vida agitada, incluso en sus últimos tiempos. Prueba de ello son los poemas inéditos que hace unas semanas publicó en exclusiva ABC Cultural, reunidos por Manuel Francisco Reina en un volumen titulado ' Nueva temporada en el infierno ', y que reabren el capítulo de la tensa relación que mantuvo con su hija, Aitana, quien criticó muy duramente a su padre por la decisión de este de dejar el cuidado de María Teresa León (su madre), que sufría alzheimer, en manos de «una amiga de la familia» mientras él disfrutaba ya de otra mujer (Beatriz Amposta). También le reprochó que quisiera vivir una «segunda juventud» a los 76 años «a costa de sacrificar a la gente que está a su alrededor». Lo hizo en una sonada entrevista concedida a 'Interviú' que llevó por título 'Rafael Alberti, un mito derrumbado por su hija', y que es uno de los muchos episodios del final de una biografía que aún está por esclarecerse.
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«Aitana fue una espina que llevó clavada hasta el final», cuenta al otro lado del teléfono el abogado Santiago Mediano, que trató a Alberti en los noventa. Este le ayudó a crear El Alba del Alhelí , una entidad para gestionar sus derechos de autor que tuvo como fundadora a su última esposa, María Asunción Mateo, a la que conoció en 1983. «Él estaba preocupado por lo que iba a pasar cuando ya no estuviera. Todo lo que hizo lo hizo pensando en la mejor preservación de todo su legado literario y artístico. Y sin dejar de considerar a Aitana su hija, a pesar de que él estaba verdaderamente dolido por algunas de las conductas que su hija había tenido con él», añade Mediano. Aunque el control quedó en manos de su mujer, quien lo sigue ejerciendo hoy, el reparto de beneficios de aquella compañía se estableció en un 40% para María Asunción Mateo y un 60% para Aitana Alberti . Sin embargo, como la herencia del escritor sigue sin solucionarse (lleva en proceso judicial desde 2014) este reparto no se ejecuta, según ha podido saber este diario.
Luis García Montero , poeta y director del Instituto Cervantes, que mantuvo una estrecha amistad con Alberti entre 1980 y 1988, tal y como él mismo precisa, asegura que «el ambiente normal en la cultura es que cada vez que se quiere hacer algo con Alberti piden unos derechos tan altos que la gente está pasando de Rafael Alberti en antologías y en actividades». Además, añade, «cuando se quiere hacer algo en homenaje a Rafael hay que hacerlo de manera que ella [María Asunción Mateo] no esté por medio para que el negocio no interfiera en la admiración». «Esa opinión solo puede ser fruto de la ignorancia o de la mala intención, me produce cierto rubor ajeno», responde Mediano, que además de con Alberti ha trabajado con Miguel Delibes o J.K. Rowling, entre muchos otros grandes nombres de las letras, además de con músicos como Joaquín Sabina y Pau Donés. «En todos los supuestos que conozco de El Alba del Alhelí siempre se han fijado términos económicos dentro del mercado, nunca han sido desorbitantes… Hay mucha gente que se ha querido arrimar a la obra de Alberti, y con la excusa de hacer un homenaje han querido apropiarse de ella sin remunerar», asevera.
Volviendo al pasado, García Montero recuerda que varios amigos de Alberti se distanciaron de él tras su matrimonio con María Asunción Mateo, por diferentes motivos. De hecho, en 1999, hablando precisamente sobre El Alba del Alhelí, él mismo llegó a declarar a 'El País' que habían convertido a Alberti en «un pelele y una moneda de cambio» y una «marca comercial». Ahora recuerda que también molestó entonces el hecho de que Alberti, como publicó la prensa, llegara a cambiar diez veces su testamento. Y habla del deterioro mental que terminó sufriendo. «Rafael tuvo un deterioro mental propio de la edad. Fue conocido que en un viaje a Segovia se creía que estaba fuera de España. Y es verdad que estaba muy… La última vez que lo vi recitaba a Garcilaso, porque era el recuerdo que tenía de lector con 20 años, pero de las cosas que habían pasado cinco minutos antes no se acordaba».
«Consciente de todo»
Mediano ofrece una versión muy diferente a la que ha trascendido. «Yo lo conocí y lo traté en sus últimos años, hasta su muerte. Y todo lo que se hizo fue con su conocimiento y voluntad. Él quería todo esto, quería preservar la buena gestión de su obra cuando él no estuviera. Fue consciente de todo: todo lo quiso, todo lo supo, allí no se hizo nada que él no quisiera», asevera. Por su parte, María Asunción Mateo explica que había personas que «pensaban que a esa avanzada edad no iba a hacer otra cosa que estar solo y que ellos se iban a ocupar de llevarlo y traerlo y de intentar manipularlo».
«Manipularlo parecía aparentemente sencillo, pero él hacía lo que quería: era el ser más libre que he encontrado en mi vida. Ya no quería conflictos entonces: decía «sí, sí, sí» y luego hacía lo que le daba la gana. Era singular en todo. Y este señor se casó con una mujer que tenía 42 años menos que él . Pero qué escándalo, ¿no? Picasso se casó con una que tenía 46 años menos, y le fue muy bien. Además, qué les importa la vida privada de cada uno. La vida de cada uno es algo sagrado», recalca en conversación telefónica con ABC, antes de enumerar los improperios que ha recibido a lo largo de los años.
En 1999, García Montero escribió en 'El País' que «el definitivo declive de sus facultades físicas convirtieron a Rafael en presa fácil de las ambiciones ajenas», y que hasta entonces María Asunción fue «una más de las esporádicas acompañantes que le ayudaban a mantener el sueño herido de su eterna juventud». «Si hoy se publicaran los textos que me han dedicado… Me han sometido a un maltrato psicológico sistemático. Pero lo que más me duele no es que se hayan metido conmigo. Lo que más me ha dolido es la falta de respeto hacia una figura como la de Rafael, el no respetar sus decisiones… Recuerdo mucho una frase de Bergamín: dejar las cosas en su sitio no es dejarlas en donde antes estaban. Y eso es lo que va a suceder a partir de este momento. Son 22 años callada», remata la viuda del escritor.
Aitana Alberti no ha querido hacer declaraciones sobre la etapa final de su padre. «Hace años que no hace entrevistas y los que estamos en su entorno simplemente respetamos su decisión. Quiere disfrutar de sus últimos años en paz», explica uno de sus allegados.
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