V Foro de la Cultura

El terrorismo como herencia y trauma familiar

Con ocasión del V Foro de la Cultura celebrado en Valladolid, el cineasta Jon Viar y su padre, Iñaki Viar, exetarra, hablan de ETA y la tragedia que supuso el nacionalismo moderados por Gabriela Ybarra

El cineasta Jon Viar, la escritora Gabriel Ybarra y el psiquiatra Iñaki Viar. Fernando Blanco

Han transcurrido diez años desde que la banda terrorista ETA dejó de matar. En ese tiempo, Gabriela Ybarra escribió ‘ El comensal ’, una novela en la que abordó su relación con la muerte a partir del asesinato de su abuelo a manos ... ETA y el fallecimiento de su madre. También en ese tiempo, Jon Viar rodó ‘ Traidores ’, un documental que desmonta el nacionalismo vasco a través del testimonio del fundador y disidente de ETA Iñaki Viar , su padre.

Una década y 853 asesinados después, el terrorismo exige una conversación compleja como la que sostuvieron en Valladolid los Viar y Gabriela Ybarra. Dedicado en esta ocasión a la brecha generacional, el V Foro de la Cultura reunió en el Colegio de San Gregorio a tres personajes.

Sus diferencias de edad, puntos de vista y sensibilidades ofrecen una reflexión sobre el legado forzoso que el terrorismo impuso en sus vidas. « Cada familia nace con una herencia distinta . En el caso de Jon e Iñaki Viar es ideológica. Yo nací con el peso del silencio, con el lastre de tener que censurar el dolor», asegura a ABC la escritora bilbaína Gabriela Ybarra, cuya novela ‘El comensal’, finalista del Man Booker Prize en 2018, acaba de ser reeditada por el sello Literatura Penguin Random House.

Heredar y desertar

Si a Ybarra le legaron el silencio, a los Viar les tocó algo más complicado: el nacionalismo. En el papel de moderadora, la escritora preguntó a Iñaki Viar lo que ‘Traidores’ supuso y aún supone para él. «Esta historia que contamos, que cuenta mi hijo en la película, es difícil de comprender para quien no vivió el proceso completo del franquismo», explica el psiquiatra. «Yo fui detenido, aquí, al salir de la Facultad de Medicina donde estudié. Me apresaron por estar vinculado a ETA . Yo tenía 22 años y ETA aún no había matado a nadie. El tiempo transcurrió. Fundé el Foro de Ermua contra el terrorismo. ¿Lo hice porque fui un saltimbanqui o porque cambié tanto como cambió España de la dictadura a la democracia?».

Iñaki Viar tenía 17 años cuando un grupo de amigos lo invitó a formar parte de ETA, una organización que, en pleno franquismo, se proclamaba independentista, abertzale, socialista y revolucionaria . Su abuelo, político del gobierno vasco, había sufrido el exilio tras la victoria del bando nacional en la Guerra Civil. «De niño escuchaba la historia de un abuelo enfermo que cuando volvió ya no tenía trabajo, ni dinero. O de mi propio padre, que falsificó su edad para alistarse como soldado… Yo me metí en ETA por reivindicar a la generación que hizo la guerra y la perdió. Y porque me molestaba la censura y no poder leer los libros que el franquismo prohibía».

El nacionalismo, insiste Iñaki Viar, « siempre es una historia familiar », un sentido tan limitado de lo propio que sólo puede transmitirse de padres a hijos. «En la cárcel, con 23 años, y veinte más de condena por delante, me di cuenta de que no creía en nada de lo que me había llevado ahí. Entendí que yo era igual al resto de los presos andaluces o castellanos del franquismo. Comprendí que los nacionalistas siempre se creen especiales, por eso piden privilegios y fueros. Eso me repugnó. Fue duro, sobre todo para mis padres, que supieron entender que yo no compartía la causa que a ellos los había llevado al exilio y a la cárcel».

Las vivencias de Iñaki Viar como fundador y desertor de ETA están contadas en el documental ‘Traidores’, rodado por su hijo, Jon Viar . El cineasta, como Gabriela Ybarra, nació en los años ochenta, cuando la banda terrorista mataba una decena de guardias civiles por semana. «Yo he vivido en el mismo País Vasco que Jon -dice Gabriela Ybarra-. Pienso cuándo fue la primera vez que escuché la palabra Herri Batasuna y qué hice con ella».

«Mi infancia acabó el día en que mataron a Gregorio Ordóñez », contesta el cineasta. «Lo recuerdo perfectamente. Ese País Vasco de los años 90 era un ambiente de intelectuales neuróticos que venían a casa a hablar de cosas de las que no se podían hablar en la calle. Y recuerdo, al mismo tiempo, a mi abuela llevándome a misas en euskera, y que cuando yo quería que ganara la selección española de fútbol y gritaba ‘¡Viva España!’, ella me decía: ‘¡Calla, hijo, me haces daño!’».

-Es una cuestión de sentimientos -Iñaki Viar interrumpe a su hijo-. A mi madre, que era una mujer de carácter fuerte y tremendamente amorosa, le hería que su nieto dijera ‘ Viva España ’, porque España es un concepto rechazado y sigue prohibido en el País Vasco. Eso es lo que significa romper con todo eso.

-Habría que pensar -retoma la palabra Viar hijo- en lo que el terrorismo hizo con los niños. Recuerdo el terror que me provocaba Arnaldo Otegui. Veía que mataban gente todo el rato: guardias civiles, incluso a amigos de mi padres. Empecé a pensar todo el tiempo en la muerte. ¿Para qué voy a hacer los deberes de matemática si me voy a morir?

Iñaki Viar lo interrumpe, otra vez.

-Te voy a matar yo como no estudies, te dijo tu madre.

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