Los técnicos desaconsejaron el traslado de la Dama de Elche por «las consecuencias catastróficas» de alterar su «tenso equilibrio»

El documento, que según el Ministerio de Cultura fue redactado el pasado mes de diciembre y dio pie a la respuesta negativa a la solicitud del Ayuntamiento de Elche , considera que el Museo Arqueológico Nacional , donde se halla expuesta al público la pieza, es «el lugar ideal para su exhibición, desaconsejándose la salida del mismo, ni siquiera de manera temporal».

Cultura ha difundido este miércoles el informe en un intento de zanjar la polémica ante la insistencia del alcalde de Elche, Carlos González , y de la vicepresidenta del Gobierno valenciano, Mónica Oltra , de que la pieza regrese a Elche en el 125 aniversario de su hallazgo. Fuentes de Cultura aseguran que el grupo de trabajo constituido recientemente entre el Ministerio, el Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE) y el Museo Arqueológico Nacional (MAN), solo busca conocer el estado actual de conservación de la pieza. «No tiene como objeto reevaluar la petición de préstamo», subrayan.

El informe técnico destaca que la Dama de Elche tiene «un valor simbólico excepcional» por su carácter único y «posee un valor representativo extraordinario» al ser «el 'objeto' que colectivamente se ha elegido para representar la cultura ibérica». Desde el punto de vista de su conservación, subraya que «es una pieza delicada en extremo » tras las vicisitudes que ha vivido (enterramiento durante 2.000 años, variadas manipulaciones y almacenamientos...). A partir de los resultados obtenidos en los «diferentes análisis realizados», los autores del escrito que Cultura ha preferido mantener en el anonimato recuerdan que incluso «se descartó su limpieza y consolidación para evitar males mayores».

«Todos los grandes museos tienen un pequeño catálogo de piezas inamovibles» por ser piezas únicas de singular valor, rareza y delicada conservación, «con las que no se debe correr ningún riesgo adicional», remarcan. A su juicio, la Dama de Elche se conserva actualmente en el MAN «en las mejores condiciones posibles» . La vitrina que alberga la escultura está dotada de un sensor controlado por una aplicación que monitoriza la humedad relativa y la temperatura de la misma cada 20 minutos y amortigua las oscilaciones que puede haber en la sala.

Durante el tiempo que estuvo enterrado, la superficie de este busto se empapaba periódicamente de agua de lluvia, sales hidrosolubles y gas carbónico arrastrado por el agua. Estas sales fueron penetrando por los poros de la piedra caliza blanda de color blanco y generaron una epidermis de color gris amarronada. Además, las fluctuaciones de humedad provocaban fenómenos de disolución-recristalización, con tensiones que fueron separando la epidermis en grandes zonas.

«Es muy probable» que, como consecuencia de su extracción hace más de un siglo con una metodología que distaba mucho de la que hoy se aplica y de los posteriores traslados y almacenamientos, «la Dama perdiera muy pronto la delicada epidermis en la mitad izquierda del rostro, cuello y arranque del pecho, sobre todo por el hecho de haber sufrido ciclos de desecación/humectación al ser expuesta a diversos ambientes», indican. De ahí que la obra nunca fuera sometida a otros tratamientos que la somera limpieza de la tierra superficial.

Los técnicos explican que al estar tanto tiempo enterrada en una zona costera, presenta sales, entre ellas cloruro sódico. Y por esta razón, «se deben extremar las precauciones para evitar oscilaciones en las condiciones higrométricas».

Un desplazamiento a gran distancia y nuevas reubicaciones podrían ocasionar una desestabilización ambiental que podría desencadenar nuevos fenómenos de alteración física y química de la epidermis de la escultura, del sustrato pétreo y del equilibrio salino. Los técnicos apuntan además que «la menor vibración o incluso una pequeña corriente de aire» podrían causar nuevas pérdidas de escamas de la epidermis.

En el informe recogen las condiciones ambientales de la sala donde se expone la Dama, donde «la pieza se encuentra estabilizada» y advierten de que esta estabilidad lograda se vería alterada si es trasladada. En Elche la humedad relativa es mayor que en Madrid, dada su proximidad al mar, y aunque esta humidificación probablemente produjera un leve avivamiento de los colores cuando estuviera en el ambiente húmedo, cuando la pieza volviera a su ambiente habitual las sales movidas por la humedad cristalizarían, los colores palidecerían más y se generarían tensiones que podrían derivar en desprendimientos de escamas superficiales.

« Las consecuencias negativas de estos cambios no se producirían a corto plazo y, desde luego, no en Elche, sino en el MAN», indican.

A este «riesgo indebido» se sumarían los cambios en los parámetros ambientales y las vibraciones que se producirían en el proceso de embalaje y desembalaje. Los expertos recuerdan que «toda manipulación de una pieza supone un riesgo, aun cuando las operaciones sean efectuadas por personal especializado» y en el caso de la Dama de Elche, subrayan, «el riesgo de desprendimiento de pequeñas porciones de la epidermis es muy elevado» .

Además, la exposición a la luz solar directa alteraría de forma irreversible el pigmento del rojo cinabrio detectado en el busto.