Tarantela entre Tano y Tarantino
JAVIER CORTIJO
No es casualidad que la primera sílaba de sus nombres familiares (apellido «comercial» para el americano y apodo cariñoso para el madrileño) den el pego como onomatopeya del preludio de una ráfaga de metralleta. Y es que «Tano» Díaz Yanes y Tarantino parecen ... tener el mismo maestro armero de confianza, a tenor de algunas balas de plata cruzadas de sus filmografías. Repasemos desde la trinchera ciertos silbidos en la recámara. Por ejemplo, ambos dirigen y escriben con los codos hincados en tinta roja y empapando sus guiones en salsa de bravas. Pero que muy bravas. De hecho, hasta sus héroes masculinos (Alatriste y la cuadrilla de «Reservoir dogs» respectivamente) parecen modélicos arquetipos matriarcales.
Y como el hábito no hace al monje ni a la «ninja», ambos gustan de vestir a sus chicas con «casual» chandal, amarillo limón Tarantino y barranquillero con lamparones «Tano». Siguiendo con pigmentos, en «Jackie Brown» y «Death Proof» abunda el negro «blaxploitation». En «Sólo quiero caminar» únicamente hay un rasgo sensual y afro: los carnosos labios de su cuarteto protagonista. En cuestiones musicales tampoco hay consenso claro, aunque los dos coinciden en su pasión por el flamenco vertida en sus bandas sonoras, considerando, eso sí, que Paco de Lucía siempre le ganaría por un par de tarantos a Tarantino y Lole y Manuel en el score de «Kill Bill. Vol. 2». Sobre bailes de salón, el yanqui lleva ventaja al madrileño: sólo hay que recordar el boogie de «Pulp Fiction» y compararlo con el horterilla «Pretty woman» nupcial entre Elena Anaya y José Mª Yazpik.
En cuestiones gremiales, estamos ante sendos cinéfilos de pro, línea dura francesa: Quentin llamó Banda Aparte a su productora como homenaje a Godard, y Agustín le debe unas cuantas zancadas de «Sólo quiero caminar» a Jean-Pierre Melville y su «El silencio de un hombre». Y en cuanto a metafísica conversacional de cafetería, Tarantino prefiere a Madonna, y Díaz Yanes se arrima a la tauromaquia sin gaitas cabalísticas. Así que dejemos el combate en tablas porque cualquiera enfada a estos dos...
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