Stonehenge: un fascinante viaje en el tiempo de 5.000 años
Visitamos el célebre monumento prehistórico, al que el Museo Británico le dedica una gran exposición, con 430 objetos, a partir del 17 de febrero
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Iniciar sesiónEn un punto entre Londres y Bristol, en la fascinante ruta del Great West Way (el gran camino del Oeste) se levanta imponente un círculo de enormes rocas en el que en el solsticio de verano, el día más largo del año, el sol sale ... por la llamada ‘Piedra del Talón’, en la parte noreste del horizonte. Sus primeros rayos bañan el centro de este monumento prehistórico que es la joya del condado inglés de Wiltshire y en el que la puesta del sol en el solsticio de invierno, el día más corto, ocurre exactamente en el punto opuesto del horizonte . Un alineamiento deliberado que 5.000 años después de haber sido planificado y construido sigue removiendo los pensamientos, y también los sentimientos, de mucha gente. Y es que «Stonehenge tiene un lugar especial en los corazones de muchas personas, les apasiona el sitio y los conmueve profundamente». Quien habla es Neil Wilkin , responsable en el Museo Británico de las colecciones europeas del Neolítico y la Edad de Bronce, y comisario de la exposición que esta reconocida institución inaugurará el próximo 17 de febrero.
[ Estas son las joyas de la gran exposición sobre Stonehenge en el Museo Británico ]
Es evidente que cuando habla de la pasión de los demás por Stonehenge, también habla de la suya. «He sido responsable de nueve exposiciones en el Museo Británico, pero ‘El Mundo de Stonehenge’ será la más grande hasta el momento y contará con más de 430 objetos », explica a ABC en un momento de un viaje de dos días en el que el monumento es el gran protagonista, pero al que es imposible comprender sin su contexto, es decir, sin los otros sitios relevantes que hay en sus inmediaciones, como el círculo de piedras de Avebury, el más grande del mundo; o el West Kennet Long Barrow (el túmulo alargado de West Kennet), una tumba neolítica construida hace más de cinco mil quinientos años en una colina desde la que se puede disfrutar de las maravillosas vistas de la campiña inglesa.
Grandes revoluciones
«La idea de la exposición se me ocurrió por primera vez hace diez años, pero se ha acelerado en los últimos cuatro», explica este escocés graduado de la Universidad de Birmingham, que detalla que «en el desarrollo de la exposición hemos trabajado en estrecha colaboración con English Heritage, que se ocupa de Stonehenge, y con nuestros socios de exposición en Halle, Alemania, que conservan el ‘Disco celeste de Nebra’, la representación más antigua del cosmos en el mundo». De hecho, el acuerdo para prestar el ‘Disco celeste de Nebra’, que tiene 3.600 años, al Museo Británico «fue un elemento clave del desarrollo de la exposición». El círculo de bronce fue descubierto en 1999 cerca de la ciudad alemana de Nebra y sirve, como otros de los increíbles objetos que se exhibirán, «para arrojar luz sobre el vasto mundo interconectado que existía alrededor del antiguo monumento, que abarcaba Gran Bretaña, Irlanda y Europa continental» y que demuestra que la Gran Bretaña prehistórica era un lugar extraordinario, de grandes revoluciones sociales, creaciones, agricultura y comercio.
Préstamos excepcionales
Los significativos préstamos no vienen solo de otros países, entre los que están también Francia e Italia, sino de lugares tan cercanos como los museos de Wiltshire y Salisbury, que custodian los descubrimientos en la zona. El primero es el hogar de la más relevante colección de arqueología de la Edad del Bronce en Gran Bretaña, mientras que desde Salisbury viajó hasta Londres el ‘Arquero de Amesbury’, el esqueleto encontrado en una tumba de 4.000 años de antigüedad rodeado de varios objetos, entre ellos los de metal de oro y cobre más antiguos encontrados en Gran Bretaña hasta la fecha. Adrian Green, director del museo, explica que el análisis de sus dientes «muestra que creció fuera de Gran Bretaña, probablemente cerca de los Alpes» y la cojera que padecía al faltarle la rótula izquierda no fue impedimento para que se desplazara hasta lo que es hoy territorio británico. «La metalurgia era una habilidad nueva y es posible que haya traído esta técnica a Gran Bretaña. Este conocimiento podría haberlo convertido en un hombre poderoso, lo que explicaría la riqueza de su entierro. En la Europa continental, los entierros de los trabajadores metalúrgicos solían ser muy elaborados».
Durante el recorrido por los pueblos vecinos de la mano de algunas de las personas más versadas en el tema, y tras ver otros esqueletos de quienes vivieron muchísimo antes que nosotros, se va haciendo cada vez más fácil imaginar a aquellos hombres y mujeres que, pese a no haber dejado testimonio escrito de su paso por el mundo, sí abrieron para siempre un acertijo complicado de descifrar con sus herramientas, sus vasijas y, por supuesto, con este templo construido hace 4.500 años, casi al mismo tiempo que la Esfinge y la Gran Pirámide de Giza en Egipto , en el que se fantasea con posibles fiestas y celebraciones.
«Esta es la primera exposición importante del Reino Unido sobre la historia de Stonehenge, y es la exposición más grande del Museo Británico en muchos años », explican fuentes del museo. ¿Por qué ha tardado tanto el Museo Británico en regalarle al público la historia, precisamente, de uno de los monumentos más relevantes del mundo, si además está en su propio país? «Queríamos asegurarnos de poder organizar una exposición sobre el mundo de Stonehenge que le hiciera justicia a este maravilloso e icónico monumento, y para ello necesitábamos tres elementos», explica su comisario.
Proyectos de investigación
«El primero, los maravillosos objetos suministrados por 35 prestadores de toda Europa, que ayudaran a ubicar a Stonehenge en un contexto más amplio». El segundo, «las grandes ideas y la investigación para ayudar a traer a la vida la época de Stonehenge ante nuestros visitantes…», algo que se ha conseguido «gracias a muchas nuevas excavaciones y proyectos de investigación que analizan la datación del sitio, así como la movilidad y la migración de las personas que construyeron monumentos como este». Y por último, estaban a la espera de que llegara el «momento adecuado». « Creo que hay ahora mismo una creciente apreciación por el mundo natural, por las estaciones e incluso por las estrellas que brillan en el cielo sobre nosotros», dice Wilkin, que considera que esto hace que sea el momento ideal «para invitar a los visitantes a reconectarse con un monumento que consagra todas estas conexiones y habla de una época de grandes ideas, viajes y conexiones a larga distancia».
Larga también será la exposición, que estará abierta al público hasta el 17 de julio, cinco meses en los que quienes la visiten podrán sumergirse en un viaje en el tiempo como el que vivimos durante el periplo previo a la muestra. «Creo que los pueblos antiguos que construyeron Stonehenge y celebraron ceremonias allí tenían una profunda conexión con el mundo natural. Nosotros también tenemos eso, pero quizá solo estamos comenzando a descubrir el alcance de esa conexión y su significado para nuestra forma de vida en el futuro», reflexiona Wilkin.
Son las 7.58 horas de un miércoles invernal. El termómetro se acerca a los cero grados, y en medio del círculo de piedra de Stonehenge se respira serenidad. Un minuto después, el cielo se tiñe de naranja con la salida del sol, cuyos primeros rayos iluminan las piedras, como cada día, desde hace 5.000 años.
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