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ABC Cultural

El «síndrome del Muro»

La experiencia alemana con el totalitarismo mina la aceptación de las restricciones por el coronavirus

Manifestación el viernes en Giessen, bajo el lema «Reforzar la sanidad en lugar de debilitar derechos fundamentales», permitida manteniendo distancia social EFE
Rosalía Sánchez

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Peter Hippe , ingeniero jubilado de 78 años, es reticente a cumplir las normas para luchar contra el coronavirus . Cuando era niño, su madre huyó al oeste y se quedó a cargo de su abuela, en la Alemania comunista, esperando ... a tener edad para un peligroso viaje que nunca fue posible. No la volvió a ver hasta que cayó el Muro de Berlín y él había cumplido ya 47 años. « La libertad es el mayor de los bienes y no hemos de dejar de luchar por ella ni un solo día de nuestras vidas», repite como un mantra que justifica su determinación. Recuerda que en Berlín este, «cuando comenzaron a levantar alambradas, también había argumentos muy razonables» y que «una vez que se empiezan a perder libertades, el totalitarismo actúa como un rodillo y es muy difícil volver atrás». Como a muchas otras víctimas de la dictadura de la RDA, las restricciones a la libertad de reunión, libertad de culto y libertad de movimientos a causa del coronavirus despiertan en él un instinto atávico de resistencia. Y el Tribunal Constitucional alemán le da la razón.

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