SIMENON Y SUS MISTERIOS
EL «monstruo de la naturaleza» de la literatura contemporánea: dicen que cuatrocientas novelas, unos mil quinientos cuentos, la celebridad, mucho dinero y una vida que, reconstruida por su biógrafo Pierre Assouline y por testigos familiares muy cercanos, impresiona por su endurecimiento y su sordidez. Un ... hombre de amargas paradojas en quien el oficio se convierte en arte, o al menos en algo de una eficacia artística excepcional.
El lector que tenga el tiempo y el entusiasmo suficientes para abarcar esta obra gigantesca descubrirá aquí mañas, comodines, muletillas. Es la servidumbre de la industria, la invención a plazo fijo -un volumen de media al mes-, como hecha a molde, para un público que sólo quiere pasar el rato. Y no obstante, un siglo después de que naciese no es exagerado hablar del gran Simenon y de su peculiar genio.
No sólo cuando, ya famoso, se suelta el pelo y escribe ficciones de intriga ya desligadas del esquema de una investigación policíaca, dando libertad a su mundo trágico y obsesivo. También en sus novelas de género, que disfrazan tan sugestivamente los temas mayores de su fantasía: la soledad, la inadaptación, el fracaso, los sueños imposibles que acaban en angustia.
Son siempre historias de desasosiego, de tristeza final y compasión inútil que no va a remediar nada; en ellas, más que personajes inolvidables -Maigret en este sentido es extraordinario- se recuerdan ambientes, lugares, objetos: cafetines humosos, barrios desastrados, opresivas atmósferas provincianas, ciudades inhóspitas, cielos grises que se reflejan en un canal.
Vidas sin esperanza. Lo de menos es quién es el asesino, la clásica pregunta a lo Agatha Christie, ¿quién lo hizo? Lo que cuenta es la ambigüedad, las incertidumbres morales, el dolor sin salida de este universo desolado. Que conocemos a través de detalles hipnóticos: cómo huele una casa, un ademán, la luz de una farola, muebles que crujen o unos pasos en la niebla. La extrañeza de lo vulgar, los enigmas del sufrimiento oscuro y terrible, todo envuelto en una prosa exacta, funcional y poética que ha fascinado a millones de lectores. Se inició en la crónica de sucesos y siguió en la novelería barata de quiosco para concluir con todas las bendiciones del melindroso Gide. El prodigio Simenon, tan lleno de misterio como sus mejores fábulas.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete