Hazte premium Hazte premium

Sílvia Quer

Sin creadoras la igualdad es imposible

Resulta fundamental que nuestras películas, nuestro teatro, nuestra música, nuestras novelas y poesía, nuestro arte, expresen no sólo la manera de ver el mundo del 49% de la población, sino también del otro 51% restante

Que las artes y la cultura constituyen uno de los ejes estratégicos para el desarrollo de nuestras sociedades, tanto generando cohesión social, innovación y pensamiento crítico, así como producto interior bruto y cientos de miles de puestos de trabajo es una de esas verdades nunca (todavía) suficientemente difundidas. Pero es un hecho cierto y como tal reconocido por muchos estados de nuestro entorno y está en la base de muchas estrategias políticas de buena parte del mundo desarrollado. Pues bien, esa dimensión estratégica se manifiesta también en muchos otros aspectos y, en concreto, quiero aquí referirme al de la igualdad de género.

La SGAE, institución de la que tengo el orgullo de formar parte de su Junta Directiva, a través de su fundación, realizó un estudio sociológico para conocer en profundad las divergencias y sus causas en el desarrollo de las carreras profesionales entre autores y autoras. Pues bien, entre los resultados del mismo podemos encontrar un hecho muy significativo: una parte importante de los autores tienen dificultades para percibir las desigualdades a las que se enfrentan sus compañeras de profesión y, cuando la perciben, la relativizan. Estamos, pues, ante un problema de sensibilización. Y esto que nos encontramos entre nuestros propios compañeros ocurre, sin duda, y tal vez en mayor medida, en otros sectores profesionales. Lamentablemente, habrá posicionamientos conscientes, militantes en contra de la igualdad. Pero, en muchos de los casos, es un problema de sensibilización. Y es ahí donde el trabajo nuestro, como autoras, como creadoras, trasciende nuestra reivindicación sectorial y deviene en estratégico para avanzar de manera decidida en la consecución de la igualdad.

Resulta fundamental que nuestras películas, nuestro teatro, nuestra música, nuestras novelas y poesía, nuestro arte, expresen no sólo la manera de ver el mundo del 49% de la población, sino también del otro 51% restante, con su diversidad, su heterogeneidad, sus diferencias estéticas y sensibilidades, pero presentes y construyendo relatos que permitan, incluso en el corto plazo, modificar esas condiciones de sensibilización a la que antes nos referíamos. Es en este sentido en que creo que nuestro papel como mujeres creadoras es fundamental. Sin manifestaciones culturales que expresen las maneras de ver y entender la sociedad por parte de ese 51% que constituimos en la actualidad las mujeres en el conjunto del estado español, podremos avanzar con leyes (absolutamente necesarias, por supuesto), pero la sociedad avanzará a un ritmo muy lento. Y, en un estado de derecho como es el nuestro, todas sabemos que las leyes son susceptibles de ser modificadas.

Es aquí cuando poner de manifiesto las circunstancias que rodean la situación profesional de las creadoras resulta imprescindible. Además de las diferentes métricas que podamos conocer poniendo de manifiesto lo lejos que se encuentra la presencia paritaria en la totalidad de los sectores creativos, es importante llamar la atención sobre otros aspectos de naturaleza estructural que deben ser objeto de acciones y políticas firmes. En el estudio que antes mencioné, y que pone de manifiesto el compromiso desarrollado por la SGAE en la igualdad de género en la creación, nos encontramos con algunos datos que pueden darnos una idea de los principales problemas que afectan a las mujeres creadoras. Ya desde el planteamiento de su dedicación a las artes, las mujeres tienen un menor apoyo por parte de su entorno (un 58% de las mujeres creadoras manifiesta haber recibido ese apoyo frente al 76% en el caso de los hombres).

Ese menor apoyo sin duda está detrás de otro gran problema: la escasa confianza en las propias posibilidades. Así mientras que un 60% de los autores tenía una gran confianza en sus posibilidades al inicio de su carrera, el porcentaje disminuye drásticamente hasta el 46% en el caso de las mujeres. Esta falta de apoyo y de confianza no se traduce, ni mucho menos, en menor esfuerzo formativo. De hecho, el 69% de las autoras que participaron en este estudio referido a música, artes escénicas y audiovisuales tienen algún título universitario, máster o doctorado, cifra que baja al 49% en el caso de los autores. Los problemas continúan más allá de la fase formativa, y es la conciliación familiar la que aparece como una de las grandes barreras al desarrollo profesional: las mujeres autoras dedican un 45% más de tiempo a tareas domésticas y de cuidados que sus compañeros de profesión. También la precarización (en un sector ya de por sí muy frágil) es mayor entre las mujeres que entre los hombres, con una brecha salarial que se sitúa en torno al 20%.

Modificar estas situaciones no sólo es importante para todas aquellas que nos dedicamos a la creación, sino, insisto, para el conjunto de la sociedad. Si no generamos relatos, si nuestra visión está ausente de las referencias culturales y artísticas, la sensibilización en torno a la igualdad, a la violencia machista, al acoso laboral y a la precarización de la mujer como sujeto político, irá a un ritmo mucho más lento del que nos podemos permitir.

[Sílvia Quer es directora de cine y miembro de la Junta Directiva de la SGAE]

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación