Los 'secundarios', la verdadera aristocracia del cine español
En puertas de los Goya, Miguel Rellán y Tina Sainz reflexionan sobre esta 'estirpe' y sobre el oficio de actor
Miguel Rellán
Diez intérpretes -cinco actores y cinco actrices- esperan escuchar su nombre este próximo sábado en la gala de los Goya cuando se abran los sobres correspondientes a las categorías de actor y actriz de reparto . Un apartado opacado por los galardones de los ... intérpretes protagonistas, pero que reconoce con frecuencia trabajos de una calidad extraordinaria.
Y es que la tradición en nuestro cine (y nuestra escena) de los mal llamados ‘actores secundarios’ es exuberante. Una lista nada exhaustiva (e injusta) de nombres que han marcado el cine español y la retina de muchos espectadores sobrepasaría la treintena: Manuel Alexandre, Rafael Alonso, Rafaela Aparicio, José Bódalo, Luis Ciges, Florinda Chico, Álvaro de Luna, Alfonso del Real, Julia Caba Alba, Antonio Gamero, Luis Escobar, Isabel Garcés, Antonio Garisa, Manolo Gómez Bur, Pepe Isbert, Chus Lampreave, Juanjo Menéndez, Gracita Morales, Manolo Morán, Matilde Muñoz Sampedro, Antonio Ozores, María Luisa Ponte, Josele Román, José Sazatornil ‘Saza’, Amparo Baró, Laly Soldevilla... No están, evidentemente, todos los que son, pero sí son todos los que están. Y son los que varias generaciones admiraron en los ‘Estudio 1’ de TVE, los que han despertado la risa o provocado el llanto en una determinada escena de alguna película -« Lo siento, señorito, pero yo soy testiga de Jehová y mi religión me prohíbe mentir ... Ya me gustaría a mí mentir, pero es lo malo de las testigas, que no podemos», Chus Lampreave dixit -; son los que aparecen en letra pequeña en los carteles pero se engrandecen bajo los focos. Son la verdadera aristocracia de nuestro cine y nuestra escena.
«Lo primero que hay que poner en cuestión es la palabreja esa, ‘ secundario ’, que está desgastada, se ha quedado obsoleta», protesta Miguel Rellán , un intérprete todoterreno con más de doscientas participaciones en películas, series de televisión y funciones teatrales. «Viene de esa división, que yo he vivido todavía, que tenían las compañías teatrales, con el primer actor, la damita joven, el característico, el galán joven... Pero yo creo que esto hace tiempo que ha cambiado».
«Yo he sido siempre secundaria en los carteles -apunta Tina Sainz , otra ilustre y veterana actriz española, con una cantidad de interpretaciones superior también a los dos centenares-, pero nada más». Refuerza también el argumento de Rellán: «el término viene de antiguo; pasaba también en el cine de Hollywood... Hoy hay más barullo en ese sentido».
Para Tina Sainz, los actores de reparto eran « el sostén de las producciones , porque eran profesionales sólidos. De ahí su gran valor; eran los que apuntalaban las producciones».
En el cine y la televisión -y cada vez más en el teatro- los papeles protagonistas son para ‘chicos guapos’. «A mí me dijeron en una ocasión: ‘mira, queremos que hagas este trabajo porque los protagonistas son dos sacos terreros y queremos rodearlos de actores sólidos».
Y es que la interpretación tiene mucho de oficio. ¿Se aprende más en las escuelas o en el escenario y los platós? «En ambos lugares, como todas las carreras -responde Tina Sainz-. Hay que estudiar y prepararse; pero el día a día, más en el teatro que en el cine o la televisión, es fundamental. Tener la oportunidad de ver entre bastidores, como yo he tenido, a José María Rodero , a Julia Gutiérrez Caba , a Amparo Baró ... Es una escuela envidiable. La gente joven en ese sentido está más desprotegida, tiene más difícil aprender el oficio. Lo que no se puede aprender es el talento, la chispa. Se nace con ello y no hay escuela ni oficio que te lo dé».
Cita Miguel Rellán una frase de Gabriel García Márquez , «A mí no me gustan autores, me gustan libros», para decir que él recuerda interpretaciones más que actores. La de José Bódalo en ‘Volver a empezar’ está en la memoria de muchísimas personas; su rostro en primer plano tras conocer la noticia de que su amigo ( Antonio Ferrandis ) tiene un cáncer terminal es de antología. «Bódalo era punto y aparte -sentencia Rellán-; los dioses, la genética, qué sé yo. Igual que a Mozart le dijeron: ‘muchacho, vas a ser tú’. Bódalo estaba dotado para esto: una intuición fantástica. Ya sabe esa anécdota suya, cuando le dijo un director: ‘José, aquí te paras; cuando miras al jardín rememoras toda tu infancia; entonces te viene la nostalgia...’ Y él contestó: ‘Sí, bueno, que haga una pausa, ¿no? Cuando recuerdo el estreno de ‘La velada en Benicarló’, que hizo con José Luis Gómez , todavía se me ponen los pelos de punta. Cuando Bódalo coge la maleta y atraviesa el escenario... ¡Era una cosa...! ¿Cómo se hace? Ni método ni leches, no hace falta que te expliquen más. Le pregunté cómo lo hacía y su respuesta fue muy sencilla. ‘Nada, salgo y lo hago’... No sé si eso se aprende. Lo que natura non da, Salamanca non presta... Puedes estar mirando a los mejores actores del mundo... He aprendido profesionalidad y saber estar de Alfredo Landa, de Bódalo, de Agustín González, de Fernando Fernán Gómez... Que no es poco. Y actitud, que me parece muy importante. Tanto en el escenario como fuera de él. Curro Romero , que decía que él no hacía faenas de aliño porque no sabía ‘hacer como que hacía’, decía también una cosa que vale para cualquier profesión: ‘Un torero lo es hasta subiendo una cuesta’. Y si de verdad te gusta este oficio, eres actor hasta subiendo una cuesta. Michael Caine decía que el casting de un actor empieza el día que nace».
«Los años son una gran escuela -completa Tina Sainz-; los actores somos como el buen vino , mejoramos con los años. Pero solo lo hacemos si somos inteligentes. Es lo mismo que nos pasa a las personas en la vida cotidiana».