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Sale a la luz la obra periodística de Clara Campoamor

Antes de brillar como política y jurista, la sufragista fue periodista. Cien años después, se rescatan sus textos publicados en prensa

Clara Campoamor ABC
Jaime G. Mora

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Abogada, diputada y escritora, la gran valedora del voto de la mujer durante la segunda República, Clara Campoamor , fue antes que todo periodista. «No sabemos cómo empezó, ni cuándo», explica el escritor Luis Español Bouché , que ha descubierto los primeros artículos en prensa firmados por Campoamor en 1920, pero sí sabemos que estos escritos constituyen «un guión consciente o inconsciente de su futura trayectoria». La situación de la mujer o la atención a los niños desamparados son algunos de los temas que interesaron a una activista que se inició como plumilla por necesidad. Obligada por la temprana muerte de su padre, abandonó sus primeros estudios y hubo de desempeñarse como modista, telefonista o dependienta de comercio. El periodismo, ya por entonces mal pagado, se le presentó como una vía de ingresos complementaria.

«Es posible que ya hubiese artículos suyos en 1919», indica Español Bouché, pero los primeros con la firma de Clara Campoamor, que son también sus primeros textos conocidos, se ubican a partir de 1920 en la cabecera «Hoy», una escisión del «Heraldo de Madrid». No fue Campoamor la primera mujer periodista en escribir en prensa, pero sí fue original en que «sus primeros artículos tratan, todos, de distintos aspectos de la mujer». En su investigación para la revista «Voz y Letra», ha localizado veintiún escritos firmados por Clara Campoamor, aunque advierte de que existen otros cuya autora es «Eulalia» y que podrían ser de su autoría, pues fue bautizada como Carmen Eulalia. En un trabajo de rastreo por las hemerotecas realizado a la par, Isabel Lizarraga Vizcarra y Juan Aguilera Sastre recuperan en « La forja de una feminista » (Renacimiento, 2019) los textos de Campoamor en «Hoy» y además aportan otros artículos publicados en «El Socialista», «La Libertad» y «El Tiempo», hasta un total de sesenta y tres.

Como parlamentaria de las Cortes Constituyentes de la República luchó por el voto de la mujer contra la opinión de buena parte de la izquierda y contra las otras dos diputadas de la cámara: Victoria Kent y Margarita Nelken

Campoamor, que tenía 32 años, en sus primeros pasos como plumilla hizo gala de una espontaneidad que hoy ya no se estila. En sus entrevistas, artículos de opinión y reportajes se implicaba «con valoraciones en primera persona del plural» y «llamadas a la complicidad del lector», señalan los autores de «La forja de una feminista». Sus opiniones «con frecuencia se mezclan con la expresión de deseos y expresiones de ánimo, peticiones de mejora o con llamamientos a la acción». Su actividad periodística cesó en julio de 1921, cuando decidió proseguir sus estudios y aprobar en seis meses las 30 asignaturas que le quedaban de Bachillerato. Luego se matriculó en la carrera de Derecho y, en 1925 ya se había dado de alta en el Colegio de Abogados de Madrid.

Fueron unos años de retraimiento en su actividad periodística y activista, y en su retorno al espacio público, ya con título universitario, inició su etapa de madurez intelectual y profesional. Como parlamentaria de las Cortes Constituyentes de la República luchó por el voto de la mujer contra la opinión de buena parte de la izquierda, que temían el sesgo conservador del voto femenino, y contra las otras dos diputadas de la cámara: Victoria Kent y Margarita Nelken . Ella defendía «el derecho de las mujeres a equivocarse». En las entrevistas que concedió antes de exiliarse por la guerra y caer en el olvido, al repasar los hitos de su vida, hablaba de los mil y un trabajos que la ocuparon antes de convertirse en jurista, pero tendía a olvidarse de sus inicios en el periodismo.

La lectura de sus artículos, en cambio, permite concluir que su activismo público tuvo una relación muy directa con su labor periodística. En ellos «habla la futura jurista de problemas legales como los derechos adquiridos por la mujer española que se pretendían cercenar –señala Español Bouché–; habla también la futura directora general de Beneficencia de los niños pobres y desnutridos; habla igualmente de la mujer en la Universidad, a la que accederá en 1922; habla de la mujer en la Sociedad de Naciones la primera mujer española que, tres lustros más tarde, intervino ante esa institución».

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