Del retrato deforme a la sátira: por qué la caricatura sigue viva

«En los tiempos que corremos, la caricatura, esa filosofía del dibujo, se impone. El público la solicita y la prensa la divulga», llegó a publicar 'Blanco y Negro'. Lo recuerda Inmaculada Corcho , directora del Museo ABC de dibujo e ilustración, en la introducción de ' Caricaturistas de profesión ' (Nórdica), una cuidada edición que recoge una muestra de las mejores obras de varios caricaturistas destacados del panorama actual. Agustín Sciammarella, Iván Mata, Raúl. .. todos ellos exponen además en estas páginas cómo se enfrentan a una profesión que se encuentra en terreno pantanoso.

«Es una ocasión para documentar la historia de los caricaturistas de prensa contemporáneos: un lugar desde donde poder reivindicar nuestro oficio, que no atraviesa ahora su mejor momento», señala Iván Mata, que se ha encargado de la coordinación de esta antología. Al fin y al cabo, destaca Diego Moreno , editor de Nórdica, «estamos en uno de los mejores momentos de la historia, pero es cierto que esto coincide con un cambio de paradigma de la prensa escrita, que es el medio natural e histórico de la caricatura y el humor gráfico».

A estas penurias se refieren varias de las firmas del libro. «Yo creo que el caricaturista ocupa uno de los más bajos peldaños en la escala de creadores-realizadores de un periódico o revista, por eso, en tiempos de crisis, somos los primeros en caer ante el imprescindible recorte económico al que los medios se ven obligados», señala David García Vivancos , colaborador de publicaciones como ABC o 'El Jueves'. «¿Alguien cree que cualquier vertiente de la ilustración ha estado valorada en España alguna vez?», se pregunta Joaquín Aldeguer .

Hubo un tiempo en que sí, según Inmaculada Corcho; hace más de un siglo. «Las caricaturas llenaron las páginas de periódicos, revistas y panfletos, cargando las tintas en políticos principalmente y el éxito de tal recurso gráfico terminaría, acabando el siglo XIX, convirtiéndose en un campo artístico propio, con sus publicaciones especializadas, un sinfín de artistas dedicados al arte de la caricatura y un amplísimo abanico de personalidades que retratar. El retrato deforme y mordaz servía tanto para torpedear el prestigio de unos como para ensalzar los valores de otros».

Eso era y sigue siendo la caricatura, «la mejor iconografía para que recordemos a todas esas personas personajes y personajillos que en algún momento merecieron formar parte del olimpo de las celebridades». Rosalía, Woody Allen, Usain Bolt, Vladímir Putin, Donald Trump, Rafa Nadal, Picasso, Tarantino, Elvis Presley... son algunos de los personajes retratados en las páginas de 'Caricaturistas'. «En una ocasión, el maestro Loredano comentó que lo más valorable de una caricatura no sería el parecido, pues era suficiente con que el dibujo y la persona retratada compartieran ciertas 'pertinencias'», comenta Raúl.

Estas 'pertinencias' son las que trabajan estos dibujantes, cada uno con su sensibilidad y con su técnica. De la acuarela de Carlos Rodríguez Casado a la versatilidad de Ernesto Priego Martín : «Intento no definir la técnica sin avanzarla, pero no quedarme fijo por no caer en la desidia». No es lo mismo dibujar a los Rolling Stones que a Plácido Domingo, añade Iván Mata: «Básicamente porque su esencia es totalmente opuesta. Me encanta el rock & roll, pero no siempre tengo el mismo estado anímico. Así que hay muchas veces que también me encanta escuchar flamenco, tango... Pues con una caricatura me pasa lo mismo».

Cómo seguir llegando al público es la clave para el devenir de estos autores. Casi todos apuntan a la aceptación de la caricatura en las redes sociales, señal de que la demanda existe. «Mi hipótesis, o deseo, es que la caricatura pueda seguir acompañando perfiles, reseñas y crónicas, aunque sean digitales. Pienso que aporta un valor añadido y singularidad a la pieza que acompaña», dice María Picassó . «El poder de la imagen es muy valioso en el mundo digital y ahí debemos estar tanto la prensa como los dibujantes», afirma Sciammarrella.

Que la caricatura pueda mantener su perfil transgresor, está por ver, como apunta Iván Mata. «En general, considero que esta sociedad está perdiendo el sentido del humor y por lo tanto se está empezando a apostar menos por las caricaturas en prensa y más por los retratos caricaturizados, que no son tan transgresores».

Thorsten Rienth , en cambio, se remite a los orígenes para exhibir optimismo: «La caricatura es sátira y por tanto seguirá presente en nuestras vidas a pesar de que adquiera nuevos formatos. La parodia, burla y exageración es un recurso humorístico utilizado desde la antigüedad, es una vía de escape muy importante para la sociedad y más en los momentos tan complicados que vivimos». En esa línea, concluye Rodríguez Casado, «siempre que haya noticias, habrá ilustración».