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Restauraciones desastrosas: cuando el arte se pone en manos de aficionados

Las chapuzas vista en obras como el «Ecce Homo» de Borja indigna a los restauradores profesionales que no entienden el trato al patrimonio cultural

El Ecce Homo de Borja; en el reflejo, Cecilia Giménez, quien llevó a cabo la restauración (Fabián Simón)

ABC Multimedia

Empieza a ser ya una tradición, una triste tradición: a cada poco aparece en España una pieza del patrimonio cultural convertida en chiste tras una espantosa intervención (que nunca llega a ser restauración). La última víctima ha sido una una supuesta copia de « La Inmaculada del Escorial », de Murillo.

Todo empezó con el « Ecce Homo»de Borja (Zaragoza), que inauguró el fenómeno. La obra quedó destrozada, pero la gracia de la noticia confirió a la obra a la obra y a la localidad mayor repercusión de la que tenían. Además, bautizó al resto de casos como nuevos «Ecce Homo».

Otro caso mítico es el « San Jorge » de Estella (Navarra). La policromía original deteriorada que aún conservaba la escultura fue actualizada por una empresa de manualidades local. Los restauradores expertos, indignados, ponen el grito en el cielo con cada nuevo caso.

Otro caso lo encontramos en un conjunto escultórico de la parroquia de Rañadoiro (Asturias). «La Virgen con el Niño y Santa Ana», una talla del siglo XV, fue repintada sin ningún tipo de cuidado.

Desde la Asociación de Conservadores Restauradores de España (ACRE) denuncian la «falta de regulación» de la actividad de la restauración y consideran que estos casos «debería alarmar» a los ciudadanos y no convertirse «en un motivo de diversión mediática y social».

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