«Es el PSOE el que tiene una historia negra, no el PP» Stanley G. Payne _ Hispanista
POR TULIO DEMICHELIFOTO: SIGEFREDOMADRID. El historiador nortemericano considera que «Franco y Hitler» (La esfera de los libros) «es el único estudio realizado hasta ahora que enfoca exclusivamente
El historiador nortemericano considera que «Franco y Hitler» (La esfera de los libros) «es el único estudio realizado hasta ahora que enfoca exclusivamente las relaciones que Franco y Hitler establecieron durante un espacio de nueve años. No es una historia de la guerra civil, sino ... de esas relaciones en términos políticos, militares, estratégicos, diplomáticos y económicos. Y además se estudia el papel que España desempeñó en el Holocausto». Para realizar el libro, Payne se ha basado en «documentos alemanes, pero también se ha incorporado documentación española nueva de la Fundación Franco».
El autor considera que la II República, a partir del estallido de la guerra, se convirtió en una especie de República Popular, pero de tipo diferente a las comunistas instauradas en Europa tras la guerra mundial. «Fue exclusivamente de izquierdas -afirma Payne- pero no comunista. Aunque había menos «semipluralismo» en el Gobierno de Franco, porque allí existía un partido único, algo que Negrín pensó hacer en algún momento, pero esa idea fue rechazada, precisamente, por los comunistas, porque les sonaba muy fascista».
Payne examina a fondo la naturaleza de las ayudas que la URSS, por una parte, y Alemania e Italia, por la otra, prestaron a los contendientes. «La ayuda soviética fue mayor, pero menos eficiente, porque la alemana y la italiana se mantuvieron de un modo sistemático. Si Stalin hubiera querido invertir más, quizá hubiera sido factible la victoria de la República. Éste es, paradójicamente, el punto de vista de los republicanos no comunistas. Sin embargo, los envíos soviéticos se enfrentaban a la marina italiana y a sus submarinos, así como a los barcos de Franco. Eso forzó después a trasladarlos por Francia, un camino más costoso y largo. La situación de la URSS como potencia europea a la vez que asiática recortó mucho las posibilidades sobre todo a partir de la guerra chino-japonesa. Podía invertir cierta cantidad en España, pero no demasiado. La hegemonía soviética existía en el bando republicano, pero no era total, porque ni el Ejército ni el Gobierno de Negrín estuvieron totalmente dominados por los soviéticos».
España era un país periférico
La relación también era asimétrica porque fue mayor la simpatía de Franco por Italia que por Alemania (y viceversa). «Hitler creía que su apoyo sería estratégicamente importante. Pero España era un país periférico cuya importancia se limitaba a intereses económicos. En cambio, para la Italia de Musolini, como potencia mediterránea, España resultaba fundamental. Su ayuda fue más abundante y sus términos, más generosos: se le condonó casi el 40 por ciento de la deuda. Después, al comenzar la guerra mundial, Italia ya no podía ayudar a España. Y Franco entendía eso y pensó que la ayuda tenía que venir de Alemania».
Payne sostiene que Franco siempre estuvo dispuesto a entrar en la guerra mientras España obtuviera claros beneficios. Pero Hitler quería una de las islas Canarias, Guinea Ecuatorial y, además, no podía incomodar al Gobierno de Vichy con las pretensiones coloniales españolas en Marruecos. «Aquí lo fundamental es que España era más débil que Italia. En una carta de Franco a Serrano Súñer le decía que España no podía entrar por gusto en la guerra, sino que tenía que haber contrapartidas importantes tanto en territorios como en apoyo económico y militar. Y Hitler no estaba en condiciones de entregar tanto. Franco, por su parte, insistía y esto, al fin y al cabo, le salvó. Pero estaba dispuesto a hacerlo si sacaba esas contrapartidas».
En fin, un día como éste resulta imposible sustraerse a temas de actualidad. Así que hablaremos de la tan traída y llevada memoria histórica.
-¿Ha utilizado el PSOE a lo largo de la pasada legislatura la memoria histórica para identificar al PP torticeramente con el bando franquista de la Guerra Civil?
-Sí, creo que ésa ha sido la intención del PSOE. Yo creo que las relaciones del PP con el franquismo están muy claras: es un partido nuevo, democrático, que nada tiene que ver con el franquismo y que lo ha rechazado formalmente. Y eso es todo. En cambio, el PSOE tiene una historia siniestra. Históricamente defendió objetivos totalitarios y cuenta con un pasado de terrorismo en 1934, en 1936 y en 1937, incluso con participación en asesinatos en masa. El que tiene una historia negra es el PSOE, no el PP.
-Sin embargo, el PSOE surgido en Suresnes se desvinculó de ese pasado. En 1977, el heredero de esa tradición fue el partido de Llopis, el PSOE histórico...
- Eso es verdad, creo, en cuanto a la posición política de Felipe González. Esta postura hizo que el PSOE fuera un partido aceptablemente democrático. Fue un paso bien calculado para que pudiera obtener la mayoría absoluta en 1982. Hay otro aspecto de la cuestión y es la actitud ideológica básica de las izquierdas en España. Algo que se remonta a todo el siglo XIX y que comienza en 1821 con la aparición de «los exaltados».
-¿En qué consiste?
-Se trata de creer en una doctrina progresista categóricamente superior a la de los conservadores y que les da derecho a dominar moral y políticamente para gobernar. Esta actitud socialista no es del marxismo, sino anterior, como le digo; pero también, posterior: es la actitud de la «corrección política» anglosajona que viene de los años 60 y 70 y triunfa a fines del siglo XX. Es la nueva ideología de la izquierda española: el buenismo. Por ella, quienes no participan en esa doctrina, son gente retrógada, inferior, que no cuenta, que no tiene derecho a participar en ninún gobierno y que debe ser anulada.Actitud fundamental que no fue cambiada por González y que, por eso, se repite de formas diferentes y en diferentes situaciones. Y de la que hizo uso el propio González cuando, entre los años 93 y 96, se da cuenta de que podía perder las elecciones y se dedicó a identificar al PP con el fraquismo. Pero, sobre todo, la han utilizado sus sucesores tras la gran derrota del 2000. Por eso echaron mano de la memoria histórica y su afán de identificar a la derecha con el franquismo.
-Una estrategia que comparten radicales y nacionalistas...
-Claro, también se ha buscado aislar al PP con una alianza inquebrantable con los nacionalistas y radicales para apartarlo de la realidad política. Este fue el intento. Esta actitud de apartar al adversario como gran enemigo deshumanizado es un rasgo del «talante» socialista. Y es el cainismo español.
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