El presidente de la Bienal de Venecia no pudo entrar en el Pabellón de Sierra

VENECIA. El trabajo de Santiago Sierra en la Bienal sigue su curso: sobre todo dar que hablar. La imposibilidad de acceder al Pabellón Español, si no es con el DNI o con un documento que certifique la nacionalidad española, provoca en el público reacciones que van de la indignación a las sonrisas cómplices ante la simple metáfora de las fronteras infranqueables. La paradoja de esta propuesta artística rozó ayer lo increíble al serle negada la entrada al presidente del Jurado de esta Bienal, el que decide quién se lleva el premio al Mejor Pabellón Nacional.

Ante la negativa rotunda de los guardas de seguridad, políglotas cien por cien, que flanquean la puerta, el presidente ha tenido que darse la vuelta y explicar que si no ve el interior, no hay premio. Así lo comentaba ayer Santiago Sierra y quienes vigilan el Pabellón. ¿Será una amenaza o será una simple prueba para saber si realmente se puede saltar el muro? Hoy, suponemos, que habrá más de lo mismo, pero Sierra sigue siendo el favorito para la crítica y los galeristas que se pasean por esta Bienal. Hoy también sabremos si el presidente del Jurado estaba echando un órdago o hará ejercer su auténtica autoridad.