El Planeta en el que los políticos fueron los únicos que no hablaron de política
La tensión literaria parecía resuelta de antemano con los rumores ciertos sobre quién era el ganador, pero la política se palpaba en un Artur Mas y un José Ignacio Wert que apenas cruzaron palabras
¿Literatura o política? He ahí la cuestión que gravitaba ayer sobre el Premio Planeta . En algunas mesas se habló solo de lo uno o de lo otro. Porque ante el peso de este dilema, de la crisis ya casi ni hablamos. La tensión ... literaria parecía resuelta de antemano con los rumores ciertos sobre quién era el ganador . La tensión política se palpaba en un Artur Mas y un José Ignacio Wert que apenas cruzaron palabras.
En la mesa presidencial , sin embargo, sí se hablo, bastante, pero de asuntos ajenos a la polémica, de cine y literatura, incluso de fútbol, para no tocar la actualidad política . La cortesía obligaba a mantener el tipo y era importante mantener el buen tono. Mas habló sobre todo con Lara, y el ministro con la mujer de Mas y con la presidenta del Parlament.
Lo llamativo fue que Lorenzo Silva , el ganador, alzara su voz como lo hizo y volviera a oírse un argumento libre de toda sospecha partidaria, un toque de sentido común en un entorno social y político corto de sensatez . Uno se pregunta a menudo donde están los intelectuales españoles, que no dejan oír su voz con suficiente fuerza, que parecen haber dimitido de su capacidad para elevar el debate que la tensión política pone a menudo a nivel de las trincheras partidistas. Inexplicablemente algunos han caído en ellas y parecen dispuestos a quedarse, lo cual dice muy poco de los intelectuales y de los partidos.
Porque de lo hablado y escuchado ayer en las mesas del Palau de Congressos se desprende que hay gente que tiene miedo de un futuro de ruptura, o a cruzar el punto de no retorno, mientras se convive con fanáticos de esa ruptura que la jalean nada inocentemente . Y políticos temerarios que agitan estos y otros magmas sentimentales.
Lo contaban ayer algunos asistentes a la cena, oriundos de Cataluña. El discurso victimista cala y provoca intransigencia , la gente convierte la estelada en símbolo de cualquier descontento y eso empapa la vida privada. Algunas cenas familiares ya son acaloradas en Cataluña, y aún falta mucho para las elecciones del 25-N . «¡Cómo serán en Navidad!», bromeaban algunos.
Los puentes de Lorenzo Silva
De pronto, Lorenzo Silva explicó sencillamente, en catalán, que no quiere una frontera más porque se siente tan barcelonés como madrileño , casado con catalana, con casa en Barcelona y con una carrera que junta Premio Nadal y, ahora, Planeta. Dijo que entiende que volar puentes gana más portadas que construirlos, pero que estamos abocados a vencer esa tentación, porque las consecuencias son indeseables, para todos y también para su casa, su carrera, su familia e incluso su amor.
Le escuchaban con atención miembros del Gobierno español y del de la Generalitat, estos tal vez a su pesar. Hubo tan estentóreo aplauso al nuevo premio Planeta por estas palabras tan medidas y necesarias, que hicieron del galardón algo acogedor en una noche de ciertas inquietudes. El resto de la velada, entre copas y chismes literarios, muchos comentaron ese acierto del ganador.
El silencio de la Generalitat ante el discurso de Silva fue una forma de discrepancia
Además, también se comentaba bastante que su novela se ajusta como un guante para la ocasión . En medio de la campaña política catalana, llena de tensión soberanista, Bevilacqua y Chamorro, los guardias civiles de ficción que Silva ha creado para sus novelas, colaboran con los Mossos en una investigación que tiene mucho de descubrimiento mutuo. Por algo dijo ayer el escritor: «Tenemos que vivirnos más y visitarnos menos». No basta con mirarse, hay que tratar de entenderse , un mensaje que Artur Mas y José Ignacio Wert habrían debido escuchar al principio de la cena, en lugar de al final.
Y el silencio con el que vivieron en el entorno de la Generalitat el discurso de Lorenzo Silva debió de ser una forma elocuente, aunque muda, de discrepancia. Hagamos caso al autor y tratemos de entenderlo, sin calificarlo. A ver si cunde el ejemplo.
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