Pinilla, un autor entre hierros, letras y madera

Hoy, el último volumen de esta trilogía, Las cenizas del hierro, ha recibido el Premio Nacional de Narrativa, un galardón que se suma así al Premio Nacional de la Crítica, que recibió este mismo título el pasado mes de abril; y, por otro lado, al Premio Euskadi de Literatura 2005 que obtuvo el primer volumen, Verdes valles colinas rojas. La tierra convulsa.

Ramiro Pinilla (Bilbao, 1923) ve ahora cómo su vuelta a la literatura el pasado 2004, tras más de 30 años de ausencia voluntaria, con la publicación del primer volumen de la trilogía, ha sido toda una suerte para el mundo la creación literaria y para él mismo.

Y es que este autor, que fue marinero durante años, que se ha movido entre las letras, el hierro y la madera -él mismo se construyó su casa-, y que se ha erigido para muchos críticos como 'el creador de la novela vasca de todos los tiempos' decidió alejarse del mundo editorial, tras quedar finalista en 1972 del Premio Planeta, para cambiar éxito "por paz".

Una libre decisión tomada tras recibir en 1960 el Premio Nadal; en 1961 el Premio Nacional de la Crítica con la novela Las ciegas hormigas y de escribir títulos como Recuerdo oh recuerda, Primeras historias de la guerra interminable, La gran guerra de Doña toda, Andanzas de Txiqui Baskardo o Huesos. Toda una sólida carrera literaria que el autor ha culminado a los 80 años utilizando su tierra para entender y explicar lo complejo del mundo.

Así, este hombre de cabeza rasurada, fuerte, singular, y de mirada reflexiva y atenta, que protege con unas enormes gafas, ha creado, a través del microcosmos de Getxo, donde vive desde los 27 años, una saga de más de 50 personajes que pueblan una historia que se inicia a finales del XIX y que termina en los años 80, y donde Ramiro Pinilla habla minuciosamente de la amenaza de la industrialización para la vida tradicional, y de un mundo en descomposición que va transformándose poco a poco.

Una mezcla de realidad y ficción, de mitos y leyendas que él ha construido prescindiendo de estos mitos y leyendas que le han contado otros, y una síntesis de Faulkner, una de las grandes referencias del autor, y su 'Yoknapatawpha' y del 'Macondo', de García Márquez.