Ocho expertos en Lidar dudan de la imagen del supuesto templo de Hércules

Creen que puede ser fruto de un error en los datos por las limitaciones del Lidar del IGN en superficies inundadas

El equipo que busca el Templo de Hércules en Sancti Petri habla de la polémica imagen: «Es una mínima parte de nuestra hipótesis»

Vista en 3D de la desembocadura del caño de Sancti Petri, mirando del norte hacia el sur. Al fondo se ve la isla de Sancti Petri y en primer plano la «forma» rectangular que muestra el Lidar, dibujada a juicio de Kiko Sánchez Díaz, por un «algoritmo de interpolación». Kiko Sánchez Díaz

La sugerente imagen de una formidable estructura en Sancti Petri, presentada por un equipo de la Universidad de Sevilla, del CSIC y del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico en Cádiz el pasado 15 de diciembre, llevó a pensar que bajo las aguas del caño podía haberse localizado al fin el buscado Templo de Hércules , pero una ola de dudas está arreciando con fuerza sobre esta hipótesis.

ABC ha consultado la opinión de varios expertos españoles en el uso de la tecnología de teledetección Lidar en arqueología sobre esas imágenes digitales obtenidas por los investigadores de la Universidad de Sevilla Ricardo Belizón y Antonio Sáez a partir de los datos públicos del Instituto Geográfico Nacional (IGN). Con cautela, por no contar aún con una publicación científica de sus colegas, los especialistas consultados coinciden en destacar las limitaciones del Lidar del IGN en zonas de agua y en que es probable que las líneas detectadas sean fruto de un error en los datos.

La estructura detectada por expertos de la Universidad de Sevilla en Sancti Petri Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico

Luis Berrocal Rangel (UAM): «Lo más probable es que sean distorsiones del programa, pero hay que seguir investigando»

«El Lidar solo aporta indicios» que hay que «comprobar mediante excavaciones o prospecciones sobre el terreno, o bajo el agua en este caso, si estos indicios son consistentes y responden a evidencias», subraya en primer lugar el catedrático de Prehistoria de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) Luis Berrocal Rangel, quien remarca que «en este caso estaríamos aún en la formulación inicial de la hipótesis».

Berrocal resalta que «la idea de que el Lidar es una tecnología que no sirve para detectar la superficie sumergida es falsa porque precisamente fue la Marina norteamericana quien inventó esta tecnología para identificar submarinos y pecios, barcos hundidos, en sus costas». Sin embargo, el Lidar del IGN, «con el que tenemos cubierta toda España y es una joya comparada con el resto de los países que nos rodean», no fue concebido para cartografiar superficies inundadas, sino únicamente las emergidas. «Mi equipo de investigación, que fue pionero en España en la aplicación Lidar a la Arqueología, ha comprobado que tanto en el castro de Irueña (Fuenteguinaldo, Salamanca) como en el de Las Cogotas (Cardeñosa, Ávila), dos poblados de la Edad del Hierro muy conocidos que se encuentran junto a pantanos, este Lidar del IGN no aportaba datos o los que aportaban daban imágenes lineales erróneas. Esto es lo que podría haber pasado en Sancti Petri».

Ahora bien, continúa este experto, «las imágenes Lidar aportadas por la Universidad de Sevilla muestran líneas demasiado complejas y detalladas que parecen, en verdad, grandes edificios de la Antigüedad, no las distorsiones que nosotros detectamos en los pantanos Irueña o Las Cogotas. Quizá sea porque, con limitaciones, se pudo identificar alguna gran construcción inundada o quizá sean meras anomalías más, imperfecciones del programa -que parece lo más seguro-». Por la información que ha conocido hasta ahora, «todo parece apoyar la idea de que son aberraciones gráficas inexistentes en la actualidad», afirma. Lo más probable es que sean distorsiones del programa, pero hay que seguir investigando«, añade.

Enrique Cerrillo (UCM): «Las anomalías del caño de Santi Petri me parecen un artefacto»

El profesor de la Universidad Complutense de Madrid Enrique Cerrillo es muy claro en este tema: «No me parece que los datos que suministra el IGN sean los adecuados para buscar ese tipo de evidencias sumergidas». Por sus trabajos en embalses, Cerrillo sabe que no es una herramienta útil para observar más allá del límite de la orilla. Además, este experto explica que antes de generar las imágenes hay que seguir unos procedimientos de análisis de los datos (métodos de interpolación, algoritmos de realce, resoluciones, etc) y contar siempre con una validación cruzada con otros métodos. «Al final la interpretación de los datos de teledetección es un proceso que requiere tiempo y cuya última etapa, antes de emitir un veredicto, es la comprobación en campo de los resultados», afirma.

«El hecho de que el Lidar sea una técnica de fácil aplicación no lleva implícito que los resultados sean fácilmente interpretables», remarca este experto, que cree que «debemos ser cautelosos y admitir que no todas las interpretaciones que se han hecho hasta ahora con datos Lidar son las más adecuadas».

Habiendo consultado los datos de Cádiz, Cerrillo concluye: «Las anomalías del caño de Santi Petri me parecen un artefacto (un error en los datos)».

César Parcero Oubiña (Incipit-CSIC): «Parece ser un ejemplo de incorrecta interpretación del Lidar»

Desde Santiago de Compostela, César Parcero Oubiña, experto del Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), se muestra reservado, debido a la «escasa información» de que se dispone, pero afirma que «parece ser un ejemplo de incorrecta interpretación del Lidar».

«Hay sensores Lidar, llamados batimétricos, que son capaces de atravesar la superficie del agua y topografiar el terreno por debajo de ella, hasta unos pocos metros de profundidad. Sin embargo, en este caso -explica- parecen haberse utilizado los datos Lidar del proyecto PNOA (Plan Nacional de Ortofotografía Aérea), datos que el Instituto Geográfico Nacional ha puesto a disposición pública desde hace años y que han sido usados con mucho éxito en varios proyectos arqueológicos». El sensor usado para capturar esos datos, continúa Parcero, «no es batimétrico, no dispone de esa capacidad de penetración en el agua, por lo que es altamente improbable que se hayan podido detectar elementos sumergidos usando estos datos, aquí o en cualquier otro lugar».

De ahí que al experto del CSIC le parezca «bastante improbable lo que se ha presentado, considerando la naturaleza de los datos que, según entiendo, se usaron, aunque insisto una vez más en que la información es muy escasa».

En la zona concreta donde se ha determinado la ubicación del templo sólo existen unos pocos puntos Lidar Iban Berganzo y Héctor A. Orengo

Iban Berganzo Besga y Héctor A. Orengo (ICAC): «En esa zona no hay estructura de ningún tipo que se pueda determinar de los datos Lidar del IGN»

Iban Berganzo Besga y Héctor A. Orengo, del Grupo de Investigación en Arqueología del Paisaje (GIAP) del Institut Català D'Arqueologia Clàssica (ICAC), han analizado el caso y creen que «en esa zona no hay estructura de ningún tipo que se pueda determinar de los datos Lidar del IGN».

Estos especialistas explican que en el lugar concreto donde se ha determinado la ubicación del templo, «solo existen unos pocos puntos Lidar», dado que el utilizado es topográfico y la región a estudio se encuentra sumergida. Esos pocos puntos «corresponden con barcos sobre la superficie del mar, pero éstos han sido filtrados para la generación del Modelo Digital del Terreno (MDT)», continúan.

Imagen de los barcos sobre la superficie del mar I.Berganzo y H.A. Orengo

En su opinión, «esa 'estructura' podría estar relacionada con la unión de dos zonas de datos Lidar. El MDT crea una superficie uniendo los puntos Lidar y en esta área, al no haber puntos, se crea una elevación artificial en los bordes de las dos regiones a partir de los puntos más cercanos. Al juntar las dos áreas, que coinciden con las 'paredes' del templo, se crean dos elevaciones artificiales paralelas».

Imagen de la 'estructura' que se visualiza por efecto de los bordes de los dos mapas Iban Berganzo Besga y Héctor A. Orengo

«La 'estructura' que se visualiza es el efecto debido a los bordes de los dos mapas», concluyen.

José Manuel Costa-García (USAL): «En aguas poco profundas a menudo los modelos digitales arrojan formas caprichosas»

El profesor del Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la Universidad de Salamanca (USAL) José Manuel Costa-García recalca que sus opiniones son preliminares, basadas exclusivamente en su experiencia investigadora. «En ningún caso he estudiado directamente el caso que nos ocupa», afirma. Pero desde su conocimiento de esta técnica de teledetección recuerda que a pesar del «enorme potencial» del Lidar para la identificación y análisis de restos arqueológicos en superficie, tiene también sus limitaciones, «y las masas de agua son una de ellas». «Dependiendo del tipo de datos con los que contemos, así como del procesamiento seguido, pueden aparecer 'fantasmas' o 'falsos amigos'«, explica. Costa-García ha tenido ocasión de comprobar repetidamente en contextos de aguas poco profundas -zonas costeras, embalses o ríos- que »a menudo los modelos digitales resultantes arrojan formas caprichosas, entre las que son frecuentes las poligonales«.

«Estas formas pueden aparecer o desaparecer de una cobertura a otra, pero no hay en ello ningún misterio. Tratándose de una zonas de marismas, podría ser éste el caso», observa.

Vista de la zona del caño de Sancti Petri Antonio Monterroso

Antonio Monterroso (UCO): «Es una aberración de interpolación»

El profesor de la Universidad de Córdoba, Antonio Monterroso, que proyecta buscar este año el Templo de Hércules en el Cerro de los Mártires de San Fernando, fue el primero en cuestionar la imagen. «Un Modelo Digital del Terreno sólo ofrece eso, el terreno firme, digamos. Y allí, en Río Arillo y Sancti Petri, en el terreno no hay nada, evidentemente, porque son zonas lacustres». Esa es la primera cuestión que resalta Monterroso antes de destacar que este tipo de láser aéreo del IGN «no es fidedigno en agua, puesto que los puntos no pueden fijarse en una superficie, líquida y no estable, y así poder rebotar al sensor para cumplir su medición altimétrica».

«En las zonas de ausencia de puntos, como son estos casos -añade el catedrático-, es donde el software crea las malformaciones para poder hacer continuo el modelo y que éste quede sin lagunas entre zonas con puntos y zonas sin ellos». Desde Córdoba y Cádiz, han vuelto a utilizar otros programas y variables para comprobar la validez de esa imagen presentada por la US y Monterroso indica que el resultado sigue siendo el mismo: «Una aberración de interpolación».

Kiko Sánchez Díaz, cartógrafo de la Junta de Andalucía: «La plataforma estaría a 63 centímetros sobre el agua»

El cartógrafo de la Junta de Andalucía Kiko Sánchez Díaz, doctorando en Prehistoria de la Universidad de Sevilla con una tesis sobre el uso del Lidar en arqueología, ha aplicado el mismo software QGIS que sus colegas de la US sobre los datos públicos Lidar del IGN, tanto de los tomados en 2015 que se emplearon en la investigación como los más recientes de 2020, y asegura que esa gran plataforma del caño de Sancti Petri se encontraría «flotando a 63 centímetros sobre el agua» y no sumergida.

«Hay ciertos tipos de Lidar que sí son capaces de trabajar en agua, pero este del IGN no y el rayo de luz rebota sobre el agua y da una información errónea», explica. Eso es lo que ha pasado, a su juicio, con las imágenes del supuesto templo de Hércules. «Esto es un error del Lidar», asegura.

La estructura detectada por la US en Río Arillo Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico

El cartógrafo ha comprobado que ocurre igual en la zona de marisma del Río Arillo. «Sale lo mismo, un agujero en los datos originales de Lidar y esas líneas rectas procedentes de una mala interpolación».

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