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Nicholas Reeves: «Me siento cómodo con las conclusiones a las que estamos llegando»

El egiptólogo británico confía en que los nuevos resultados confirmen la existencia de dos cámaras o pasillos hasta ahora ocultos

Un experto muestra a los periodistas cómo funciona uno de los radares usados en la tumba de Tutankamón Afp

ALICIA ALAMILLOS

Un agotado Nicholas Reeves atiende a los periodistas frente a la tumba de Tutankamón , la joya del Valle de los Reyes. Sin embargo, para este egiptólogo británico, el sepulcro del faraón niño es sólo la antesala de un descubrimiento aún mayor: la cámara funeraria de la Reina Nefertiti . Junto a un equipo científico de National Geographic , Reeves ha pasado la última noche escaneando las paredes norte y oeste de la cámara descubierta por Howard Carter , con la esperanza de que los nuevos resultados confirmen la existencia de dos cámaras o pasillos hasta ahora ocultos, mientras el Ministerio de Antigüedades egipcio pide paciencia y tiempo antes de confirmar nada.

Nicholas Reeves ABC

«Entiendo que la gente sea escéptica y busque más evidencias . Si vamos a proseguir con esta teoría, tenemos que establecer los hechos, tener más pruebas. Que la hipótesis esté basada en hechos, y no sólo en teorías y coincidencias. Que podría ser, esas cosas pasan» señala el egiptólogo , quien pese a todo afirma sentirse «cómodo» con las conclusiones a las que está llegando el equipo investigador.

Las teorías de Reeves se dividen en dos partes. La primera se fundamenta en unas grietas en las paredes de la tumba del «faraón niño», que parecen corresponder a unas puertas selladas tras las que habría dos nuevas cámaras , desconocidas hasta ahora. La pared oeste –siempre según Reeves- conduciría a una simple estancia anexa , mientras que la norte sería un pasillo que llevaría, finalmente, hasta la esquiva Reina Nefertiti. Esta segunda parte de sus teorías se fundamentan en lo que Reeves ha denominado «una ruta arqueológica ». La curiosa forma del sepulcro, así como ciertas pinturas, apuntarían a Nefertiti como la ocupante inicial del sepulcro, más tarde reutilizado por su hijastro Tutankamón.

«Por supuesto, esto [la teoría sobre Nefertiti] ha atraído mucho la atención», admite el egiptólogo, que ha sido criticado por la publicidad que ha dado a sus hipótesis antes de obtener pruebas más contundentes. Preguntado al respecto, señala que «las pruebas que se han hecho hasta ahora –que considero muy significativas- sugieren que quizá hay algo detrás de la pared norte ». El pasado mes de octubre el equipo de Reeves condujo unas pruebas de radar con el experto japonés Hirokatsu Watanabe , que según el egiptólogo «mostraron una división muy clara entre un lado derecho e izquierdo, que coinciden –de manera muy precisa- con la línea en el techo y la pared [en las que basa las teorías sobre las puertas ocultas]».

Esas pruebas de radar, pese al enorme avance que han sufrido en los últimos años, son una tecnología a veces «engañosa», especialmente en un terreno como el del Valle de los Reyes , lleno de grietas naturales. Reeves admite que el radar japonés «fue muy básico» –pese a lo cual el antiguo ministro de Antigüedades, Mamdouh El Damaty, afirmó estar seguro «al noventa por ciento» de la presencia de « espacios vacíos » tras las paredes-, y que el nuevo escáner digital GPR de National Geographic es mucho «más potente».

«Lo que es frustrante para mí [como arqueólogo] es que no tenemos resultados todavía, tomará un tiempo procesarlo todo», bromea. El proceso, desde que Reeves mencionó el nombre de Nefertiti y el Ministerio de Antigüedades egipcio aceptó permitir las investigaciones ha tomado de momento seis meses, y se espera que los resultados «al cien por cien» tarden todavía en llegar. «Se están llevando a cabo pruebas científicas para tratar de establecer la veracidad de la hipótesis de que haya o no unas cavidades», señala. Tras el escáner realizado anoche, cuyos resultados tardarán al menos una semana en hacerse públicos, el Ministerio ha informado que la tumba se someterá a uno más en abril, esta vez vertical. «Es como el humo . Lo ves, lo coges [extiende la mano hacia delante y cierra el puño] y crees que lo tienes, pero [abre la mano con gesto elocuente]. Todo el proceso es muy tentador y exasperante a la vez».

«No es mi decisión, pero estoy seguro de que si llegamos al punto de que la hipótesis parece que tiene una base real , la ingeniería, la ciencia, y el Gobierno egipcio, encontrarán el modo de revelarlo [respetando las pinturas y relieves que cubren las paredes del sepulcro de Tutankamón]», comenta. «Creo que tenemos todavía la posibilidad de encontrar algo muy notable aquí», concluye el egiptólogo.

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