Neil Young, tormenta perfecta en el mejor Primavera Sound
Neil Young, durante su actuación en el Primavera Sound /EFE
El último acople de guitarra de «Rockin´ In The Free World» zumbando en los altavoces, un sonriente Neil Young con una bufanda del Barça colgando del cuello y abrazándose a toda la banda sobre el escenario y una robusta y emocionante versión del «A day ... in the life» de The Beatles como despedida definitiva. Cuesta imaginar un final mejor para la edición más exitosa y multitudinaria del Primavera Sound, así que mejor quedarse con la imborrable imagen de las de cerca de 30.000 personas que se agolparon el sábado frente al escenario Estrella Damm del Primavera Sound y salieron con una sonrisa de oreja a oreja.
Clásico entre los clásicos y grande entre los grandes, el canadiense logró que el resto de escenarios enmudecieran a su paso y firmó una volcánica y apabullante actuación en la que sus piezas más clásicas ardiendo como antorchas regadas con gasolina. Fue, sin exagerar, algo inmenso. Un broche memorable para un festival que ha batido este año todos sus récords convocando en tres días a más de 75.000 personas.
Acompañado por una banda en la que destacaba la presencia de su mujer, Pegi, el bajista Rick Rosas y el guitarrista Ben Keith; el canadiense arrancó retorciendo el sonido de su guitarra con «Mansion on the hill» y, a partir de ahí, todo fue un festín de distorsión rugosa, acordes mellados y fragor eléctrico sabiamente combinado con pinceladas acústicas. Los suspiros de órgano de «Mother earth», con Young amoldándose a su condición de voz de la conciencia del rock, dieron paso a un deslumbrante y turbador clímax acústico formado por «The needle and the damage done», «Heart of gold» y «Old man». Colosal. Otro triplete para la historia al que añadir la soberbia «Unknow legend».
Aunque la mayoría de artistas hubiesen echado a correr de haber tenido que salir a tocar después de Young, Sonic Youth se las ingenió para mantener la intensidad y retener a gran parte del público con una rotunda exhibición de fuerza y poder. Mirando su pasado tan solo de reojo, los neoyorquinos cambiaron el noise por el punk para despachar a velocidad de crucero las canciones de «The eternal», álbum que sale a la venta la próxima semana y, desde ya, uno de los mejores discos que han grabado.
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