Mónica Rodríguez y Pedro Ramos, premios Edebé de literatura infantil y juvenil

Los dos títulos conmocionan por la dura y cruel realidad que presentan. 'Rey' está inspirada en la historia real de un niño que debe sobrevivir entre una manada de perros callejeros . En 'Un ewok en el jardín', Ramos aborda la depresión y el suicidio .

Esta edición tiene un sabor especial, ya que los galardones soplan en esta última semana de enero de 2022 las treinta velas . Una cifra que invita a la reflexión y al balance y quién mejor para hacerlos que la editora Reina Duarte (Bilbao, 1964), al frente de estos premios desde su inauguración.

« Edebé , que pertenece a la congregación salesiana y estaba dedicada solamente a libros de texto, curriculares y la formación profesional, empezó a interesarse por la literatura infantil y juvenil (LIJ) cuando había un escenario muchísimo más pobre (había mucha traducción pero poca cantera) y decidieron entrar con un objetivo: que la la buena LIJ es también otra manera maravillosa de educar. Como no nos conocían, pensaron en organizar un premio para incentivar esa esa nueva generación que estaba empezando a surgir y lo dotaron desde el principio con una cantidad económica muy importante, que se ha mantenido, precisamente para dignificar la labor de los buenos escritores y buscar ese talento», rememora la directora de publicaciones de la editorial.

La primera edición se estrenó nada menos que con un jovencísimo Carlos Ruiz Zafón . «Ganó con 'El príncipe de la niebla', de características góticas, algo que no estaba muy presente en la LIJ de este país -prosigue la editora-. Oye, pero así se empezó y, uno tras otro, pasaron cinco años, llegamos a diez, y a veinte, y casi sin darme cuenta ha sido una trayectoria de treinta años, media vida mía con este proyecto ilusionante y con la alegría de haber premiado muy buenas obras».

Grandes espaldarazos llegaron en 2010, 2013 y 2020, cuando los escritores que se alzaron con el Edebé obtuvieron también el Nacional de Literatura Infantil y Juvenil . Fueron, respectivamente, 'Palabras envenenadas', de Maite Carranza ; 'La isla de Bowen', de César Mallorquí , y 'El efecto Frankenstein', de Elia Barceló. Precisamente, fue con la obra de Carranza con la que Duarte «más cerca me he sentido de la cola del paro. ¿Tú sabes lo que es que una editorial católica tratara los abusos sexuales a menores en aquel momento? Ahí sí temblaba porque eligen los miembros del jurado, pero formo parte del equipo que se lee todos los manuscritos y selecciona los que les pasa y podían achacarme que les había pasado una obra que va a hacer daño. Pero estaba clarísimo que era una buena obra y eso no hace año, si no al contrario».

Una prueba más de la evolución que en estos años ha experimentado la literatura infantil y juvenil de nuestro país, de la que Duarte, miembro del jurado del premio Hans Christian Andersen , el más alto reconocimiento internacional otorgado a un autor de libros para niños y jóvenes, es firme defensora: «Creo que ahora se ha generado una buena cosecha gracias al talento y porque funciona. Hay una industria editorial que permite a los buenos escritores vivir de ello. Eso nos va a beneficiar a todos como sociedad. Además, ha habido un antes y un después de 'Harry Potter' porque se ha descubierto que puede ser rentable . Se consiguen muchas ventas de derechos a otras lenguas y se traspasan unas fronteras que ya querrían muchos escritores de literatura de adultos. Lo digo para romper ese complejo que tiene de literatura menor. En absoluto».