El misterioso jinete descubierto junto al muro de Adriano

El misterioso jinete fue descubierto el pasado 20 de mayo durante las excavaciones que cada año se realizan en el fuerte romano de Vindolanda, cerca del Muro de Adriano , en Northumberland (Inglaterra).

Richie Milor y David Goldwater, dos voluntarios que llevan más de 15 años colaborando anualmente en los trabajos, se toparon con la piedra cuando desenterraban un suelo enlosado en uno de los edificios del siglo IV de la antigua fortaleza. Estaba boca arriba, entre grandes losas, y enseguida repararon en las patas del caballo y en la punta superior del relieve. Según los arqueólogos de Vindolanda Charitable Trust , la pieza, que mide 16 por 31,5 centímetros, habría estado encajada en un hueco de la fortificación.

«La desnudez del hombre indica que probablemente sea un dios, más que un simple jinete», sostiene Marta Alberti, miembro del equipo que supervisa las excavaciones en Vindolanda. La arqueóloga está reuniendo pistas para tratar de identificar al personaje representado en la talla, pero no hay hallazgos comparables en el lugar, ni el relieve contiene ninguna inscripción. «Lleva una lanza en su brazo izquierdo, un atributo común de Marte, el dios de la guerra, sin embargo, cuando miras su cabeza, los dos detalles casi circulares podrían identificarse como alas: un atributo común de Mercurio, dios de los viajes. Los caballos y burros también se asocian a menudo con Mercurio como protector de los viajeros», añade en un comunicado .

Los investigadores creen que los soldados que residían en la parte del fuerte donde fue hallada la piedra podían haber tenido su propia interpretación de Marte o de Mercurio. O de una tercera deidad hasta ahora no identificada que fusionara las cualidades de ambos. Alberti considera que « este interesante relieve puede representar algo que no solo nunca hemos visto antes , sino algo que quizás nunca volvamos a ver».

Vindolanda fue uno de los fuertes romanos que custodiaban la muralla de Adriano, una construcción defensiva de más de cien kilómetros que protegía la frontera noroeste de los invasores. Allí se hallaron unas valiosas tablillas de escritura que, hasta el hallazgo de las Tablillas de Bloomberg en Londres hace una década, fueron consideradas como los manuscritos más antiguos de Gran Bretaña.