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McEwan: «Muchos londinenses están esperando que vengan más bombas»

El autor inglés se adentra en las angustias del presente con una novela que se abre y se cierra el día de las manifestaciones contra la guerra de Irak

EFE Ian McEwan, ayer en Barcelona

DAVID MORÁN

BARCELONA. Un día cualquiera es un buen día para que la realidad cambie de dirección y avance por un camino inesperado. Pero éste no es un día cualquiera: es 15 de febrero de 2003 y, mientras Londres y el resto del mundo se preparan para manifestarse contra la inminente guerra de Irak, el neurocirujano Henry Perowne, tipo práctico y felizmente casado donde los haya, se despierta con la imagen de un avión en llamas sobrevolando muy de cerca la ciudad ¿Atentado terrorista? ¿Accidente? Las noticias le sacan de dudas -un aterrizaje de emergencia; sólo eso-, pero la imagen perturba la normalidad de un día que no será como su protagonista esperaba.

Así es como arranca «Sábado» (Anagrama; Empúries en cataláns), novela con la que el británico Ian McEwan (Aldershot, 1948) viene a pergeñar un «diario de lo que significa la vida en una gran ciudad a principios del siglo XXI», tal y como apuntó ayer durante la presentación del libro. «Cuando acabé «Expiación» tuve la ambición de que mi próxima novela estuviese ubicada en el presente. Hasta entonces, no me había dado cuenta de lo terriblemente interesante que podía ser el presente», señaló.

Con toda la trama comprimida en un solo día, McEwan se sirve de la aparente rutina de Henry Perowne para condensar «placeres y ansiedades» y examinar los paralelismos que se dan entre «los grandes acontecimientos y la vida privada». De ahí que la elección de una fecha tan significativa como el día de las manifestaciones contra la guerra de Irak no sea ninguna casualidad. «Encontré que podía concentrar todas las ansiedades, esperanzas y odios de la vida en aquel momento», aseguró el autor, que, como Perowne, se muestra escéptico con el futuro que está por llegar. «Siento decir que las angustias que se reflejan en «Sábado» están aún con nosotros -aseguró-. Muchos londinenses están esperando que vengan más bombas».

Ejemplo brillante de esa ficción post 11-S que ahora comienza a dar sus frutos, «Sábado» recoge, según McEwan, «el aroma de un tiempo determinado». «El papel de la literatura es más reflejar lo que pasa que decirle a la gente lo que tiene qué hacer». razonó el autor, convertido ahora en «un yonqui de las noticias». Crítico con la sinrazón del fundamentalismo -«la religión debería tener lugar únicamente en el mundo de las ideas», aseguró-, el autor de «Ámsterdam» reconoció que, igual que muchos de sus contemporáneos, no se siente libre para decir lo que piensa del fundamentalismo islámico.

En este sentido, el autor, que en su momento se mostró crítico con la retirada de las tropas españolas de Irak, aseguró ayer que lo que más le sorprendió no fue la decisión, sino el momento en que se tomó. «Me asustaba que Al-Qaeda creyera que podía alterar la política exterior de los países y, aunque estaba claro que era una decisión que el Gobierno ya había tomado antes, me sorprendió que se anunciase en un momento tan delicado. Se podía haber esperado un mes más y no hubiese pasado nada», zanjó.

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